Mi amigo Goyo me miró con el tabloide en la mano y su sonrisa perenne ¿Qué dirá tu abuelo, me dijo? Prefiero cualquiera de las cosas que el me diría, a las preguntas que mis nietos me pudieran hacer, de no hacer hoy lo que debo, le respondí. Recordé entonces, nuevamente, un artículo de nuestro Apóstol titulado “Maestros Ambulantes”, donde afirmara:
“Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas. La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la práctica constante de la generosidad.”
Dos documentos de extrema importancia para el presente y para el futuro de Cuba han salido publicados hace pocos días. Ambos han levantado todo tipo de sentimientos y percepciones; desde aquellas que afirman que “no cambian nada”, hasta el extremo opuesto, donde abundan los que entienden que ambos documentos lo “cambian todo”. Me alegra que todos tengamos la oportunidad de expresar nuestros pareceres y que al final el consenso se alcance sobre la base de discutir y argumentar las discrepancias.
Varios son los temas que han levantado esas opiniones, desde el reconocimiento de diversas formas de propiedad como parte consustancial del modelo de desarrollo socialista futuro, hasta la afirmación (muy cuestionada por nuestra propia realidad) de que la planificación centralizada en garantía de eficiencia.
Lo que resulta muy probable es que el debate que ya ha comenzado y debe ampliarse en los próximos días con su discusión por todos los sectores de la sociedad, nos dará más luz sobre cada uno de ellos.
El camino escogido, el de debatir de forma masiva dos documentos que serán centrales en la vida futura de nuestro país, es el mejor de todos los puntos de partida. Primero porque es un derecho de TODOS LOS CUBANOS, segundo, porque ese debate generará consensos en temas esenciales sobre los cuales existen hoy en Cuba una diversidad de opiniones muy amplia. Tercero, porque estoy seguro que descubrirá nuevas formas de enfocar un mismo problema y de abordarlo en ese futuro país que queremos. Cuarto, porque esa discusión popular seguro dibujará los “límites mínimos del máximo de transformaciones” que en nuestras condiciones es posible hacer.
De los seis rasgos que definen la visión de nación que afirman los documentos deseamos tener (“soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible”) ninguno es estrictamente económico. La economía resulta uno de los medios para alcanzar esa visión, uno muy importante, pero no el único.
Dos de esos rasgos, la independencia y la soberanía, desde mi perspectiva no tienen discusión en su significado mismo. Los otros cuatro admiten interpretaciones diversas y espero que la discusión popular contribuya de forma decisiva a alcanzar un consenso sobre su significado en la Cuba de hoy y del futuro.
Democracias han existido muchas y de muy variadas formas, socialismos lo mismo, y en cuanto a la prosperidad y la sostenibilidad aún existen varios modelos de cómo entenderlas. Nadie, ni el mejor de los académicos ni el más brillante y lúcido de los políticos tiene la última palabra. Así pues, bienvenida la discusión democrática de estos rasgos.
Pero soy economista, así que me concentraré en algunos de los muy diversos temas que nos ocuparán en el futuro inmediato.
Comienzo por “la Planificación Centralizada como garantía de eficiencia”, algo de lo cual hemos estado lejos en todos estos años, casi desde que la asumimos a mediados de los años sesenta y no por influencia soviética únicamente, sino también, por el ejemplo de la Comisión Económica para América Latina.
Soy de los que piensa que nuestra condición de país subdesarrollado nos obliga a tener una clara proyección del futuro y un manejo adecuado de los escasos recursos que tenemos, pero, por esa misma razón, pienso que debe cambiar definitivamente el concepto y la forma en que se ha entendido la planificación hasta estos momentos. Hoy parece más un obstáculo al crecimiento y la eficiencia que un apoyo a esos propósitos.
De otra parte, la aceptación de diversas formas de propiedad como elemento sustancial en el desarrollo del país implica un cambio radical en el papel de los diferentes agentes económicos. Planificar cuando el 90 o 95 por ciento de toda la economía era estatal, no es igual a hacerlo en una economía distribuida entre diferentes formas de propiedad. Por eso requiere de conceptos y métodos diferentes.
Y sí, haber incluido la propiedad privada y la mixta como parte sustancial, y no como un “adendum” de nuestra futura economía parece obligar a cambiar el concepto, el contenido y las formas que debe asumir la planificación. Veremos cómo este será un punto de abundantes discusiones y discrepancias en las discusiones que recién comenzadas.
La inclusión de la propiedad privada es quizás uno de los elementos más significativos. Sin dudas nos ha pasado en Cuba con la propiedad privada nacional algo parecido a lo que le ocurre a algunos suegros con los matrimonios jóvenes: existen pero son ignorados durante algún tiempo; luego son “reconocidos” pero no aceptados; más tarde, tolerados pero no queridos; después queridos pero no incorporados, hasta llegar a esa etapa en que son aceptados e incorporados como parte indisoluble de una realidad de la que no podemos desprendernos. El proceso siempre es largo y necesita madurez y tolerancia de todas las partes.
Desde 1968 la propiedad privada (y también las relaciones monetario-mercantiles y el mercado) fueron conceptualizados como enemigos del proyecto de sociedad, por razones diversas que ocuparían muchas páginas intentar explicar. Luego fueron teóricamente aceptadas, pero débilmente incorporadas al funcionamiento del sistema. Paradójicamente, la propiedad privada extranjera ganó más espacio en la transformación que se inició en los años 90, también por una combinación de situaciones económicas y consideraciones políticas.
Que en el documento que definirá el modelo de sociedad que queremos la propiedad privada aparezca incorporada, junto a la propiedad socialista y la propiedad mixta, significa, de una parte, reconocer la objetividad de un fenómeno innegable y por la tanto la necesidad de asumirlo. Y por la otra, permitirá también poder regularlo de manera tal que contribuya al bien común. No es imposible hacerlo, hay experiencias que lo demuestran, aunque también hay otras experiencias que prueban lo contrario.
Los economistas, especialmente los economistas políticos en Cuba, durante muchos años hemos debatido acerca de la necesidad de ese reconocimiento de las distintas formas de propiedad. Todavía hoy no tenemos un acuerdo unánime. Pero la realidad no espera por nosotros, de hecho tampoco esperó por nosotros hace 30 o 40 años atrás, mientras nos desgastábamos en un debate que parecía sin final y una parte de nosotros pretendíamos demostrar que los atisbos de mercado y propiedad privada que de pronto emergían eran productos de malas prácticas. La realidad nos superó. ¡Qué importante será que eso no nos vuelva a pasar!.
Que todos esos agentes que actúan como representantes de esas diferentes formas de propiedad puedan tener condiciones transparentes para su actuación será también un gran reto. Se requiere para ello, primero que todo, de un marco legal adecuado, que permita una regulación efectiva y también saber quiénes son eficientes y quiénes no.
Aunque parezca paradójico, el sector estatal es la parte de la economía que actualmente resulta más perjudicado por reglas del juego diferentes para cada actor económico. Sufre más el diferencial cambiario, tiene menos posibilidad de generar incentivos positivos para sus trabajadores, cuenta con menos flexibilidad a la hora de proyectar y llevar a buen término cualquier nuevo negocio, y tiene prácticamente prohibido tomar riesgos (¿Acaso todo nuevo negocio no es un riesgo? ¿Acaso alguien puede garantizar 100 por ciento el éxito de un nuevo negocio?)
Súmele a eso que el sector estatal de la economía es el grupo de entidades que más restricciones tiene para negociar con un inversionista extranjero y con el sector privado y cooperativo nacional (a pesar de tantos ejemplos exitosos de cooperación entre estos sectores) y es además el que menos puede incentivar la innovación. ¿Cuál ha sido el costo de oportunidad que suman todas estas imposibilidades? Es decir, ¿cuánto nos ha costado perder esas oportunidades?
El sector cooperativo tampoco escapa a la paradoja. Mientras se reconoce teóricamente su “autonomía” las reglas del juego que se han establecido en nuestra historia más reciente lo han puesto a merced de disposiciones de ministerios o empresas estatales, que muchas veces constriñen su capacidad productiva, posibilidades de innovación o generación de incentivos positivos.
Un par de ejemplos para ilustrar este punto: las cooperativas no tienen facultades de importación y de exportación por sí mismas, dependen de otras instituciones; y tampoco pueden “nacer” si antes “alguien” no autoriza el parto. A eso súmele que los intentos de crear cooperativas de servicios profesionales no han fructificado acorde el potencial de nuestro país. También son invaluables los costos de oportunidad que ha generado esta circunstancia, y que nos pasan factura.
El llamado sector privado (“cuentapropista” todavía hoy) si bien ha sido muy beneficiado por este proceso de actualización, ha padecido de limitaciones significativas, en especial por no disfrutar de personalidad jurídica, por no poder acceder a insumos de una forma estable a costos adecuados, por no poder expandir sus negocios y hacerlos crecer en calidad, so pena muchas veces de levantar suspicacias (a veces fundadas y otras infundadas) mientras todo un gran segmento de profesionales no puede acceder a ejercer sus profesiones dentro de este sector, y debe conformarse con ejercer empleos donde sus habilidades son subutilizadas. ¿Alguien tiene idea de los costos de oportunidad que ha tenido esta situación también?
Emprendemos una senda nueva, cuesta arriba, más difícil que la anterior, sin dudas también más compleja. Invito a que no nos detengamos, a que sumemos en lugar de restar. La prosperidad consiste sobre todo en ser mejores personas, pero como afirmara nuestro Apóstol:
“Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno”.
Pero la economía centralizada, planificada de manera no democrática, diseñada en un laboratorio anacrónico, burdo, pensada sobre todo para beneficiar y preservar los intereses hegemónicos de la casta de gobernantes y funcionarios que se encuentran de espaldas a la realidad social, es el claro ejemplo del modelo económico cubano, inoperante, no tanto desde 1959, o un poco después, como si desde 1968 y hasta la actualidad, que fracasó en buena medida al estar basado, más que en la capacidad de anticipación y adaptación, y la lucha por la consecución de la equidad y la justicia social, en el voluntarismo político individualista de los iluminados partidistas, tan nocivo su accionar para el desarrollo de la eficiencia y productividad, como lo demuestra la historia sin mucho esfuerzo. Cada paquete de medidas económicas ha estado condicionado por las circunstancias adversas, derivadas del no cumplimiento de los “infalibles” planes quinquenales, que en teoría, desde la perspectiva de la economía política contemporánea, responden a los ciclos electorales propios de los sistemas políticos donde rige la democracia representativa a la usanza occidental. Desde el punto de vista nominal sorprende la inclusión en los documentos del concepto de propiedad privada, la misma que fue erradicada por decreto hace casi cincuenta años, un acto irracional, de una injusticia social colosal, pues una cosa es expropiar grandes latifundios o nacionalizar industrias estratégicas en el desarrollo de una nación y otra muy diferente despojar sin razón al pequeño y mediano empresario, o propietario, de un negocio. ¿Alguien, ahora, se acuerda, recompensará, a los emprendedores cubanos, capitalistas, que fueron despojados de sus derechos y propiedades? ¿Cómo confiar en una maquinaria burocrática, corrupta, que no piensa con sentido de estado y nación sino de partido político en peligro de extinción? La propiedad estatal, social, pública, tal y como la conocemos en Cuba, es una falacia. No existe. No soy partidario del neoliberalismo trasnacional pero la economía debe ser una praxis flexible, no regida como si fuera un experimento donde las cobayas del ensayo son los millones de sets humanos de un pueblo que ansía prosperar por esfuerzo propio, sin recibir migajas ni prebendas a manera de falso estímulos morales y si materiales. Además, un plan concebido no con luz larga, sino a largo plazo, entendido para ver si rindió fruto en una fecha tan tardía como 2030, habla a las claras de la negativa a una apertura real en el plano del empoderamiento de la sociedad civil como parte del fenómeno. Además, toda medida económica va necesariamente acompañada de un correlato político, algo que no se vislumbra como parte de las medidas. En resumen. Nos están vendiendo humo. Están haciendo una finta para distraer nuestra atención y seguir ordeñando la vaca a discreción. Pero Cuba, al diferencia de Ubre Blanca, no romperá ningún récord de productividad lechera. Acabará rota, en todo caso, la nación, que caerá muy rápido, de ser un supuesto país socialista en vías de desarrollo, un estatus que apenas alcanzamos en algún momento hace 35 años, a una república bananera, sometida al capital internacional.
Para empezar hay que hacerlo por la democracia. Como ha sucedido hasta ahora, el pueblo discute, opina y sugiere sobre muchos documentos que se les presentan para su “analisis” pero al final se hace lo que ya esta pensado por los “mas inteligentes”. A veces se hacen cambios de maquillaje, pero es solo para decir que el projecto se discutio “democraticamente”. Segundo, dejar al gobierno que se dedique a asuntos fundamentales y entre estos garantizar que el desarrollo del pais vaya por la ruta adecuada (pero dejando de poner limitaciones y trabas a la iniciativa privada), la educacion, la salud publica y la proteccion de los mas desamparados, el cumplimiento de la ley y las garantias ciudadanas.
Debatir luego de que han sido aprobados? Para qué? O es otra válvula de escape?
Muchas gracias Triana nuevamente por su excelente comentario, tan sincero y esclarecedor como siempre. Soy de las optimistas pero siempre busco argumentos realistas como el suyo para acercarme los pronósticos más probables. Le felicito y agradezco por su dedicación y honestidad.
Leyva Caballero, lo ha dicho todo!
Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Rolando Leyva Caballero!
Uuuuff!!! No se que ha sido mejor, pero me voy por lo dicho por Leyva Caballero, francamente demoledor, pero no demeritar a Triana que ha sabido (sabiamente, valga la redundancia) traer estos temas de forma clara e inteligente …y de paso nos deja poner el resto del análisis a nosotros. Vale
Mejor el comentario que el propio articulo, con todo respto para quien es una autoridad en temas economicos. No se podra simplement hablar de economia sin tocar el fondo del asunto, que es en mi modesta opinion el lastre que ha significado el modelo social escogido hace casi 60 anos. Menos democracia, menos particicpacion y prosperidad aun por demostrar. Todo ha sido dicho por el colega Leyva.
Centralismo democratico, los de arriba siguen viuviendo como la vieja Carmelina y lod e abajo como siempre…la ley del embudo, mas de lo mismo.
No hacen nada que vaya conforme a los tiempos y conforme a como se mueve el mundo hoy dia….
el truco aqui es no cambiar nada y no hacer nada diferente y sin duda obtendremos resultados opuestos a los alcanzados. ¿Quien es ese tal Einstein y que sabra de la vida ???
Rolando Leyva, muy bien… excelente comentario, no hay nada mas que decir.
Precisamente por ser Cuba un pais subdesarrollado es que tiene que haber propiedad privada,liberar el mercado y que las personas puedan importar lo que el estado no puede por falta de recursos,hace un mes camine todo Marianao,Vedado y Miramar buscando una cosa tan barata como puré de tomate,no encontre,el las noticias dicen que el clima es el culpable,pero como es posible encontrar pure de varias marcas y calidad en los países nórdicos que estan congelados casi cinco meses del año,facil,los dueños de tiendas se encargan de eso,lo mismo pudiera hacer Cuba,estimular todo tipo de importación privada y vera que se resolverán muchos problemas.
Los famosos documentos son puro gatopardismo que se dice del concepto político según el cual en determinados momentos históricos se hace necesario crear una apariencia de cambio revolucionario con el fin último de que la base, el núcleo del sistema, permanezca incólume e inalterado, ¿qué les parece? ¿es eso o no lo que se está haciendo en Cuba?, en este mundo todo está inventado y el gobierno cubano hace rato que perdió la imaginación por lo que simplemente echa el guante a viejos conceptos y los pone a funcionar de nuevo.
otro interesante articulo de triana que me hace pensar una ves mas cuanto hemos dejado de hacer y cuanto mas se ha hecho mal , tan mal que a puesto nuestra economía patas arriba , ojala los que nos dirigen pensaran como el
Gracias profe Triana , estimados ….el pesimismo , la mismisima negacion de la negacion , la ilusion de que algo se destruye , acaba …y comienza algo nuevo y bueno si es humo….sin este enfoque del profesor Triana solo estamos incitando a la division entre los cubanos y a marcar de manera mas fuerte que el porvenir con todo nuevo es lo valido y sabemos que no es asi……cuidemos lo positivo y toda esa inteligencia popular enfoquemosla en eliminar todo lo negativo que ahoga a nuestra Cuba
¿Es tan difícil entender que no habrá cambios reales y de fondo? ¿Cuántos 56 años más tienen que pasar para entenderlo? ¿Todavía no lo hemos aprendido? ¿Cuántas veces tenemos que chocar contra el muro para aprenderlo?. Es duro, pero esto es mucho más que un análisis económico o una frase poética. Quizás peque de brutal y de simplista, pero se los trataré de explicar: No puede haber cambios reales porque simplemente les va la vida en ello y demostrado está que suicidas no son. Todo pasará por el tamiz de sus intereses y el mantenimiento del control por encima de todo. Todo lo demás es áreas verdes.
Estimado Chaly, dame la fórmula para hacer lo que dices??? Espero q no te me aparezcas con una integral o una ecuacion diferencial de 3er orden….!!! Saludos
Algunos olvidan (y al parecer muy convenientemente) que fue la planificación centralizada la que ha permitido sostener sistemas de salud y educación, de acceso a la cultura y el deporte (todos muy costosos), y de desarrollo de empresas socialistas estatales muy exitosas como la biofarmaceútica, que han beneficiado a toda la sociedad cubana. Algunos olvidad que esa planificación es la que ha permitido que en Cuba nadie se muera de hambre ni haya niños sin escuelas. Y por último, la planificación no es exclusiva del socialismo.
La propiedad privada en Cuba debe tener menos trabas, como también la propiedad estatal. Pero lo que nunca debemos caer es en la tentación de pensar que la gran empresa privada resolverá nuestros problemas: No lo ha hecho en África, ni incluso en EEUU donde 35 millones de yanquis viven de cupones de alimentación.
Los cupones de alimentación son lo mismo que “la libreta.” Técnicamente en Cuba todo el mundo vive a base de “cupones de alimentación”