Santa Isabel de las Lajas, inmortalizada en una de sus canciones, no olvida a su ídolo y este lunes rindió tributo al gran Benny Moré en el aniversario 61 de su muerte.
Como cada año, los pobladores de ese municipio de la centro sureña provincia de Cienfuegos peregrinan hasta su tumba en el cementerio local, declarada monumento nacional en 2009.
Aunque murió en el hospital Calixto García, de La Habana, ciudad donde residía, en su última voluntad el músico pidió ser enterrado en su terruño.
En un modesto sepulcro de mármol se lee la inscripción ‘‘Beny Moré, Lajas, mi rincón querido, pueblo donde yo nací‘‘, frase de la canción que dedicó a su villa natal.
Igualmente fueron considerados sitios protegidos otros lugares vinculados a su vida y obra, como el Casino los Congos, institución religiosa y cultural de origen afrocubano, la escuela donde cursó los primeros grados, la plaza principal de la localidad, el Café Cuba, la estación ferroviaria y la casa que construyó a su madre.
En la peregrinación de este lunes 19 de febrero se ofició, como es también tradición, el toque de la Makuta y el saludo a la bandera cubana, con que los familiares, amigos y vecinos de la localidad reconfirman su voluntad por preservar la memoria del hijo ilustre.
El Toque de Makuta, se realiza en el Casino Congo, en Santa Isabel de Las Lajas.
Se compone del Juramento de la Bandera, bajo cuya advocación se danza en el cabildo al ritmo de cantos y bailes folclóricos y “se expulsa lo malo y se atrae lo bueno”, dicen sus protagonistas.
Como gratitud o recompensa al final todos besan la bandera. Se trata del único lugar en Cuba donde se realiza esta tradición danzaria y es donde, justamente, inició su quehacer musical el gran Benny Moré.
La figura del artista, de vida bohemia y fallecido de cirrosis a los 43 años, motivó toda una jornada de la cultura en la villa isabelina, desde el pasado 15 de febrero y hasta este lunes.
El programa incluyó la edición XIV del coloquio De Cultura e Identidad que cada año rinde homenaje al Bárbaro del Ritmo y a las tradicionales culturales del territorio, precisó una nota de la Agencia cubana de Noticias (ACN).
Entre las personalidades que asistieron al evento teórico se encontraba la Doctora en Ciencias Gema Valdés Acosta, profesora titular de la Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas, quien presentó el estudio Las lenguas rituales cubanas de origen africano y sus valores patrimoniales.
En el evento participaron además las brigadas de Instructores de Arte con una exposición alegórica a la cultura de Santa Isabel de las Lajas, cuyo bicentenario de fundada también fue motivo de celebración.
En el municipio de Lajas los primeros asentamientos datan de 1800 y la fundación oficial ocurrió en 1824. Benny Moré nació en la localidad el 24 de agosto de 1919.
Una de las infaltables a la peregrinación cada 19 de febrero, hasta su muerte en 2021, fue Hilda Moré, la hija mayor del artista, una tenaz activista por su legado y memoria.
Sus testimonios familiares fueron de gran valía para los distintos documentales y obras que se han realizado sobre la vida del autor de “Cómo fue“.
Entre ellos destaca el documental Los Últimos Días del Benny, del director Damián Pérez Téllez.
Nacida en la propia Santa Isabel de las Lajas, Hilda estuvo muy ligada a su padre desde que Benny regresara de México, en 1956, cuando ella tenía 12 años.
“Solo vivimos juntos siete años, me trajo a vivir con él a La Habana el mismo día que cumplí 12 años, y murió cuando tenía 19, pero fueron años lindos, intensos, de mucho amor“, dijo en una entrevista con la agencia rusa Sputnik.
Un fenómeno llamado Benny Moré
Considerado uno de los cantantes cubanos más polifacéticos y para muchos el más grande de todos los tiempos, Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez fue el primogénito de 18 hijos de una familia negra y pobre cuyas necesidades le obligarían a cambiar la escuela por el trabajo y culminar solo el cuarto grado.
Según el investigador Rafael Lara González, Benny tuvo desde niño un acercamiento al Cabildo Congo de Lajas, situado a solo unos metros de su casa. Esa influencia fue determinante para su futura carrera como músico, pues con ellos aprendió a tocar el insundi, los tambores yuka, los de makuta y bembé.
El valioso aval de tener como antepasado a figura tan ilustre como el primer rey de los congos, hizo que los descendientes de la cofradía, fundada en el siglo XIX por un grupo de negros congos libertos, brindara siempre al Benny especial reconocimiento por la jerarquía de su origen.
“Del Benny muchas cosas se sabían y yo quise ir más allá. ¿Qué cosa es más allá? La magia, el mito, que no lo explico, ni lo resuelvo, pero lo evidencio”, manifestó, por su parte, uno de sus biógrafos, Rafael Lam, en una entrevista con On Cuba en 2019.
Su biografía del músico, titulada Benny Moré, el símbolo de la música cubana (Ed. José Martí, 2019), le tomó cuarenta años en ponerle el punto final.
“Benny, tengo la idea, es un músico sobrenatural, como siempre digo de músicos como Michael Jackson, Dámaso Pérez Prado, Frank Sinatra, porque viraron el mundo bocabajo. En el arte hay cosas que no se pueden explicar. No en la música, en el hombre. El ser humano y el arte son un misterio”, suscribió Lam.
“Benny Moré es un dios en Cuba. Se habla de él en presente, como si fuera un amigo cercano, un vecino inmediato”, estimó, por su parte, Rosa Marquetti.
La escritora, filóloga, productora y musicógrafa cubana trazó un perfil elocuente del genio: “Nadie podía resistirse a su incomparable voz, a su inigualable carisma, a su singular manera de hacerlos bailar. Los cubanos de todas las partes del mundo hablan de él y lo tutean, le llaman simplemente El Benny, o El Bárbaro, El Bárbaro del Ritmo”.