En 1993, dos años después de disuelta la URSS, se autorizó la creación de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S. A. (ETECSA), que empezó a funcionar un año más tarde. En un momento en el que México transitaba por un proceso de modernización de su infraestructura para ingresar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, bajo la administración de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) –caracterizada no solo por el apogeo de desregulaciones y privatizaciones, sino también por una corrupción galopante–, apareció en el panorama la Corporación Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL), una subsidiaria el Grupo Domos de Monterrey que ese mismo año compró el 49% de las acciones en un joint venture con esa empresa cubana, desembolsando para ello 1,5 billones de dólares. Cuba mantendría el 51% de las acciones como parte de un mensaje claro sobre la inversión extranjera en el país.
Varios estudios coinciden en señalar que los años 90 fueron un momento de repunte de la infraestuctura telefónica de la Isla, sobre todo por los montos de inversión extranjera directa (llegó a unos 123 millones de dólares en 1998, según estimados), destinada a reemplazar y expandir la hasta entonces existente, una explosiva mezcla de artefactos viejos norteamericanos con una no menos vieja tecnología del ex campo socialista. Ello redundaría, de entrada, en indicadores como la ampliación / acceso a los servicios telefónicos: en 1996 había en Cuba 3,19 teléfonos por cada 100 habitantes (en la capital, 7,1); en 2000 se había elevado a 4,38 (en la capital, 10,3) con perspectivas de llegar a 9 nacionalmente (20 en la capital) en 2004. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en 2013 la densidad móvil era de 17,9, y la fija de 11,1, para un total de 29 por cada 100 habitantes.
Una de las fuentes gruesas de los ingresos de ETECSA provenía en ese momento de las llamadas al exterior. De acuerdo con estimados, en 1995 la entidad facturó unos 145 millones de dólares por este concepto, posible en gran medida debido a las conexiones de Domos con empresas estadounidenses como WilTel, LDDS Metro Media Communications, IDB, MCI y Sprint, autorizadas por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) a proveer servicios de larga distancia entre Cuba y Estados Unidos.
Pero poco tiempo después un artículo del New York Times daba cuenta de dos problemas. Por una parte, presiones a los ejecutivos de Domos y a sus familiares en términos de negativas de visados para entrar o estudiar en los Estados Unidos en el contexto de la Ley Helms Burton, aprobada por el Congreso en 1996, después del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. De acuerdo con trascendidos, la administración Clinton había identificado a CITEL como una de tres compañías violadoras de esa ley al haber metido las manos en predios de la ITT Corporation de Nueva York, intervenida en agosto de 1960 (Cuban Telephone Company), dato que no suelen considerar ciertos análisis que circulan por la web e incluso algunos estudios técnicos serios. El reclamo norteamericano por expropiación ascendía entonces a 130 millones de dólares.
Por otra parte, los problemas económicos propios de Domos en el escenario de la crisis mexicana y la devaluación del peso, que impactarían negativamente sobre todo el sistema, y en particular sobre empresas de su tipo como Telmex, monopolio estatal privatizado a fines de los años 80, por lo menos parcialmente. “Estaban confrontando problemas financieros antes de la Helms Burton, pero los accionistas potenciales fueron mucho más tímidos después que entró en efecto”, dijo un banquero europeo al tanto de los asuntos cubanos. Reginaldo J. Cepeda, abogado de Domos, fue categórico en sus declaraciones públicas: “Puedo confirmar que ya no tenemos acciones u otras formas de participación en ETECSA. Me temo que no puedo dar más detalles”.
Apareció entonces la vía italiana. En efecto, en abril de 1995 Domos había vendido el 25% de sus acciones de ETECSA a STET International Netherlands (por 291,2 millones de dólares), una subsidiaria de Telecom Italia con negocios en Brasil, Líbano, Turquía, Israel, China y Francia; más tarde los italianos compraron un paquete adicional, con lo cual poseyeron casi un tercio de las acciones (27%).
Este ciclo de inversiones extranjeras directas en esta área se cierra con la compra, en 1998, del 37,5 % de las acciones de Cubacel por parte de Sheritt International, un holding canadiense con inversiones en la producción niquelífera de Moa y en otras áreas de la economía como turismo, transporte y energía, entre otros. Cubacel había surgido en 1991 como un joint venture con la firma TIMSA de México, dueña del 10% de las acciones.
En 2003 el Estado concedió a ETECSA la condición de operador unificado de telecomunicaciones fundiendo dos entidades, Cubacel y C COM, mediante el Acuerdo 4 996 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros y el Decreto 275.
El objetivo consistía en “integrar en una sola empresa mixta todas las actividades relacionadas con la telefonía fija y celular, así como de otros servicios de telecomunicaciones, para asegurar el proceso de investigación, inversión, producción, prestación de servicios y su comercialización en Cuba y en el exterior, incluyendo la compra en el mercado externo de la asistencia técnica e insumos para la producción y servicios, así como otras actividades que garanticen el normal funcionamiento del sistema y aportar a la economía nacional divisas libremente convertibles”. Ese mismo año, y atendiendo a idéntica lógica, el Estado compró las acciones de canadienses y mexicanos en Cubacel.
En febrero de 2011 se dio un paso más allá. En la Gaceta Oficial se anunció el control del 100 % de las acciones de ETECSA, prescindiendo por primera vez en su historia de la inversión extranjera. De acuerdo con trascendidos, aquellas quedaron distribuidas entre seis entidades nacionales. De la siguiente manera: Telefónica Antillana S.A., 51%; Rafin, 27%; Universal Trade & Management Corporation S.A. (UTISA), 11%; Banco Financiero Internacional, 6,15%; Negocios en Telecomunicaciones, 3,8%; y Banco Internacional de Comercio, 0,9%.
Según los Lineamientos, se debe “potenciar el papel de la inversión extranjera directa en la introducción en el país de tecnologías de avanzada a nivel internacional”. Con ETECSA ocurrió lo contrario.
ETECSA, quien te ve hoy y quien te vió . . . . nada que ver
Sabia usted que el Banco Financiero Internacional es cubano? Sabe usted que Telefonica Antillana también es una empresa cubana?
Solo aportando 2 pequeños datos.
El 100% de detecta es cubano. Quizás me equivoco un poquito pero en una investigación que hice hace un par de meses me quedaba así
Gracias agradeceros comentarios de personas más preparadas que yo.
Cuando surgió ETECSA, circuló un chiste que decía que esas letras significaban: Estamos Tratando de Establecer Comunicaciones, pero Sin Apuro.
ETECSA es simplemente el monopolio de las comunicaciones en Cuba, al estilo del capitalismo salvaje: Cero competencia, pone los precios por la nubes (son millonarios a costa de los precios abusivos con un pueblo de salario promedio de $25 al mes, mas los emigrados), control total de lo que dices o escribes, etc…Entonces es, o ETECSA o Nada. Y esto sucede con muuchas otras cosas tambien (productos y servicios).
O sea, que Cuba utilizo fondos privados hasta que se sintio fuerte para poseer el 100 de las acciones. Acaso esto no es un claro ejemplo el porque muchas empresas internacionales temen invertir en Cuba?. Ahora a esperar la segunda parte del novelon: la caida estrepitosa de ETECSA sino recibe otra injeccion fresca de tecnologia, digase dolares del exterior.
Como siempre, cuando se habla de “ETECSA” hay que darle el primer premio fotográfico a Claudio Pelaez. Su foto nocturna de luna llena lo dice todo. Como dijo alguien, evoca al “Castillo de Dracula” A mi también. No solo por lo terrorífico de esta empresa, sino también por lo de vivir chupándoles la sangre a otros para alcanzar la “Inmortalidad”.
Quien fue el responsable de acabar con ETECSA, despues de los logros que tuvo en medio del periodo especial, las formas avanzadas de getión que se lograron y con el apoyo del Miniterio de Comunicaciones, eso tiene nombre y apelidos que deben ser juzgados por afectar la economia del país
Muy interesante artículo el de Ariel. Me queda la curiosidad de saber cuanto pagó el estado cubano (a través de las empresas que el autor menciona) por el control total, primero de Cubacel y luego de ETECSA. Realmente contrasta lo que prega uno de los lineamientos con la historia reciente de las telecomunicaciones en Cuba. Pero no debemos olvidar que el control tanto de los medios de comunicación como las tecnologías asociadas a ellos siempre han sido de carácter estratégico desde los inicios mismo de la Revolución. En ninguna latitud, sistema social y cultura de este planeta se han obtenido avances significativos con un modelo monopolizador como el que describe a ETECSA. Esto podría explicar porque se ensaya en el 2018 con el 3G en Cuba cuando ya se logra perfilar en un futuro próximo el 5G (con lo Chinos a la cabeza de este nuevo standard by the way).
En los países serios en cuanto a avances en las telecomunicaciones existen agencias reguladoras que fiscalizan el plan de inversiones de las diferentes empresas que atienden este importante sector e incluso existen salidas al caso en que se instaure, por venturas de la libre competencia, inicios de monopolios (AT&T ya ha sufrido 2 regulaciones anti-trust). Si la empresa no invierte como es debido, no atiende como es debido al cliente o en general no funciona como es debido esta agencia reguladora se encarga de halarle la oreja a la empresa, no renovarle el contrato o incluso cerrarlo definitivamente. Este modelo es el que debería imperar en Cuba.
Están buenos los datos que se aportan. Para mi la historia de Etecsa era completamente desconocida. Vienen bien esos artículos por estos días.