El mayor incendio forestal registrado este año en Cuba arrasó alrededor de 340 hectáreas de bosque en el municipio de Manuel Tames, en la oriental provincia de Guantánamo.
El presidente del Consejo de Defensa Municipal, Yunior Direntaud, señaló que el fuego se originó en el Alto del Zorzal, perteneciente al consejo popular de La Caridad de los Indios, y dañó refugios de diferentes especies de aves, reptiles y otras especies de la fauna silvestre, informó el periódico Granma.
Según la fuente, se trata del mayor incendio forestal en lo que va de año en Cuba, cuya extensión es superior a la suma de los ocurridos previamente en Artemisa, Villa Clara, Matanzas, Holguín, Santiago de Cuba e Isla de la Juventud. En total, hasta la fecha son ya 545 las hectáreas de bosques quemados en el país.
Incendio forestal en #Guantánamo afecta 340 hectáreas https://t.co/MLzom4whrT pic.twitter.com/zo4J6Zbw08
— Radio Guantánamo (@RadioGtmo) March 10, 2021
Direntaud explicó que la acción coordinada del Cuerpo de Guardabosques en la localidad junto al personal de las unidades estatales de base forestal y de granos evitaron que daños mayores.
“Fue necesario abrir trochas cortafuego y echar manos a medios alternativos, hasta las yuntas de bueyes trasladaron agua para la zona del siniestro que, no obstante, se propagó rápido, ayudado por la fuerza y la dirección de los vientos”, detalló.
El incendio ya fue sofocado y se mantiene “vigilancia constante” en toda la zona afectada, para evitar posibles rebrotes de las llamas, aseguraron las autoridades locales.
Rafael Wilson, especialista en protección forestal del Cuerpo de Guardabosques de Guantánamo, lamentó los perjuicios causados por el fuego a un área boscosa con amplia biodiversidad.
“Quedó roto el nicho ecológico de las aves”, dijo el experto en referencia al zorzal, que da nombre al lugar.
“Para mayor infortunio, el incendio sucede cuando inicia el cortejo, la selección de parejas, el apareamiento y la reproducción de las aves”, agregó.
Citado por el diario estatal, Wilson expuso que además, en la zona era hábitat de abejas, jutías congas, y la especie de majá de Santamaría y otros reptiles, insectos y roedores, que tuvieron que migrar a bosques cercanos y ahora tardarán en regresar a su “ciudad vegetal”.