La producción de frijoles en la provincia de Holguín enfrenta graves obstáculos debido a los elevados costos de cultivo, precios de compra poco atractivos y la escasez de insumos, lo que ha generado descontento entre los agricultores y amenaza con reducir la oferta de ese alimento básico en Cuba.
Según testimonios de productores y autoridades agrícolas, recogidos en un reportaje publicado este miércoles en el diario Granma, los precios oficiales de acopio no compensan los gastos en pesticidas, semillas y mano de obra, lo que ha llevado a muchos campesinos a considerar abandonar el cultivo o limitarlo al autoconsumo.
Altos costos y pocas ganancias
Los agricultores de Holguín señalan que producir una hectárea de frijol puede costar entre 230 mil y 300 mil pesos, dependiendo de las plagas y las condiciones climáticas. Sin embargo, los precios de compra del Estado –que oscilan entre 14 mil y 30 mil pesos por quintal– apenas cubren los gastos, dejando márgenes de ganancia casi nulos.
“Vender al Mincin (Ministerio del Comercio Interior) para la canasta básica nos genera pérdidas, pero lo hacemos por compromiso social”, explicó Yordanis Cruz Guzmán, presidente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Mártires del Moncada, en Gibara.
En su caso, solo la venta a la Planta de Beneficio de Semillas –que paga 30 mil pesos por quintal– les permitió recuperar parte de la inversión.
Un dúo indeseable: Plagas y burocracia
La campaña de frijol en Holguín se ha visto afectada por plagas como el “Don Carlos”, un tipo de maleza invasora, así como por insectos como la mosca blanca y el ácaro. Para combatirlos, los agricultores se ven obligados a comprar pesticidas en el mercado informal, donde un litro puede costar hasta 20 mil pesos.
“Llevamos años aplicando productos alternativos como el Nim y la Cardona, que repelen insectos, lo que nos permite cosechar, aunque no con todo el potencial de las áreas”, dijo a Granma Leonardo Betancourt Diéguez, presidente de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Diosdado Savón, en la Yuraguana, San Andrés.
A su vez, “regar también es costoso. Este año, en los cultivos hemos pagado entre 12 mil y 15 mil pesos la hectárea. Cuando sembremos frijol, serán varios pases”, abundó el empresario agrícola.
Además, la lentitud en la aprobación de precios y la falta de acceso oportuno a créditos bancarios complican la planificación. “El año pasado, cuando estábamos cosechando, el precio aún no estaba aprobado. Eso nos obligó a trabajar casi “a pulmón”, lamentó Cruz Guzmán.
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Créditos insuficientes y trabas financieras
Los productores denuncian que los créditos bancarios, aunque disponibles, son difíciles de ejecutar debido a las limitaciones del sistema financiero cubano.
Alexei Ronda Pérez, presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Regino Guerrero, en Banes, explicó que el dinero electrónico no es útil para pagar a jornaleros o comprar insumos a proveedores privados.
“Para convertir el saldo de la tarjeta en efectivo, nos cobran un 15% de comisión. Eso es una pérdida adicional”, dijo Ronda Pérez.
Precios desactualizados y mercado informal
Aunque el gobierno cubano aprobó en marzo de 2025 nuevos precios de acopio para el frijol –hasta 435 mil pesos por tonelada para quienes no reciben insumos subsidiados–, muchos agricultores ya habían vendido sus cosechas a valores más bajos.
Mientras tanto, en el mercado informal, la libra de frijol se vende entre 360 y 400 pesos, muy por encima del precio regulado (196 pesos la libra con subsidio y 265 sin él).
Algunos vendedores aseguran que el frijol es importado, pero los consumidores sospechan que proviene del desvío de producciones locales.
¿Hay soluciones a la vista?
Autoridades agrícolas en Holguín anuncian que evalúan nuevos esquemas de financiamiento y políticas más flexibles para apoyar a los productores.
Entre las demandas clave de los agricultores están precios de acopio que reflejen los costos reales; acceso directo a insumos sin intermediarios; créditos bancarios sin restricciones para comprar pesticidas y semillas y combate al mercado negro mediante contrataciones justas.
“Si no se toman medidas urgentes, muchos dejarán de sembrar frijol, y eso afectará directamente a la población”, advirtió Ronda Pérez sobre el destino de uno de los alimentos básicos de la dieta cubana.