Diseñada para concluir en mayo, la acción de control especial a la masa ganadera en Cuba se ha dilatado más de lo previsto y todavía no son públicos los resultados preliminares. A juzgar por reportes aislados en la prensa local y una escueta nota publicada en Granma el 30 de mayo, son notables el déficit de ganado bovino en los campos cubanos y las ilegalidades asociadas a su tenencia y manejo.
Arián Gutiérrez, director general de Ganadería del Ministerio de la Agricultura, en esa fecha, cifró la visita a menos de la mitad de los 200 mil tenentes de ganado registrados en la isla y no abundó en otros datos como las incoherencias entre los potreros y los libros del Centro de Control Pecuario, principal objetivo de la investigación nacional.
Sin embargo, reportes de la prensa local en algunas provincias ofrecen claves para determinar la magnitud del faltante. En Las Tunas, desde el principio quedó en evidencia “una diferencia negativa entre la masa ganadera asentada en los registros y la verdaderamente existente en los potreros, sin documentos que avalen de manera apropiada las razones de ese faltante”, dijo a mediados de abril el periódico provincial. “También afloran conversiones atrasadas, nacimientos no debidamente registrados, animales sin identificar y compra-ventas ilegales”.
Esas “malas prácticas” están presentes en otras provincias, pues hasta la primera quincena de mayo, al visitar a 30 mil tenentes, se habían detectado más de 10 mil ilegalidades, precisaba Granma. Es decir, 1 de cada 3 propietarios de ganado vacuno no se ajusta a lo regulado.
La cifra de infracciones identificadas parece conservadora al compararla con las 9300 violaciones detectadas —si bien es cierto que una violación no es equivalente a una ilegalidad, pero podría tratarse de un mero uso de sinónimos y entonces sí apuntaría a una subdeclaración— solo en Artemisa y antes de que concluyera el primer mes del conteo, “concentradas mayormente en animales sin marca a fuego, sin presilla, con cambio de categoría sin reportar, fuera de la finca sin autorización y sin documentos”.
En abril, con apenas el 24 % de los campesinos visitados, en Ciego de Ávila faltaban 1933 reses en los corrales y se detectaron 380 muertes y 276 robos no declarados al CENCOP, según publicó el periódico Invasor.
Mientras, al cierre de junio en Pinar del Río las ilegalidades rondaban la cifra de 2000 en el sector ganadero y unas 6800 en cuanto al uso, tenencia y posesión de la tierra. Las deficiencias detectadas en relación con el ganado mayor fueron etiquetadas como “considerables”, pues solo se había inspeccionado a unos 4300 productores.
A principios de julio, el 50 % de los propietarios habían sido investigados en Matanzas, donde el 82,9 % son tenentes privados. A esas alturas, la investigación detectaba 1403 reses de menos, 12 nacimientos sin declarar, una treintena de animales sin marcar y un centenar de compraventas ilegales. El jefe del Departamento de Registro Pecuario en la Delegación de la Agricultura en Matanzas, dijo que “se han aplicado multas por valor de 6 717 800 pesos; han sido decomisados 33 animales y realizada la compra forzosa de 39”.
Lento avance y escasos datos
Los reportes de la prensa provincial, aislados y a destiempo, aunque más abundantes que sus similares de la prensa nacional, tampoco permiten tener una idea más o menos cercana del total de reses que ya no pastan en los potreros cubanos. Las notas no siguen una “metodología” similar: en unas se hace referencia a las estadísticas y en otras solo a las acciones de control.
En esa línea se movió, también, la información ofrecida por el Primer Ministro, Manuel Marrero, durante su intervención en la Asamblea Nacional, en julio pasado. Según el premier, como parte del control integral a la existencia de ganado mayor y su registro, “se ha visitado a 107 mil propietarios y se han detectado 98 mil violaciones, de las que se ha resuelto el 66 %”.
Estos números cifrarían el alcance en poco más de la mitad de lo planteado en marzo como objetivo final, y apenas un avance del 3.5 % entre mayo y la primera quincena de julio. ¿Será posible cumplir con el plazo dado hasta el 30 de septiembre?
Previo a la acción de control especial fueron creadas comisiones de trabajo a nivel municipal y de consejo popular, integradas por especialistas de las funciones estatales del sistema de la agricultura, las empresas y otras instituciones. En teoría sería suficiente, pero en los reportes consultados salta a la vista, como una constante que ha impedido cumplimentar las metas volantes del ejercicio, la falta de personal para la inspección y los problemas logísticos asociados al transporte y el combustible.
“Atreverse a afirmar, categóricamente, que la investigación se desarrolla según lo previsto y con el aseguramiento logístico que, dada su relevancia y, en medio de las actuales carencias, priorizan las autoridades gubernamentales de la provincia y los municipios, chocaría con la evidencia de resultados desiguales”, dijo en abril pasado la jefa del Departamento de Genética y Registro Pecuario en Ciego de Ávila.
El control especial a la masa ganadera en Cuba no es un mero ejercicio estadístico que solo generará titulares al estilo de “Faltan más de xxx reses en Cuba”. Del número real de animales en corrales y vaquerías dependen dos producciones físicas rectoras en los planes de la economía a nivel de provincia y municipio: leche y carne.
Yoandry Beltrán, vicepresidente del Grupo Empresarial Ganadero, dijo en mayo en el programa Mesa Redonda que “el reto mayor” este año es “el cumplimiento del encargo estatal del plan de la leche y la carne, que tenemos previsto en el compromiso con nuestro pueblo”.
En 2023 ambos renglones quedaron muy por debajo de lo previsto (la leche al 67,2 % y la carne al 71,2 %). Planificar sobre una base de datos desactualizada es el primer argumento que podrían esgrimir los más de 10 mil productores que incumplieron lo contratado.
La alta fiscalización del parlamento cubano al Ministerio de la Industria Alimentaria, cuyos resultados se hicieron públicos en julio, solo reflejó los resultados de los dos primeros meses del año: ninguno de los renglones se acercó al 75 % del acopio.
Saber con exactitud cuántas vacas pueden producir leche y cuántos toros de ceba podrían ir al matadero es un necesario primer paso en cualquier ejercicio de planificación, a cualquier nivel.
La falta de información actualizada no permite conocer si las inspecciones ya están aportando a la exactitud de los planes y los reales.