Getting your Trinity Audio player ready...
|
El cuerpo es un templo que debemos tratar con respeto. Con esa idea rondándole la cabeza, un matrimonio arabo-cubano decidió dar rienda suelta a una pasión heredada y, de paso, emprender un camino de crecimiento y transformación; desafiando estereotipos y ofreciendo un espacio saludable en el que el cultivo de la belleza personal y los mimos al cuerpo adquieren otro nivel.
Fruto del amor y el talento, nació HayatG Cosmetics en un cuarto de una casa particular en Guantánamo, ciudad donde de elevada radiación solar e inhumanos calores. Se trata de un emprendimiento especializado en cosmética natural que fusiona saberes ancestrales con fórmulas artesanales para fomentar la belleza consciente, la sostenibilidad y la higiene personal.
Su gama de artículos —identificados como BIO— va desde fragancias, mascarillas, cremas hidratantes, jabones medicinales hasta aceites esenciales. Cosmética ecológica en laboratorio casero y de experimentación certificada, con ingredientes de origen 100 % natural. En redes sociales es fácil comprobar que su catálogo de productos suele ser recomendada por clientes y especialistas.
Comprendiendo que el mercado global de la cosmética depende de las tendencias del consumidor —que busca constantemente mejorar la bioquímica de la piel o tonificar su imagen de la forma más natural posible— y ajustándose a las circunstancias domésticas marcadas por carencias y desafíos, HayatG Cosmetics ha logrado consolidar un modelo de negocio basado en la innovación, la economía circular y el respeto al medio ambiente: no generan residuos tóxicos y mantienen esquemas de reciclaje.
Para conocer la naturaleza de este emprendimiento que intenta aportar colores y dar un nuevo look a una dura realidad, OnCuba se acercó a la joven pareja fundadora. Zailet C. Ghunaim, una licenciada en Derecho que asumió el nombre de Hayat (en árabe significa “vida”), y Mohammed Ghunaim, natural de Rafah y médico residente en Medicina Legal, se conocieron en La Habana en 2019, mientras participaban en un evento de solidaridad con Palestina. Luego mantuvieron el contacto hasta que surgió una relación sentimental que formalizaron meses después en matrimonio.

“Viví en la Franja de Gaza hasta los 18 años —precisa Mohammed—, donde tuve una vida bastante complicada por la situación política del país. Pero, a la vez, me siento orgulloso de haber nacido en esa tierra hermosa. Hace alrededor de nueve años llegué a Cuba mediante una beca de la ELAM, en la cual comencé mi formación en la carrera de Medicina para luego concluir mis estudios en la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo. Cuba es mi hogar; aquí siento paz y tranquilidad. Además, formé una familia de la cual me siento orgulloso”.
Tras escuchar el testimonio de Mohammed, su esposa tomó la palabra para contar cómo nació la idea del emprendimiento.
¿Cómo surge esta apuesta, podría decirse, un tanto alejada de tus giros profesionales?
La idea de nuestro emprendimiento está conectada con los recuerdos de la infancia de mi esposo. Su abuela materna se dedicaba a elaborar productos con ingredientes obtenidos de los cítricos, del olivo, entre otros cultivos. Decidimos continuar esa rica herencia de tradiciones. La idea fue tomando cada vez más cuerpo y, para 2020, dimos pasos más firmes para llevar el sueño a la realidad. Tomamos un curso online auspiciado por el Instituto Europeo de Dermocosmética; también nos presentamos a otras capacitaciones en materia de formulación cosmética y aromaterapia.
Ya cuando sentimos que estábamos listos, comenzamos a producir. Para iniciar un emprendimiento de cosmética natural, lo primero es tener vocación y ganas de estudiar de manera constante, ya que es un mundo tan amplio e innovador como apegado a cánones; requiere de conocimientos básicos de Química y Dermocosmética para elaborar productos de alta calidad.
¿Cuándo lo fundaron? ¿Tuvieron inconvenientes o salió todo a pedir de boca?
HayatG se funda oficialmente en 2021, con dirección en las calles Luz Caballero y Narciso López. Los trámites para legalizar el permiso fueron relativamente rápidos. No tenemos quejas al respecto. La primera traba fue una supuesta comisión del Sectorial Provincial de Salud —y digo “supuesta” porque fue algo informal y muy irrespetuoso— acusándonos de hacer medicina verde. En principio, nos resultó hilarante el desconocimiento que mostraron sobre los conceptos de la cosmética natural, si bien el asunto se resolvió favorablemente una vez que pudieron ver de cerca las características de nuestro emprendimiento.
Fue ese el único momento incómodo que hemos tenido hasta el día de hoy.
¿Cómo se sostiene un emprendimiento de cosméticos en Guantánamo?
Ya decíamos: no podemos olvidar que este es un negocio fuera de la capital y, en parte, tuvimos que educar o convencer un tanto a quienes no estaban acostumbrados a interactuar con esta clase de elaboraciones artesanales. Al inicio no existía mucha demanda, pero se ha ido ganando en conocimiento sobre el tema y los beneficios que aporta a la salud corporal, además de que en la ciudad existen otros emprendimientos similares. Nos gusta mucho Guantánamo, y en torno a HayatG tenemos una comunidad de clientes maravillosos que ha venido afianzándose a lo largo de estos años.
Está claro que pasamos por situaciones como el déficit de fluido eléctrico, sin duda un reto para cualquier emprendedor en la Cuba de hoy. En tal sentido, hemos asumido medidas organizativas internas para adaptarnos, de cierta manera, a las largas horas de apagón sin que ello menoscabe nuestros servicios y procesos productivos. Por otro lado, la escasez de los envases que usamos nos hizo crear un sistema de economía circular con nuestros clientes y la comunidad, comprando y reutilizando los frascos de cristal.
Como toda empresa, se requiere claridad en los objetivos para conseguir resultados favorables. Desde el inicio nos planteamos como filosofía empresarial promover un emprendimiento no solo ético y rentable, sino además sostenible y cuidadoso con el medio ambiente.
¿Cuáles son esos otros emprendimientos similares que mencionas?
Aquí en Guantánamo está nuestra colega Grechen Cosmética, pionera de la cosmética natural en la provincia. En Santiago de Cuba mantenemos colaboración con Montaraz, un emprendimiento igualmente basado en lo natural, artesanal y, sobre todo, ecológico. Eventualmente intercambiamos y colaboramos en función de actividades socioeconómicas y culturales. Más que competencia, existe una estrecha amistad.
¿Cuáles son los principales productos que ofertan? ¿Qué los diferencia de los tradicionales de producción industrial?
Elaboramos unos 30 productos entre aceites, cremas, bálsamos y jabones. Los más importantes son la bomba de crecimiento (aceite capilar), el sérum cítrico de vitamina C, el sérum tea tree (antiacné), la crema de aloe y tea tree, el aceite corporal Reina de Egipto y el aceite de vitamina E, que sirve para tratar lo mismo manchas por la edad, daños solares, que líneas finas y arrugas. Entre los favoritos de nuestra clientela están el bálsamo Malban, para el cuidado de los pies, y el ungüento de limón.
Ya que cursamos juntos las capacitaciones, tenemos el privilegio de elaborarlos entre ambos en un pequeño taller que montamos en la casa. Nos encanta trabajar con insumos de productores locales, aunque la mayoría de nuestras materias primas son importadas.
Los productos naturales ofrecen menor riesgo de irritación o alergias. Al evitar agentes químicos agresivos y conservantes sintéticos, la cosmética natural es más suave para la piel, en especial para personas de piel sensible. Por supuesto, con esta apreciación no estamos negando el éxito de la cosmética industrial, pero preferimos ofrecer una alternativa más saludable, sobre todo responsable y libre de maltrato animal.

¿Cuán beneficioso o complicado es llevar una empresa desde “lo interno de casa”? ¿Uno se sobrecarga más que otro o hay equidad en cuanto a ideas y obligaciones?
Trabajamos en equipo y con excelentes resultados, a pesar de que el proceso es exigente en cuanto a tiempo y riguroso en ocupación. Lo complicado, en todo caso, fue que tuvimos que comenzar desde cero para crear las condiciones óptimas para la fabricación de los productos y tener los materiales e instrumentos necesarios. A la vez, es muy reconfortante, sobre todo porque adquirimos independencia para dedicarnos a la familia. Mantenemos un balance entre las obligaciones empresariales y los quehaceres domésticos, si bien a veces resulta algo complejo, ya que tenemos dos hijas pequeñas.
¿Qué tan rentable es emprender en cosmética en la actualidad?
Confesamos que nos golpean los altibajos de ese mar revuelto que es la economía nacional, sobre todo por la inestabilidad de los precios y de la divisa en el mercado informal, ya que trabajamos con materia prima local, pero también debemos comprar la mayor parte fuera de Cuba.
En tiempos de crisis hay que apelar mucho a la creatividad e incorporar mecanismos de subsistencia.

¿Qué se puede esperar de HayatG Cosmetics?
Nuestro mayor anhelo es poder vender nuestros productos a nivel nacional, para llevar un poquito de la cultura árabe a cada rincón del país. Sería un salto considerable, soñado; pero todo a su tiempo. Construir un negocio es como construir una casa: requiere de cimientos firmes, de levantar una estructura estable y duradera, de hacerlo cuidando los detalles y con amor.
Recién estamos empezando a fundar esas bases, gracias a una comunidad que crece a diario. Les estamos sinceramente agradecidos. Nos comprometemos a mantener la calidad y a continuar con el estudio de las nuevas corrientes de la cosmética natural, para brindar a nuestros clientes artículos variados, de su preferencia y que jamás pierdan nuestra esencia. Nos enfocamos en pequeñas producciones de alta calidad y estética. Queremos demostrar que, a pesar de la situación adversa, los pequeños productores cubanos podemos crear productos competitivos y de calidad.