En el marco del 80 aniversario de la liberación de Corea, la huella del movimiento independentista en México y Cuba revive una historia de penurias, explotación y resistencia, protagonizada por migrantes que, desde plantaciones de henequén y caña de azúcar, mantuvieron viva la causa por la libertad de su país.
En 1905, Corea se encontraba sumida en una profunda inestabilidad política y social, marcada por el Tratado de Protección Japón-Corea que despojó a la península de gran parte de su soberanía diplomática, que terminaría cinco años más tarde en la colonización nipona.
Ese año, unos 1000 coreanos partieron del puerto coreano de Chemulpo en lo que ahora se conoce como Incheon, en Corea del Sur, hacia la ciudad portuaria de Salina Cruz, en Oaxaca, México, engañados por promesas de empleo y bienestar en el país norteamericano.
De las haciendas henequeneras a la lucha por la independencia
Tras un breve período en plantaciones de azúcar, la mayoría fueron trasladados a Yucatán para trabajar en haciendas de henequén, un tipo de agave, bajo condiciones de explotación.
“Estos trabajadores, pese a las duras circunstancias, organizaron filiales de la Asociación Nacional Coreana (ANC) para recaudar fondos y enviarlos al Gobierno Provisional de la República de Corea”, dijo Oh Dae-rog, jefe del equipo de investigación de sitios históricos en el extranjero del Instituto de Historia del Movimiento por la Independencia de Corea, en un estudio publicado este año.
En la década de 1920, algunos de estos migrantes se trasladaron a Cuba, donde continuaron su labor en plantaciones de caña y en trabajos urbanos. Allí replicaron la organización comunitaria, manteniendo vínculos con la red independentista en toda América.
“A pesar de las difíciles condiciones de vida, los trabajadores coreanos inmigrantes se entregaron con dedicación a la causa de la liberación de su patria, Corea, que en ese momento estaba bajo el dominio colonial del Imperio japonés”, dijo el director de la Academia del Patrimonio de Corea, Kim Yong-dal, quien investigó los sitios históricos en América Latina en 2014.
Kim dijo que los coreanos abrieron sucursales de la Asociación Nacional Coreana en diversas regiones de México y Cuba para recaudar fondos entre la comunidad.
“La existencia de este Gobierno, desde su establecimiento en 1919 hasta 1945, fue posible gracias a estos recursos”, agregó.
También explicó que en su búsqueda de valores universales “como la libertad, la paz y la felicidad” adoptaron una postura favorable hacia la Revolución mexicana de los años 1910, centrada en campesinos y obreros.
“Incluso participaron en la Revolución cubana. Un ejemplo emblemático es Jerónimo Lim, hijo del independentista coreano en Cuba Lim Cheon-taek, quien se unió a la revolución”, dijo.
Nombres propios y reconocimientos póstumos
Entre los protagonistas de esta historia figura Kim Seong-jae, conocido como Alfonso Kim, nacido en Cuba, que fue secretario del capítulo de Matanzas y líder juvenil en La Habana. Su padre, Kim Chi-il, había emigrado desde México y fue condecorado en 2015 por sus contribuciones en la Asociación Nacional Coreana.
También destacan Lee Jong-heon, líder de la Asociación de Residentes Coreanos en Cuba; Kim Sang-jun, activo en ambos países; y veteranos como Lim Cheon-taek, Pack Chang-woon y Soh Byeong-hak, que participó en la fundación del capítulo de Mérida en 1905 y promotor de la enseñanza del coreano en Cuba.
El Ministerio de los Asuntos de Patriotas y Veteranos reconoció en ceremonias recientes a varios de ellos como “luchadores por la independencia”, otorgando órdenes y medallas de mérito a sus descendientes.
Sitios históricos en México y Cuba
En la lista de lugares vinculados al Movimiento por la Independencia de Corea en el extranjero, México ocupa el quinto lugar, con 53 sitios, solo por debajo de los cuatro países con mayores vínculos históricos con Corea: China, EE.UU., Rusia y Japón.
Fuera de México, el único país latinoamericano en la lista es Cuba, que ocupa el octavo lugar, con 13 sitios, empatado con la India.
Un estudio del citado investigador Oh identifica desde antiguas sedes de la Asociación Nacional Coreana hasta tumbas y monumentos conmemorativos.
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En Mérida destaca la antigua sede del capítulo local, centro de reunión y coordinación de actividades, y en Ciudad de México, un edificio histórico en el que se organizaban colectas. En Cuba, se encuentran diversas tumbas en Cárdenas y el edificio de la ANC de La Habana, entre otros.
La trayectoria de estos migrantes muestra que la lucha por la independencia coreana no se libró solo en Asia. Desde plantaciones en Yucatán o centrales azucareros en Cuba, su aporte material y moral formó parte de un esfuerzo que valió la liberación de la península coreana.
Autor: Ruy A. Valdés.