Guardo entre mis joyitas una nota que transcribí de un P 13 y que aparece en varios ómnibus articulados de la línea capitalina Metrobús. Es como para exhibir en un museo del absurdo. Dice entre otras cosas que no es obligatorio fraccionar importes para devolución. Si no nos gusta, podemos llamar al teléfono 18 820.
El principal objetivo del nuevo sistema de gestión empresarial no es brindar un servicio con la calidad que merecemos; si alguien lo siente así que me lo cuente. El estrenado método de recaudación se impuso ante la necesidad de encontrarle solución al desvío de dinero que iba a parar no precisamente a las arcas del Estado. Ahora los choferes están obligados a entregar una cifra fija por viaje. Las calles habaneras se han convertido en pistas de carrera donde los conductores pugnan por llevarse consigo el mayor número de pasajeros, y estos tienen que sufrir impávidos los frenazos y acelerones que tal proceder lleva implícito, además de las broncas entre choferes por dilucidar quién va adelantado y quién no.
El cubano de a pie emplea no menos de tres horas diarias para transportarse hacia o desde el trabajo. Llegar a una parada es perder un espacio ilimitado de tiempo sin saber a ciencia cierta cuándo y en qué condiciones llegará el ómnibus, ni siquiera si parará aquí, allá o acullá. En la mayoría de los casos tendremos que correr hacia acullá porque la guagua viene repleta o porque el chofer –he aquí uno de los “logros” de la nueva gestión empresarial– decide dejar a los embarcados pasajeros cincuenta metros a babor o a estribor, no importa si el P viene lleno o vacío, según él para asegurar que nadie monte sin cumplir su deber social. En el mejor de los casos se respeta la parada, pero los pasajeros, para apearse, deben esperar a que la totalidad de los nuevos inquilinos aborden por la puerta delantera y al conductor le dé la gana de abrir la trasera. Somos rehenes de un capricho, y el tiempo, el implacable, pasa, el chofer se toma el suyo y viola a conciencia el de sus congéneres.
Los ómnibus urbanos de La Habana son los más hediondos del mundo. Subirse a ellos es exponerse a un abanico de olores e invasión visual inimaginable en otras urbes. No es obligación de la tripulación mantener limpio el equipo, como tampoco respetar que no queramos oír la música que le gusta al chofer. En otros países está estrictamente prohibido someter al viajero a sonidos ajenos a su voluntad, mucho menos a los decibeles que soportamos en nuestras criollas Yutong. El fundamento es sencillo: no hay basamento legal para violar el derecho de uno solo de los pasajeros.
Una guagua –gracias, Zumbado, por definirlo– sigue siendo el monstruo con patas de caucho donde no hay más remedio que subirse, pero del cual uno ignora cómo habrá de bajarse, no importa si pertenece al grupo de personas a las que la sociedad está obligada a proteger, léase ancianos, limitados físicos, embarazadas y niños.
La transportación nunca ha satisfecho la demanda. Para el Estado el transporte constituye un gasto y no una inversión. Sería interesante investigar cuánto de nuestro producto interno bruto se escapa al éter por concepto de trabajadores que llegan machucados a cumplir su jornada diaria, impedidos de rendir lo que deben. ¿Puede haber productividad tras el agobio de un viaje donde no ha faltado ninguno de los componentes de esa “calidad en el servicio” que nos ofrece la Empresa de Ómnibus Urbanos? ¿Qué cantidad de equipos, piezas de repuesto y combustible se pudieran comprar cada año si los trabajadores arribáramos a nuestros centros frescos, rebosantes de energía y con deseos de laborar por el futuro luminoso que –como las guaguas– nunca llega?
Dictar que bajo el nuevo sistema de gestión empresarial la tripulación no está obligada a “fraccionar importes para devolución” –el pago del pasaje es una obligación social, el vuelto no– es una bofetada al sentido común y otorga visos de legalidad al robo. Si los bancos son tan estatales como la empresa que rige el transporte urbano, el Gobierno está obligado a exigir a ambos que encuentren los mecanismos para asegurar que a cada persona le sean devueltos esos sesenta centavos que sudó y que no tienen por qué ir a parar al bolsillo de nadie, mucho menos por un “servicio merecido” que está muy lejos de ofrecerse.
Por lo pronto, el único chance que pido es el de denunciarlo, en espera de que algún día montarse en un ómnibus no redunde en una odisea y nuestro modesto peso, ese desde el que el Apóstol nos mira, entre en la categoría de “cambiar todo lo que deba ser cambiado”.
Hermano, no se quién eres, y nunca antes había visto o leído algún artículo tuyo (sí, me permito tutearte, porque eres CUBANO de verdad), y te aseguro que jamás había visto un artículo tan bien escrito.
Ojalá pueda ver más artículos así, que opciones en Cuba hay de sobra para escribir de esta forma…
bueno, mucho me toco el tema de las guaguas en Cuba. Para ir de 12 y Malecon a la facultad era un problema cada mañana hasta que decidi caminar cada dia el viaje redondo. entre eso y la comida de la beca y el machado estaba reflaco y sin una gota de grasa, algo bueno supongo. en lo de no dar el vuelto para que redundar, es una falta de respeto al usuario que paga un servicio. en lo que no coincido con el articulo es en lo de las guaguas mas hediondas del mundo, en Mexico me tocan unas a las que entro sin respirar y sin sentarme, loco porque llegue mi parada…
Ese servivio nunca sera excelente porque quienes lo diseñan no loo utilzian, van en confortables coches con aire acondicionado y poco les importa si cumplen o no, asi de facil
Los ómnibus urbanos de La Habana son los más hediondos del mundo? Te faltaria oler y escuchar en los colectivos o el subte de Buenos Aires, o viajar en transporte publico de Miami a ver cuanto tardas en llegar.
Le falta mucho mundo al articulo como para generalizar y calificar.
Saludos
En muchos países no está permitada la música en las guaguas,eso molesta,además,hay una voz que va diciendo el nombre o el lugar donde para la guaguas,muy práctico para los ciegos.
En Miami es obligatorio pagar para montarte y el chofer no te da vuelto porque no tiene acceso al dinero, si no tienes el dinero exacto o pierdes el vuelto o no te montas. pero existe la opcion de comprar una tarjeta a la que le recargas dinero y la usas para pagar sin usar efectivo ni lidiar con el problema del vuelto.
Y ciertamente tardan muchisimo, pero es increible lo bien cronometrados que estan y son bien confortables. Yo he tomado buses aqui que he ido solo yo con el chofer bajo aire acondicionado y con wifi. Y tambien conoci los de Buenos Aires y no se si seran mas sucios pero te aseguro que son menos indignantes, las personas se comportan como seres humanos, no que en Cuba al montarte en una guagua tienes que volverte una fiera, es como si te fueras de safari y si no sigues la rima te come el leon.
Bonilla , lamento porque soy Cubano decirte que los Ómnibus de Cuba si bien no se si son los mas hediondos del mundo pues no los conozco todos , (por ahí los de Corea del Norte y los de la India lo son mas),, si son mucho mas hediondos que los de buenos Aires ,si bien es cierto que en el Subte de Buenos Aires en horario pico se viaja apretado no es comparable por varias razones:
Primero el viaje es mucho mas rápido, puedes dejar pasar un tren sabiendo que ne menos de 3 minutos tienes el otro, es decir que si esperas 30 minutos menos de lo que tendrías que esperar si se te va una gua gua en Cuba viajaras de manera mas cómoda.
Conozco muy bien buenos aires, viaje mucho en Bondi en Buenos aires y nunca vi a nadie colgando de la puesta de la gua gua,, no se si te fijaste pero las gua guas en Bs As tiene detrás del asiento un lampazo (Brillador , trapo de piso, Balleta, como quieras llamarle) con el que el chofer al llegar al paradero debe limpiar el colectivo, bondi , gua gua como quieras lllamarlo antes de volver a salir.
En miami es cierto que la guagua tarda pero no son hediondas , no se donde te subiste las que yo conocí no lo son, ademas es un medio de transporte alternativo ¿Que por ciento de la población usa el transporte publico en Miami y que por ciento lo usa en Cuba? esa seria un pregunta interesante para hacerse pues nunca vi a nadie viajando de pie en miami.
Si seguimos tratando de justificar lo injustificable, si tratamos de defender lo indefendible, si nos la agarramos con el mensajero, en este caso el periodista, Estamos en problemas.
Denuncia compartida!!
Buen artículo, yo le hubiera agregado que llamar al 18 820 es por gusto, es una burla más al pueblo, de la larga lista de ellas a que estamos sometidos a diario. Soy una cubana de a pié que coge 2 guaguas para ir al trabajo y 2 para regresar. Salgo de la casa a las 6 y 20 cada día y ya salgo predispuesta, veo choferes con el corazón deformado que todavía oscuro, como los dueños del mundo y disfrutando su momento de gloria, no paran en las paradas repletas de personas, es la ley del menor esfuerzo, no les importa el pasajero, solo su recaudación. Son unos ladrones autorizados por el Estado a robar, el Estado es el que deforma a las personas, están robando al pueblo legalmente. Dónde se ha visto eso???? Y el tiempo pasa y pasa, llegan y se van congresos de todo tipo y la vida sigue igual como dijera Julio Iglesias. A los de arriba, con sus carros y choferes, que primero distribuyen a la pareja y los hijos en sus respectivos lugares de trabajo y estudio, para después aterrizar olorosos y planchados en sus empresas y Ministerios. Por eso no cambiará la situación del de abajo, pues el zapato no le aprieta nunca al de arriba. Yo le tengo FOBIA a las guaguas en este país, las pestes, incluso a orine, pues de noche son baños públicos, la música escandalosa, sin importar si vienen bebés, personas enfermas, personas que acaban de perder un familiar, etc, etc. Eso no le importa a nadie. Los militares y policías en las guaguas mudos y ciegos ante todo, eso lo veo a diario. Ni hablar del comportamiento de los pasajeros….. yo veo cada cosas dentro de las guaguas, que son puro surrealismo, veo hombres tan asquerosamente irrespetuosos e inhumanos con las mujeres, que me dan canas de escupirles el rostro, en fin…. No hay otros medios de transporte alternativos, todos tenemos que morir con el bochornoso transporte público, lo mismo un médico, un periodista, un abogado, que un albañil, un cocinero, TODOS !!!!!!!!!! . Si algo afecta mi psiquis en mi país, es el transporte. En fin, da para hacer un libro y de varios tomos.
olvidé decir el colmo de las indisciplinas sociales y la falta de neuronas cerebrales que impera en el país. El chofer de un P10, el número 531, miércoles 14 , anteayer, manejando con audífonos puestos. Por supuesto que llamé al 18 820, número mágico que sirve para limpiarse el ….. Lo notifiqué, a sabiendas que nada pasará. Por eso la gente ni llama, yo le comento a los conocidos que acostumbro a usar el 18 820 para dar quejas de las barbaridades que veo en las guaguas, etc y todos me dicen Para qué te desgastas si sabes que no pasará nada por quejarte???? Es verdad, así es Cuba, la gente perdió la fé, son zombis por las calles que aceptan todo tal cual, pero yo sigo combatiendo , lo tengo en la sangre por mi padre que siempre ha sido así. Yo llamo, denuncio los atropellos con el pueblo, hago mi catarsis, aunque la realidad sea cada día peor.
NO VOY A DECIR NADA NI REPETIR NADA PUES TODOS SABEMOS QUE NADA SUCEDE A NADIE LE IMPORTA Y LA GENTE PIENSA Y VIVE SEGUN ES SU MODO DE VIDA Y SINO CHOCAS CON LA REALIDAD DE LOS CUBANOS DE A PIE NO SABES NADA NI HARAN NADA. LOS GERARCAS SABEN QUE NO HAY TRABSPORTE QUE NO HAY EN QUE MOVERSE? SI Y WUE? NO LOS AFECTA.
NO HAY COMBUSTIBLE PARA LAS GUAGUAS Y GACELAS, PERO LAS AVENIDAD ESTAN REPLETAS DE CARROS PARTICULARES Y DE CARROS ESTATALES, PONTE Y PIENSA!?!? Y UDS COMO PRENSA LO PUBLICAN DONDE QUIERA?
LA PRENSA MUESTRA TODA LA REALIDAD CUBANA?