La empresaria y diseñadora de moda Deyni Terry Abreu (Camagüey, 1965) ha dedicado más de tres décadas al emprendimiento en Cuba. Ha sido testigo de los vaivenes económicos y legales que han impactado al sector privado en el país. Como mujer, madre, afrodescendiente y activista social, la historia que puede contar es muy diferente a la de otros colegas. No ha sido un camino de rosas hasta ver desfilar a modelos con su ropa “afro” y representar a Cuba por primera vez en la Torino Fashion Week 2022, en Italia. Sin embargo, conserva la humildad que le inculcó su madre, la matriarca del hogar, de quien su negocio familiar tomó el nombre: BarbarA’s.
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Verse al espejo como empresaria le tomó tiempo. Para ella, fue la sumatoria de pequeños procesos, la conjunción de sus dotes como jurista y economista, y su labor comunitaria en Cayo Hueso, Centro Habana. Hasta 2022 nadaba entre dos aguas: su carrera profesional en un bufete colectivo, donde ejercía como abogada, y su emprendimiento.
Fue la negativa de su jefe ante la solicitud de trabajar a distancia para cuidar a su hija enferma lo que la convenció de abandonar el ejercicio oficial de la abogacía. Algunos se alarmaron, hubo lamentos en otros, pero también alegría para quienes veían su potencial en la industria de la moda.
“Emprender en Cuba es difícil por múltiples razones”, dice de manera categórica Deyni. Resume las causas en lo cambiante de la legislación, la economía signada por la crisis y la dependencia del exterior, así como el llamado bloqueo interno. “Me refiero, por ejemplo, a quienes participan en la toma de decisiones al momento de licitar un local estatal en desuso o cuando se viola la ética, al permitir que impere lo personal en decisiones sobre aspectos que, tratados de otra manera, darían resultados favorables al emprendimiento privado”, afirma.
Se suma la circulación de diferentes monedas, la inestabilidad del dólar, los precios del mercado formal y el informal, la falta de proveedores, los intermediarios. “Es todo un reto”, reitera.
“¿Qué significa ser una empresaria mujer, madre y negra? ¿Qué decirte? Un aprendizaje constante, una supervivencia feroz. Estamos en un contexto machista y lo peor es que se ha naturalizado. Vivimos en una Cuba con muchas manifestaciones de racismo, de sexismo. Decir que las mujeres negras pasamos más trabajo para llegar a la meta no es victimismo. En la escala de oportunidades es más difícil.
Sin embargo, Deyni no se ha quedado en los lamentos. “Comencé el activismo desde los años 90. Soy activista porque con mi madre aprendí los primeros trabajos sociales, gratuitos, y con ella entendí lo de ayudar sin pedir nada a cambio. Lo soy por convicción personal. Me gusta ayudar”, dice.
Esa vocación se materializa en proyectos que expresan la responsabilidad social empresarial de su marca. “En BarbarA’s defendemos el derecho de las personas a una imagen digna. En Alianza Unidad Racial, un proyecto social, abogamos por el derecho a la igualdad, la no discriminación por edad, género, orientación sexual o color de la piel”.
La simbiosis de esa sensibilidad, el rechazo a la violencia, su formación profesional en las ciencias jurídicas y su ascendencia motivaron a Deyni a estudiar el racismo. “Vengo de una familia de esclavizados. Mi abuelo murió con 108 años en Cuba y mis mayores contaban que vino de niño en un barco de esclavizados. Mi madre siempre decía que era nieta de congo”.
Esa herencia hizo de ella una luchadora ante lo injusto en una sociedad en la que considera que existe racismo evidente. “De lo contrario, el Gobierno no habría creado en 2019 un Programa nacional contra el racismo y la discriminación racial”, dice.
Además, en su afán de empoderar a los que menos tienen, ha creado junto con su equipo, integrado solo por dos mujeres y un hombre, un encuentro para generar alianzas y compartir saberes llamado “Los tres días de conexión con BarbarA’s”, activo desde 2020. Otra iniciativa, Unidos Por el Amor (UPA), es una labor de amor al prójimo impulsada desde su emprendimiento para asesorar negocios nacientes.
“UPA guarda relación con la frase que se le dice a un niño o niña cuando, al dar los primeros pasos, se cae. Me moviliza el sentimiento, porque ojalá cuando comenzamos alguien hubiese dicho: ‘UPA BarbarA’s’, mas no fue así, ha sido un proceso espinoso”, explica.
Deyni, junto a su hija Yurena Manfugás, ha sorteado los desafíos con éxito. Lo que comenzó en 2012 como un proyecto asociado a una pasarela en la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, ahora es una marca reconocida, con participación en eventos internacionales como las actividades en ocasión del 25to. aniversario de la Cámara de Comercio Negra de Washington D.C., donde BarbarA’s fue declarada Miembro de Honor.
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Los triunfos de Deyni Terry están signados por su resiliencia. Sin embargo, pudo haber logrado mucho más, avanzar a mayor ritmo. La Organización de Naciones Unidas alerta que las mujeres tienen menos probabilidades de ser empresarias y se enfrentan a más obstáculos para poner en marcha su negocio. Este año, a propósito del 8 de marzo, la ONU instó a invertir más en las mujeres para acelerar el progreso de la humanidad.
Para aquellos que puedan y quieran escucharla, Deyni, la mujer, madre, afrodescendiente, modista, jurista, activista, luchadora cubana tiene una respuesta a la pregunta de cómo apoyar a las emprendedoras, que es simple, pero poderosa: “Siendo empáticos, poniéndose en sus zapatos”.