En medio de una de las crisis energéticas más graves de su historia, Cuba obtuvo una señal optimista con el nuevo informe del consorcio australiano Melbana Energy Limited, cuyos trabajos se localizan en la costa norte de la provincia de Matanzas.
La empresa, que opera el Bloque 9 bajo un contrato de producción compartida, y posee el 30% de participación, anunció esta semana que ya ha almacenado más de 15 000 barriles de crudo provenientes del pozo Alameda-2, en producción continua desde mediados de abril.
Todo sugiere que el primer envío de petróleo cubano extraído por Melbana podría concretarse a finales de junio, abriendo una nueva etapa para la isla en materia de la tan procurada, pero aún lejana, autosuficiencia energética.
Avance sostenido en el Bloque 9
Melbana Energy, en alianza con la empresa estatal cubana CUPET, ha logrado avances notables en el Bloque 9, una franja de más de 700 kilómetros cuadrados en la cuenca del norte de Matanzas, considerada una de las zonas de mayor potencial petrolero del país.
Inspecting a sample of crude oil production from Alameda-2
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— Melbana Energy (@melbanaenergy) May 14, 2025
El pozo Alameda-2, perforado y puesto en producción en abril, ha mantenido un flujo controlado y constante, permitiendo la acumulación de crudo en tanques de almacenamiento y la preparación para su exportación.
“La producción actual nos permitirá realizar nuestro primer envío de prueba el próximo mes. Los aprendizajes de este ejercicio, sumados a los resultados que esperamos de Amistad-2, nos acercan un paso importante a asegurar el financiamiento necesario para el desarrollo integral del campo”, declaró Andrew Purcell, presidente ejecutivo de Melbana, en un comunicado.
El proceso operativo, según la empresa, ha sido optimizado para minimizar costos y personal. El petróleo extraído se somete a una separación primaria en el sitio y luego es transportado por carretera a instalaciones de CUPET para su procesamiento y almacenamiento definitivo.
El comprador del primer cargamento ya está evaluando la logística de transporte, incluyendo la posibilidad de agrupar la carga con otros envíos de crudo cubano, según adelantó la empresa australiana.
Nuevos pozos para aumentar la producción
El siguiente paso clave es la perforación del pozo Amistad-2, cuya plataforma y accesos ya están listos. Este pozo ha sido diseñado específicamente para maximizar la producción de la formación Unidad 1B, la misma que ha dado resultados positivos en Alameda-2.
La perforación, que se espera concluya en menos de tres semanas, incorporará técnicas y fluidos de perforación avanzados para evitar daños a la formación y optimizar el flujo de petróleo.
Además, ya se iniciaron las obras civiles y trámites para Amistad-3, un pozo contingente que permitirá aumentar aún más la capacidad de extracción.
Todo el equipo y materiales necesarios están disponibles, y la orientación del pozo ha sido cuidadosamente planificada para interceptar al máximo las zonas productivas, afirmó el comunicado del consorcio australiano.
Location of new pads for upcoming production wells
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Estos desarrollos, según Melbana, son catalizadores fundamentales para atraer financiamiento internacional y consolidar un plan de inversión a gran escala que podría transformar la matriz energética cubana.
Tecnología de punta para explorar yacimientos
Uno de los desafíos históricos de la industria petrolera cubana ha sido la limitada información sobre la geología y la topografía de sus yacimientos.
Para superar ese obstáculo, Melbana ha completado un levantamiento LiDAR (Light Detection and Ranging -Detección y Medición por Luz) de 445 kilómetros cuadrados, que proporciona datos topográficos de alta precisión para la planificación de nuevas plataformas, caminos y futuras instalaciones.
En paralelo, la empresa ha recibido propuestas de cuatro compañías internacionales para realizar un levantamiento sísmico 3D, una tecnología que permite mapear con detalle las estructuras subterráneas y estimar el potencial de nuevos yacimientos.
La sísmica 3D es especialmente relevante para el desarrollo eficiente de los campos Alameda y Amistad, y podría abrir la puerta a la explotación de otros prospectos como Máximo Gómez y Grace, hasta ahora poco definidos.
El inicio de la adquisición de datos sísmicos está previsto para la próxima estación seca, entre noviembre de 2025 y abril de 2026, y será clave para la toma de decisiones de inversión a largo plazo.
Un camino repleto de tropiezos
A pesar de los avances, los desafíos son considerables. La geología cubana es compleja, los yacimientos suelen ser de difícil acceso y la infraestructura requiere inversiones constantes. Además, el financiamiento internacional es limitado por las sanciones estadounidenses y la percepción de riesgo país.
Cuba atraviesa desde hace años una severa crisis energética, agravada por los cerrojos del embargo, la caída de los envíos de crudo subsidiado desde Venezuela, la imposibilidad de acceder a créditos internacionales y una desinversión en las fuentes energéticas, que ahora se trata de paliar con la expansión de parques fotovoltaicos.
Los prolongados apagones diarios, la escasez de combustibles para el transporte y la generación eléctrica, y el impacto sobre la producción industrial y agrícola han semiparalizado al país y convertido la búsqueda de fuentes propias de petróleo en una prioridad de Estado.
Según datos oficiales, Cuba consume entre 110 000 y 120 000 barriles diarios de petróleo y derivados, pero su producción nacional apenas cubre un tercio de esa demanda. El resto llega, en su mayoría, mediante acuerdos con Venezuela, aunque los volúmenes han disminuido drásticamente en los últimos años y, por tanto, la demanda deben satisfacerla en mercados internacionales a golpe de divisas, de la que muchas veces no dispone el Gobierno.