El 78 % de las carreteras rurales de Santiago de Cuba se encuentra entre los estados de regular y mal, de acuerdo con fuentes oficiales.
El dato, en extremo revelador de la magnitud del problema, lo ofreció al diario Granma el ingeniero Antonio Guerra Losano, director del Centro Provincial de Vialidad.
La situación es particularmente compleja en las zonas montañosas correspondientes al llamado Plan Turquino, la cual alberga poco más de 3 mil viales, casi la mitad de los existentes en toda la provincia. De ellos, solamente 531 están en buen estado.
Esto, reconoce la publicación oficial, implica “numerosas dificultades” para la transportación de pasajeros, mercancías y enfermos en una zona en la que viven unas 218 mil personas, aunque —apunta el medio— algunas de sus comunidades padecen un “decrecimiento poblacional significativo” y otras están ya “al borde de desaparecer”.
Ante ese escenario, según el reporte periodístico, las autoridades santiagueras llevan adelante una estrategia para la rehabilitación de “cientos de kilómetros, no pocos con asfalto”, de la que sirven de ejemplo labores acometidas en la carretera de la Gran Piedra.
“Estamos rehabilitando el de la Gran Piedra, con 14,5 kilómetros de largo, al que se le está aplicando asfalto; lo mismo en los 39 kilómetros de la carretera hacia Baconao y las de acceso a Segundo y Tercer Frentes”, explicó Guerra Losano.
Trabajos y dificultades
El directivo también reseñó otras labores que se ejecutan en municipios como Contramaestre, Palma Soriano, San Luis y Songo-La Maya, así como en “varios tramos” de la Carretera Central —entre ellos en la zona de El Cobre— y en la carretera Santiago-Granma, que recorre una gran parte de la costa sur oriental y desde la cual se asciende a comunidades montañosas de la zona.
Sin embargo, avanzar en estas labores es complicado debido a las carencias de recursos y también de mano de obra para ejecutar los trabajos.
Gilberto Romero Saunder, coordinador de programas y objetivos del Gobierno Provincial del Poder Popular reconoció “la compleja situación” que presentan las carreteras rurales y las “dificultades con los recursos materiales y financieros”, pero consideró que, aún así, “resulta imprescindible continuar avanzando”.
Otra historia es la que se cuenta directamente en el terreno.
En el sureño municipio de Guamá, por ejemplo, de las 492 plazas estatales para el mantenimiento vial solo están cubiertas 304, de acuerdo con Granma.
“Es una tropa que ha disminuido en los últimos años”, admite Glenis Rivera Veranes, jefa de una de las brigadas de los llamados “camineros”, quien ofrece parte de la respuesta: “Es un trabajo difícil, escasean las limas, azadones, picos y palas; la gente nos ayuda, pero el trabajo es de sol a sol, más cuando la lluvia de las tardes nos desbarata todo lo realizado”.
A ello se suma un salario de apenas 2500 pesos cubanos y el bajo presupuesto existente.
Por esta combinación de motivos en municipios como San Luis “prácticamente no tienen camineros”, confirmó al medio Patricia Estrada Rey, directora de Ingeniería de la empresa encargada de sostener 592,20 kilómetros de vías rurales.
La excepción, según el reporte, es el municipio Tercer Frente, “donde 106 operarios mantienen la vitalidad de 90,90 kilómetros de caminos que discurren entre los picos de la Sierra Maestra”.
Pero, en muchos lugares “se hace lo que se puede”, apuntó Yurdis Batista Espinosa, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Guamá. Ello, aun cuando —como reconoce la publicación—, el trabajo de los camineros es fundamental para las comunidades serranas, lo mismo para el movimiento de recursos que de personas, entre ellos los enfermos.