La reparación y construcción de viviendas en Cuba enfrenta hoy el desafío de la baja disponibilidad de materiales, que ha retrasado dramáticamente la ejecución de proyectos subsidiados y pone en jaque la solución al significativo déficit habitacional del país.
De acuerdo con un reportaje publicado recientemente en el diario Granma, desde su inicio en 2012, el programa gubernamental de la vivienda ha buscado garantizar subsidios orientados a la construcción, rehabilitación y conservación de hogares para personas con dificultades económicas, con prioridad para las familias afectadas por desastres y situaciones sociales críticas.
Sin embargo, tras acumular atrasos a la par del agraviamiento de la crisis económica en la isla, la situación ha llegado a un punto crítico en 2025, con un récord negativo en la entrega y ejecución de subsidios, lo que suma tensión a un déficit que ya supera las 800 mil casas.
Según datos oficiales, citados por el medio oficial, tan solo se ha culminado el 3 % de los 3 069 subsidios previstos para la construcción de células básicas habitacionales durante este año, el peor resultado desde el inicio del programa.
El director de Vivienda en La Habana, Yoanky Ultra González, explica que “lo correcto es que la persona, aproximadamente en cuatro meses, comience a ejecutar la obra, pero al no existir los recursos, el proceso se retrasa”.
Mientras se prolongan los tiempos de espera, las condiciones de las viviendas se deterioran y la inflación —acelerada tras el ordenamiento monetario y la pandemia de COVID-19— sigue elevando los precios de los materiales indispensables.

Estadísticas que grafican la crisis
El déficit habitacional cubano asciende actualmente a 805 583 viviendas, de ellas 398 364 requieren rehabilitación y 407 219 necesitan ser reconstruidas, de acuerdo con cifras citadas por Granma.
Desde 2012 se han otorgado subsidios a 155 077 personas, de las cuales 129 150 han podido concluir las obras. No obstante, 25 927 beneficiarios continúan sin poder finalizar sus viviendas.
El jefe de trámites de la Oficina Provincial de Vivienda en La Habana, Elder Nápoles Ávila, agrega que en la capital hay 7972 subsidios pendientes de terminación.
“Como no hay acero, ni cemento, ni bloques… entre lo poco que se les ha distribuido está arena, polvo de piedra y algo de cemento pz-25, que no es suficiente para trabajos de cerramiento o fundición”, señala el funcionario.
Además, la subida de precios en las tiendas minoristas, tras la Resolución 41 de 2022 del Ministerio de Comercio Interior, es considerable: las tejas cuestan entre 1497 y 1791 pesos cubanos cada una; el metro cuadrado de arena oscila entre 300 y 500 pesos, y el polvo de piedra se mantiene a precios altos, aunque en muchas ocasiones estos productos no se encuentran disponibles.
El reportaje, por demás, no hace alusión a los precios en el mercado subterráneo y las mipymes. En estos circuitos no estatales una bolsa de cemento de unos 40 kilos puede variar entre 8 mil y 12 mil pesos, dependiendo de su calidad, prestaciones y legitimidad industrial, esa última referencia bien importante en un país donde abundan las falsificaciones y adulteraciones de productos.
Construcción de viviendas en Cuba: estrategias sin resultado
Causas estructurales y propuestas desde la industria
La escasez de materiales se conecta con el agudo déficit energético, inestabilidad del voltaje, obsolescencia tecnológica y limitaciones en la inversión extranjera, según detalló Maidel Leticia González González, directora general de Materiales de la Construcción en el ministerio del sector.
Obviamente, ese problemático escenario —presente a lo largo de toda la isla— incide en la reducción de la productividad y la insuficiencia en las plantas productoras.
No obstante, en el país existen iniciativas para aprovechar recursos locales y reciclables mediante industrias municipales, que permiten cierta reducción de la dependencia de importaciones y dinamizan la economía local.
En Cuba operan 33 empresas dedicadas a la producción local de materiales, con ventas gestionadas a través del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), refiere el reportaje.
Delilah Díaz Fernández, directora general de Vivienda del Micons, resaltó avances en la producción de elementos cerámicos y de arcilla para impermeabilización, tejas criollas y francesas, aunque en este último caso —reconoce— la fabricación muestra “más lentitud”.
De igual forma, la cooperación con universidades ha fortalecido proyectos para fabricar losas de piso, pero en general el panorama es deficitario y ante situaciones como ciclones y otros desastres naturales, los pocos recursos existentes se destinan a solucionar las afectaciones más urgentes.

Dispares escenarios provinciales: el caso de Villa Clara y Guantánamo
De acuerdo con el texto publicado en Granma, en Villa Clara los indicadores de producción local muestran un deterioro extremo.
Jesús Martínez García, director de la Empresa Provincial de Producción Local de Materiales de la Construcción (Plomac), señaló que en 2020 la provincia producía más de 2 millones de bloques, un millón y medio de ladrillos y 243 mil metros cuadrados de losas para pisos.
Sin embargo, en mayo pasado no se había producido todavía ningún bloque en 2025 y la entrega de ladrillos caía a 542 mil unidades, muy por debajo de las necesidades.
Además, las tres plantas de asfalto de la provincia, con capacidad para entregar 3 mil toneladas mensuales, apenas produjeron 3 mil toneladas en lo que va de año. A la par, la crisis y los apagones prolongados han provocado la salida de más de 300 obreros capacitados.
En contraste, Guantánamo presenta un modelo local con modestos avances en producción y gestión de recursos endógenos. El territorio produce áridos y elementos de pared (ladrillos, bloques, cantos), así como tuberías hidráulicas sanitarias, entre otros, que han dado respuesta a una buena parte de su demanda de construcción de viviendas, según el reportaje oficial.
Carlos Raúl Martínez, vicegobernador guantanamero, informó que de 4191 células básicas aprobadas, 3312 estaban concluidas. En particular, en el municipio capital quedaban pendientes solo siete de las 535 viviendas previstas.
El potencial productivo de esa provincia incluye 63 hornos con capacidad anual de seis millones y medio de ladrillos y 42 minindustrias de materiales en igual número de Consejos Populares, aunque la disponibilidad de cemento y acero limita el pleno aprovechamiento.
Producción de materiales de la construcción con una “notoria” marcha atrás en Cuba
Las dificultades de los beneficiarios
El caso de Marta, una cubana afectada por el ciclón Rafael en 2024, ejemplifica la frustración de quienes reciben subsidios, pero no logran terminar sus viviendas.
Su hermana, que padecía fibrosis pulmonar, recibió en 2020 un subsidio de 56 mil pesos para reparar su casa, pero falleció sin que se ejecutara la obra, narra Granma a manera de ejemplo.
Marta, que heredó el subsidio no ha podido tampoco reparar la casa en que ambas nacieron y vivieron toda su vida. Ella continúa viviendo con una cuñada en condiciones precarias —”los muebles se pudren y su hogar es albergue para ratas”—, y sin acceso a los materiales que necesita pese a múltiples gestiones.
La mujer, cuenta el reportaje, ya “perdió la cuenta de las veces que ha ido a las unidades para la venta de materiales de construcción” y ha regresado con la misma respuesta: “No hay”. Ello, a pesar de que ahora mismo solo quiere, “para empezar, al menos unas tejas”.
Los rastros, puntos oficiales para la compra de materiales, enfrentan problemas graves de abastecimiento. “Solo dos respondieron a nuestras llamadas en La Habana, y uno no recibe materiales desde 2023” y el otro “solo está recibiendo productos a partir de áridos, generalmente una vez al mes y con indicios de reducción”, relató Granma.

Cambios en la política de subsidios y retos futuros
Desde su creación, la estrategia gubernamental para este sector ha actualizado los montos asignados. En 2012, el límite máximo para subsidiar la construcción de una vivienda de 25 metros cuadrados era de 80 mil pesos, con montos menores para conservaciones. Para 2021, estas cifras subieron a 188 mil 560 pesos para construcción y hasta 72 mil para conservaciones mayores.
Pese a estos incrementos, los precios de los materiales y la falta de recursos mantienen el programa severamente retrasado.
Los beneficiarios tienen un plazo de hasta siete días hábiles para recoger materiales una vez disponibles, aunque frecuentemente se otorgan prórrogas ante la irregularidad del suministro, reconocen directivos consultados.
El vicegobernador de Villa Clara, Tomás Vázquez Enrique, insistió en que “aún existen reservas para incrementar la producción” de viviendas. Ello, sin embargo, requiere en su opinión de “una mirada diferente desde el Gobierno a este asunto, además de una mejor coordinación entre las diferentes entidades que pueden apoyar el programa”.
En el crítico escenario económico de la isla y al bajo ritmo actual de producción y entrega de materiales, intentar revertir la creciente crisis habitacional que padece el país “requerirá mucho más que buena voluntad para no dejar a nadie desamparado”, considera Granma.