El notable antropólogo forense cubano Héctor Soto Izquierdo, con un amplio reconocimiento internacional en su especialidad, falleció recientemente en La Habana a la edad de 73 años, según informan medios oficiales.
Al momento de su deceso, ocurrido este lunes, Soto Izquierdo se mantenía laborando activamente en el Instituto de Medicina Legal de Cuba, institución a la que perteneció durante 47 años, refiere un despacho de la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
De acuerdo con el medio, entre los trabajos más relevantes desarrollados por el experto destaca su participación en la búsqueda, hallazgo e identificación de los restos del comandante guerrillero Ernesto Che Guevara y de varios de sus compañeros en Bolivia, (1996-2001).
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Nacido en 1949 en la occidental localidad cubana de Madruga, Soto Izquierdo era Máster en Antropología y fue un destacado precursor y difusor de la Antropología Forense en Cuba, así como profesor de más de 40 generaciones de médicos legistas cubanos en su especialidad.
Desde 1975 el experimentado especialista identificó más de mil casos y trabajó en la tipificación de cadáveres de Barbados, Granada, Angola, Bolivia. Asimismo, intervino en la identificación de los restos de casi una decena de patriotas cubanos, entre ellos Calixto García, Vicente García y Manuel García —el llamado “Rey de los Campos de Cuba”—, Máximo Gómez y Mariano Martí Navarro, padre de José Martí.
Recuerda la ACN que gracias a sus investigaciones se pudo conformar la gráfica de la localización exacta de las heridas de bala y las agresiones por arma blanca recibidas por el lugarteniente general Antonio Maceo Grajales, incluido el disparo de arma de fuego que recibiera a traición en San José, Costa Rica, y que le penetró por el músculo dorsal, en la espalda, sin que el plomo le saliera.
En Venezuela, por su parte, trabajó como asesor de la Comisión Presidencial para la identificación y esclarecimiento del fallecimiento de Simón Bolívar, con la cual se pudo confirmar la identidad de El Libertador, precisa el reporte.
Además, en 1986 laboró en Ecuador en la identificación de las víctimas de un asesino en serie que durante 16 meses había violado y estrangulado a 73 mujeres. Gracias a sus conocimientos se pudo identificar y encarcelar al asesino colombiano Daniel Camargo, quien cumplió prisión hasta que murió a manos de otro delincuente en la cárcel.
Como experto, participó en numerosos cursos y congresos de su especialidad en diversos países, y recibió numerosos reconocimientos nacionales e internacionales por su labor.