“Lo que realmente hace falta nunca está: alimentos, artículos de aseo personal y utensilios domésticos; para no hacer larga la lista, solo aparecen cuando se acerca el día de las madres o el fin de año”, me dice Elena, una anciana de 70 años cerca de la céntrica esquina de Coopelia.
Para Magaly, cajera-vendedora de la Boutique Adidas del Hotel Habana Libre, la entidad está pasando por uno de sus peores momentos en cuanto a venta de productos se refiere. “Nuestra tienda tiene una buena oferta de calzado y medias, pero hemos perdido mucha clientela debido a los mecanismos establecidos para que la mercancía llegue al mercado. Este año casi no se han recibido productos”.
Detrás del telón
Empatando cabos, encontramos a Yenisey Hierrezuelo, Directora Comercial de una de las Sucursales de la Cadena Empresarial Caracol, a la cual pertenecen las tiendas del Hotel Habana Libre. Ella aclaró: “Lo único que nosotros hacemos son los planes según las demandas existentes en las tiendas y los históricos de venta de un producto determinado. Los enviamos hacia la Casa Matriz de la empresa, encargada de confeccionar el expediente de compra de mercancías, que posteriormente deberá pasar por el largo mecanismo de aprobación. Es inevitable que las aprobaciones, una tras otra, traben las compras.”
Por su parte, los proveedores son los encargados de hacerles llegar a las empresas los productos que saldrán al mercado. Ellos confiesan su posición neutra respecto al problema y consideran que el excesivo requerimiento de aprobaciones les da una garantía de pago.
“Es un sistema que Cuba aplica porque le da seguridad para el pago autorizado. Tiempo antes no había que pedirle auspicio al banco y caían en baches al no pagar a tiempo. Con esta variante el gobierno ha ayudado a facilitar la liquidación y le da garantía de pago directamente al proveedor”, expresó Nabil Ahmad, Presidente de la firma siria Alina International.
Indiscutiblemente la centralización para las autorizaciones de compra de mercancías a extranjeros ha reportado beneficios en la purificación de las finanzas de las empresas y el país en general, ofreciendo seguridad y garantía a las firmas extranjeras que comercializan con la nación antillana para el cobro –en el tiempo acordado– de los artículos vendidos.
Sin embargo, para las empresas importadoras aún el camino no ha sido totalmente despejado. Subsiste la burocracia extendida para un proceso de comercialización que se debe caracterizar por la rapidez y estar motivado por el movimiento que inspira la propia vida.
Un mecanismo lleno de trabas
Para que los artículos lleguen a su destino, deben atravesar una larga vía llena de obstáculos que es la principal causante del desabastecimiento que ataca a los centros comerciales en la actualidad.
La solicitud y consolidación de la demanda de los productos por cada empresa resultan el primer altercado. Se analizan y elaboran los atributos del producto que se intenta comprar y se solicita oferta. Pero el tiempo de respuesta promedio por los suministradores oscila entre 10 y 15 días para preparar y presentar su oferta. Se procede a validarlas en función de descartar aquellas que no cumplen con las características de la solicitud y se prepara un expediente de compras.
El expediente es presentado en un comité de aprobación interno de la empresa y, de aprobarse, se somete a otra evaluación, esta vez por del comité de compras al máximo nivel del grupo empresarial. Esta operación continúa su proceso hasta el comité de contratación del organismo al que pertenezca la empresa.
“Al superar todos estos niveles, se solicita el número de aprobación bancaria que autoriza el pago correspondiente al volumen de contratación presentado. Posteriormente se procede a la firma del contrato y a emitir la orden de embarque. La travesía es otro aspecto que determina los tiempos en que arriban los productos a las tiendas”, reveló Carlos Manuel Chávez, director de Compras de la Cadena Empresarial Habaguanex.
Los precios
Después de que los productos pasan por el prolongado proceso descrito y llegan finalmente a su destino, aparece otro problema: el precio. “Hay dependientes que hacen cambalaches para alterar los precios y después se justifican con cualquier cosa. No puede ser que un producto tenga un precio aquí y otro diferente en la esquina”, comentó Mayelyn, saliendo del Centro Comercial Galerías de Paseo.
Son muchas las preguntas y contradicciones en cuanto a este tema. Cierto es que en ocasiones la población no tiene conocimiento del tratamiento que se le atribuye a las mercancías dentro de cada cadena empresarial; pero eso no implica que la omisión, modificación o alteración de los precios deje de ser una práctica frecuente en los establecimientos.
Después de recibir los productos, cada empresa le aplica un margen comercial, lo que produce la ganancia. Esto provoca la diferencia de valor entre unidades de un mismo producto. Pero, ¿puede existir diversidad de precio en una misma mercancía dentro de la propia cadena?
Explica Ernesto Bouza, Jefe de Brigada de la tienda La Época, que los proveedores otorgan notas de créditos a las mercancías que presentan problemas de calidad y esto condiciona que iguales productos tengan precios que varíen en tiendas diferentes, aun dentro de una misma cadena.
“En los casos en que un bien de consumo pierde atributos por falta de calidad, se acuerda el tratamiento a esta mercancía en el proceso de negociación con el proveedor, si es factible su venta al consumidor final a un precio inferior al establecido. En estos casos el proveedor concede una nota de crédito por el valor considerado de la afectación, lo que permite a la empresa rebajar su precio y mantenerlo a la venta, si bien con menos valor. Consecuentemente en tiendas diferentes se puede encontrar productos en precios desiguales”, aseveró.
Por otra parte, existen artículos que pueden tener menor aceptación en determinados segmentos del mercado. Esto puede conducir a que se comercialicen en plazos más prolongados y tengan un lento movimiento, de modo que se someten a etapas de rebajas centralizadas que fijan un precio único para todas las tiendas que pertenezcan a una misma cadena, aunque sí puede ser diferente entre cadenas.
Además, a los mecanismos de precios oficiales de cada empresa, se suma la ilegal alteración del valor que realizan en muchas ocasiones sus empleados, la cual constituye una violación a los derechos del consumidor. Estas son las llamadas “multas”. Acerca de este tema ningún trabajador del sector accedió a hacer comentario alguno.
La única manera de contrarrestar ese delito es la supervisión constante de las regulaciones vigentes, que desarrollan inspectores del Ministerio de Finanzas y Precios y de la propia empresa a la que pertenece cada centro comercial.
“Siempre digo que la multa sale cuando el cliente la reclama porque los tenderos se apoyan de los métodos existentes que posibilitan el desnivel de valor de un mismo producto. Ellos utilizan los llamados códigos flotantes (productos que en la caja tienen precio 0), colocan precios engañosos y llevan a la tienda productos de su propia pertenencia para apropiarse del dinero”, subrayó Manuel Millet, supervisor-inspector del Ministerio de Finanzas y Precios.
“Es un complot”, opina Millet, al referirse al modo en que opera este aparato. “Es increíble, se ayudan unos a otros, se avisan entre las tiendas que hay inspectores y cuando llegamos todo está en orden”.
Emilio Calvo, Director de la Cadena Empresarial Caracol, está consciente de la situación existente en sus establecimientos. “La disparidad en cuanto al poder adquisitivo de quien posee y maneja divisas y quien no, lleva a muchas personas a obtenerla a toda costa. La pérdida de valores éticos y morales de una parte de la población que justifica esas conductas bajo: ¡Sálvese quien pueda! o cada cual que resuelva su problema a como dé lugar, y el falso concepto de “luchar”, solapa la verdadera intención de quien roba y estafa al Estado y al pueblo trabajador. Creo que son las razones que conllevan a que este lastre y vicio se mantenga en nuestra sociedad.”
Ese siempre a sido el gran problema de la economia cubana es tanto el control y el desorden sigue igual.Todas esas actividades deberian ser privadas y ya veras k los suministros estarian a la orden del dia y las ofertas lloverian y no esperar a k se venza el producto para rebajarlos, y tener abastecimientos para todos los bolsillos. Cuando LLegaraaaaaa