Cuba: Nuevas medidas económicas (II)

Serie de entrevistas a economistas sobre el nuevo paquete anunciado el 21 de julio por el gobierno cubano: Tamarys Lien Bahamonde.

La Habana. enero 2022. Foto: Kaloian Santos.

El pasado 21 de julio se dio a conocer un nuevo paquete de acciones aprobado por el Gobierno de Cuba dirigido a intentar conducir la crisis económica cubana hacia la recuperación. Anunciado por el Ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, el paquete consta de 75 medidas encaminadas fundamentalmente a la captación de divisas, la protección de las personas más vulnerables y la flexibilización de los sectores productivos.

Ofreceremos a las lectoras y lectores de OnCuba la opinión de economistas que han accedido a contestar algunas preguntas en relación con el tema, en esta segunda parte publicamos las respuestas de Tamarys Lien Bahamonde, Candidata a Doctora en Políticas Públicas y Urbanismo por la Universidad de Delaware. Master en Desarrollo Local por la Universidad de Camagüey y Licenciada en Economía por la Universidad de la Habana.

Cuba: Nuevas medidas económicas (I)

De las anunciadas esta semana una de las medidas que incide directamente en la población es la apertura de un mercado de divisas. ¿Qué impacto podría tener sobre la tasa de cambio informal?

Es una buena idea reabrir la oportunidad de compra-venta de divisas en un contexto de legalidad. El tipo de cambio informal es un reflejo la disponibilidad de divisas en Cuba. Como todo mercado de oferta y demanda, si la oferta crece, el precio debe tender a la baja. No obstante, aún conocemos muy poco sobre estas 75 medidas anunciadas. El comportamiento del mercado también es influenciado por las expectativas de los individuos participando en él. Eso quiere decir que en las próximas semanas podríamos ver una disminución del precio de las divisas en el mercado informal como resultado de este anuncio. En cualquier caso, los cambios en el corto plazo del tipo de cambio informal no reflejan las dinámicas ni los problemas estructurales de la economía.

En referencia a la deuda ¿Es posible crecer y dinamizar la economía sin solucionar este problema?

Hay que empezar por explicar que la deuda es un problema internacional, pero que ataca con especial fuerza a los países como Cuba con limitado acceso a fuentes de financiamiento externo. Ocurre cuando hay que pedir dinero prestado para cubrir las demandas de la economía doméstica. Generalmente, incrementa el déficit fiscal y tiene, cuando es muy alta, un impacto negativo en la capacidad de recuperación de la economía porque se deben desviar muchos recursos al pago de los intereses y del monto de la deuda. Ahora, cuando no se puede pagar la deuda o hay atrasos en los pagos, se reducen las probabilidades de acceder a créditos extranjeros necesarios para cubrir el déficit de cuenta corriente, es decir, los gastos del país que no pueden cubrirse con los ingresos. Entonces, la deuda es un arma de doble filo. Por una parte, es un mal necesario, y por otra puede convertirse en un bucle infinito del que no se sale: a la vez que se piden créditos para cubrir déficit, se incrementa el déficit cubriendo pagos de la deuda.

En condiciones de crisis crónica como la cubana, es difícil dinamizar la economía con una deuda alta. Se impone recurrir a otras fuentes de financiamiento como las inversiones extranjeras. Pero para atraer inversionistas extranjeros se necesita una economía dinámica en la que se ofrezca seguridad a esos inversores. Además, Cuba no se encuentra en un vacío, sino que está integrada a un escenario económico y financiero mundial que se encuentra en crisis. En este contexto, cualquier inversión nueva es un riesgo, dadas las condiciones de incertidumbre que existen en los mercados. Lo que quiero decir es que no es un momento bueno para ninguna economía en el mundo, y eso sin dudas tiene un impacto en la economía cubana. De la misma forma, es de esperarse que los accesos a créditos están limitados por la recesión global que los economistas ya están anunciando. Los acreedores pueden mostrar una voluntad limitada para negociar los pagos de la deuda, y eso podría impactar aún más la economía cubana. Es un momento de mirar hacia adentro con más atención, y descentralizar las formas de financiamiento de forma efectiva. Ese modelo podría ser más exitoso.

Las medidas anunciadas significan otorgarle un papel mayor al sector no estatal ¿Qué más podría hacer el gobierno en este sentido, en dónde aún se quedó corto?

El debate teórico sobre las reformas siempre tiene un componente sobre el alcance del mercado en la economía planificada. Siendo estrictos, la intención de una economía socialista no es la propiedad estatal sino la propiedad social. Abrir oportunidades a formas no estatales de propiedad -que no tienen que ser exclusivamente privadas- debe ser una prioridad para Cuba, así como fomentar su desarrollo e integración a las economías locales y nacional. Siempre insisto en que no se trata de anunciar líneas estratégicas sino de crear las condiciones legales y materiales para que se pueda avanzar en el sentido que se desea. La propiedad no estatal en Cuba opera en un contexto de resistencia que se percibe en lo fundamental en tareas pequeñas, como el uso de herramientas bancarias o la flexibilidad en el pago de impuestos. Lo que los cubanos llamamos “gestiones”, y que parece tan insignificante, carga con un peso terrible sobre los actores económicos cubanos, sobre todo aquellos de recursos limitados y en lugares más intrincados. Hay una marcada diferenciación territorial y la política económica cubana, aunque aparentemente esté orientada a disminuir esas brechas, no se traza políticas de equidad concretas para eso. El tratamiento igualitario dado a los actores económicos por territorios en materia de impuestos, por ejemplo, es un problema. Hay que comenzar a incorporar la descentralización en aspectos más allá de tener Proyectos de Desarrollo Locales o permitir a los gobiernos locales que establezcan prioridades de inversión. La descentralización es devolución de poder, y la devolución de poder implica también libertad para definir no solo áreas priorizadas sino para establecer con autonomía oportunidades y facilidades en esas áreas para actores no estatales.

Los que deseen emprender en Cuba requieren capital, y aunque hay una política de créditos, muchos inversionistas o personas interesadas necesitan asesoría. Además de las diferencias regionales en Cuba, hay profundas diferencias sociales, de género, y de color de piel, que requieren tratamientos diferenciados, incluyendo oportunidades de crédito y fiscales diferenciadas para personas pobres, por ejemplo, que deseen unirse a una cooperativa o tengan una idea para un emprendimiento pequeño. En la misma línea, los sindicatos tienen que separarse del estado, y jugar su papel como protectores de los derechos de los trabajadores.

La inversión extranjera vuelve a aparecer dentro de los instrumentos para dinamizar la economía ¿Cuáles podrían ser las acciones concretas al respecto para el sector estatal y el no estatal?

Es interesante que se hable de una legislación para regular la inversión extranjera en el sector no estatal de la economía. Eso es un paso importante que puede tener impactos positivos en la recuperación de algunas pequeñas industrias locales. Siempre insisto en que la forma importa. El cómo se quiere implementar esa política definirá su éxito y su contribución a la economía nacional (o regionales). Por ejemplo, no sabemos si se incluyen todos los actores no estatales en esa política o solo algunos, como las cooperativas. Desconocemos si se pondrá límite a los montos a establecer para las inversiones a recibir, o si se limitará la participación de algunos inversionistas extranjeros por alguna razón. Por ejemplo, ¿se admitirán inversiones de cubano-americanos en pequeñas empresas privadas en Cuba?

Yo insistiría en la necesidad de crear regulaciones flexibles que permitan abrir canales de cooperación económica con inversores extranjeros interesados, sobre todo, en impulsar industrias manufactureras que contribuyan a incrementar la oferta de bienes y servicios para los cubanos. Sería esencial explorar las posibilidades de estas cooperaciones en el sector agropecuario, tan atrasado y afectado por la crisis. Recordemos que Murillo admitió que de las empresas estatales que cerraron con pérdidas en el 2021, el 82% pertenecían a ese sector. Obviamente, hay que analizar los impactos no deseados de muchos de esos escenarios. Impulsar una agricultura más eficiente, ¿afectará los costos de producción y la encarecerá aún más? ¿el aumento de la oferta impactará de forma efectiva los precios? Desafortunadamente, no tenemos respuestas inmediatas y certeras a muchas de las preguntas que puedan surgir, pero hay que pensar y ejecutar acciones concretas para garantizar el futuro de los cubanos en la isla.

¿Cree que las modificaciones a la importación de paquetes tendrán un impacto relevante en la oferta de bienes?

Cuba es una economía afectada por la escasez. Transformar ese escenario requiere políticas de transformación estructural, que contribuyan al incremento sustancial de la oferta de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de las personas en el país. Una política como esta, aunque positiva, es limitada en su alcance y su impacto es probable que se concentre en un segmento de los cubanos, lo cual excluiría a una parte importante de los cubanos de sus beneficios. Recordemos que es importación sin fines comerciales. Sabemos también que muchos de esos productos terminarán comercializados en el mercado informal. Aún así, no es suficiente. Una política de ampliación de actores participantes en el comercio exterior de Cuba y en el sistema de ventas minoristas sería mucho más efectivo en la solución de corto plazo de la escasez crónica en Cuba. Siempre alguien argumentará que corremos el riesgo de convertirnos en un país extremadamente importador de bienes de consumo y afectaría la industria nacional. Y es verdad, pero, ¿acaso no tenemos la industria nacional afectada ya? ¿Acaso no somos ya importadores de bienes de consumo? La recuperación de las industrias lleva mucho tiempo y recursos con los que Cuba no cuenta en estos momentos. Yo tomaría el riesgo de resolver la situación grave de la oferta por los medios disponibles y aliviar las condiciones de vida de los cubanos.

¿Considera que es un paquete de medidas pertinente? ¿Cuáles serían sus recomendaciones?

Muchas medidas anunciadas son imprescindibles, como el establecimiento de un mercado cambiario y la legislación para la inversión extranjera en el sector no estatal. Sin embargo, conocemos, reitero, muy poco sobre las políticas y cómo serán diseñadas y luego implementadas. La clave del éxito se encuentra precisamente ahí.

Las políticas deberían también considerar explícitamente no solo las cuestiones de solución de la crisis y el crecimiento económico, sino también de protección social, ambiental, y de incremento de la equidad. Problemas de largo plazo como la emigración de profesionales, el empobrecimiento, desigualdades regionales, raciales y de género aparecen poco entre las prioridades de política económica en Cuba y deberían ser prioridad.

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