“Los cubanos tienen la responsabilidad y la capacidad de salir adelante, y los acompañamos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030, expresados en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social”, aseguró Kenji Hirata, embajador de Japón en La Habana.
En una entrevista exclusiva con el periódico Granma, publicada este lunes, el diplomático nipón aseguró que progresivamente se han ampliado las herramientas de cooperación, especialmente a partir de la visita a la isla en 2016 del entonces primer ministro Shinzo Abe (2012-2020), quien murió asesinado en 2022.
“Personalmente, he participado en la entrega de cuatro de los ocho programas de Asistencia Financiera No Reembolsable a Gran Escala, iniciados desde 2018. También estuve presente en 15 donaciones a comunidades, y en una ayuda humanitaria ante los efectos del huracán Ian, en 2022”, enumeró Hirata.
De acuerdo con el diplomático, desde 2002 se han implementado 26 proyectos basados en la cooperación técnica con Cuba.
Con más de tres años al frente de la legación japonesa en la capital cubana, Hirata detalló que en un “ campo novedoso para la economía de la Isla, las mipymes, Japón posee una larga tradición en fomentarlas”.
En esa dirección, el pasado año, fueron invitados a visitar Japón seis empresarios e igual cantidad de funcionarios gubernamentales, “para constatar cómo funcionan esas entidades” en la potencia asiática, “y tomar las ideas y las prácticas que les puedan resultar provechosas”.
Japón dona a Cuba 20 millones de dólares en baterías para energía eléctrica renovable
Cooperación energética
En abril, en el ámbito energético, la llamada nación del Sol Naciente, por medio de su Agencia de Cooperación Internacional, transfirió su aporte tecnológico para el mejoramiento del suministro de energía eléctrica en Isla de la Juventud.
Valorado en 20 millones de dólares, el donativo consistió en la instalación de baterías con capacidad significativa de almacenamiento (10 MW en baterías de ion de litio con una capacidad de almacenamiento equivalente a 3 MW) esencial para mantener el equilibrio energético, especialmente con la integración al sistema de energías renovables.
“La Isla de la Juventud combina esta energía renovable con la obtenida gracias a otras fuentes tradicionales, y este sistema de almacenamiento y gestión posibilita aumentar o disminuir la entrega de electricidad por esas otras vías, de acuerdo con la exposición solar de los parques fotovoltaicos. Por tanto, permite garantizar estabilidad”, valoró el diplomático.
Igualmente, precisó, varios integrantes de la Unión Nacional Eléctrica “incursionan en un entrenamiento para utilizar esa tecnología” con la ventaja de contar con una elevada autopreparación, lo que “optimiza y acorta el tiempo de aprendizaje”.
La experiencia, adelantó, puede resultar muy útil para el megaproyecto de 2 000 megawatts que se generarían con paneles solares, primera fase de un ambicioso proyecto gubernamental para ir mudando la matriz energética fósil a una renovable.
Ayuda médica y Covid 19
En 2018, para 34 hospitales de 12 provincias, Japón despachó aparatos de endoscopía y anatomía patológica, que establecían un diagnóstico al cabo de media hora de iniciada la biopsia del órgano analizado.
En 2022, con la intermediación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, y dentro del programa denominado Fortalecimiento de la Capacidad Sanitaria para la Crisis de la Covid-19, Tokio contribuyó al aseguramiento de la campaña de vacunación frente al coronavirus con jeringuillas y equipos para cadenas de frío en 255 policlínicos de la isla.
Entre tanto, la nación nipona entregó aparatos de imaginología médica, lo que disminuyó la tasa de contagio dentro de los hospitales al limitar la movilidad de los pacientes hacia las salas diseñadas con esos dispositivos.
“Cuba enfrentó esa pandemia de forma muy eficiente y, nuevamente, felicito al Gobierno. Me enorgullece que hayamos podido aportar algo a esa lucha”, le dijo Hirata al periódico Granma.
Asimismo, en 2022 Japón facilitó para 64 instituciones hospitalarias aparatos portátiles de ultrasonido y Rayos x, así como equipos succionadores que extraen líquidos que representan un riesgo de asfixia para pacientes con problemas de respiración.
Agricultura y desastres naturales
Según el diplomático, el Gobierno japonés actúa en dos direcciones: la cooperación técnica y la asistencia a gran escala.
“Respecto a la primera, hace 18 años venimos trabajando en la identificación de las semillas con las condiciones idóneas para las características de Cuba, así como para asegurar su producción y distribución. Ya varios campesinos las tienen en sus manos”, aseguró.
“Además, introdujimos nuevos equipamientos que he visto sobre el terreno en provincias como Cienfuegos y Pinar del Río. En total, están presentes en nueve territorios”, resumió.
En el caso de ocurrencia de desastres naturales, Hirata explicó que cuentan con capacidades de almacenamiento para entregar materiales de forma expedita.
“Durante 2022 entregué un paquete de artículos que contenía 23 purificadores de agua, igual cantidad de tanques sencillos para almacenar el líquido, y 50 carretes de cables y adaptadores”, recordó.
En cuanto a la Asistencia Financiera No Reembolsable para Proyectos de Seguridad Humana en las soluciones locales, la potencia asiática extiende créditos por un valor máximo de 130 000 dólares, que pueden responder a necesidades imperiosas de pequeñas comunidades.
“Por ejemplo, en unos pueblos intrincados de Cienfuegos instalamos equipos de bombeo basados en energía renovable, y los habitantes recibieron un suministro más estable de agua mientras el Gobierno pudo ahorrar dinero invertido en combustible para llevar el líquido por pipas”.
Entre sus aportes a la seguridad alimentaria local, la embajada japonesa en La Habana ha instalado sistemas de riego impulsados por la energía fotovoltaica, donado mallas para debilitar la incidencia del sol sobre los cultivos, además de tractores y otros equipamientos.
“También respaldamos el procesamiento de los alimentos con el envío de aparatos como licuadoras, para comercializarlos y añadir valor a los productos”.
Asistencia cultural
Hasta 2014 se estuvieron implementando 12 proyectos, pero desde ese momento se detuvieron, según Hirata.
De esa colaboración se instalaron equipos de sonido en teatros, se importaron instrumentos para la Orquesta Sinfónica Nacional y se concretó el proyecto del Planetario de La Habana.
Por otra parte, del 20 de septiembre al 12 de octubre tendrá lugar la celebración de la Jornada de la Cultura Japonesa, promovida por la embajada nipona en La Habana, difundió una nota de la agencia Prensa Latina.
El programa incluye una exposición fotográfica con invitados especiales, un ciclo de cine, el aprendizaje de caligrafía (shodo), ópera japonesa y, por supuesto, artes marciales.
Como parte del ciclo cinematográfico, el público podrá apreciar filmes como Padre del ferrocarril de la Vía Láctea, Chica de laca Sugaru, y Bajo el cielo abierto, entre otros audiovisuales.
Emigración japonesa a Cuba
A mediados del siglo XVII arribó el primer grupo de japoneses al archipiélago cubano. El relato histórico consigna que el 23 de Julio de 1614, Hasekura Tsunenaga, con un grupo de 180 personas, desembarcó en la bahía de La Habana a bordo del barco nipón San Juan Bautista, que navegó desde el puerto de Tsukinoura.
El principal propósito de estos japoneses, que andaban de paso era establecer un comercio directo entre Japón y México. Asimismo, querían conseguir permiso para propagar el cristianismo en el territorio de Sendai.
Oficialmente, la historiografía declara a Y. Osuna como el primer japonés que emigró a la Isla, llegando a bordo del vapor Orizawa, desde México en 1898, según una nota del Diario de la Marina.
El mayor flujo migratorio tuvo lugar en la década de los años 20. Los japoneses se asentaron por todo el país, pero principalmente en la Isla de Pinos.
Los nipones formaron las primeras cooperativas de producción agrícola de que se tenga noticia en Cuba e introdujeron el uso del abono químico.
Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la creciente comunidad japonesa sufrió sus peores años.
La emigración se paralizó y los japoneses radicados en Cuba fueron detenidos, a imitación de Estados Unidos, en campos de concentración en Isla de Pinos y La Habana desde 1942 hasta 1945.
Actualmente, la colonia japonesa en Cuba es de poco más de mil personas, en su inmensa mayoría descendientes, y solo un puñado que no sobrepasa la veintena son de primera generación, es decir, arribados antes de 1959.