Algunas fotos en las que se ven jóvenes disfrazados de miembros del Ku Klux Klan (KKK) durante la celebración de Halloween en la oriental provincia cubana de Holguín han desatado una polémica sobre la vigencia del racismo en la Isla.
En las imágenes los protagonistas pueden verse en el parque Calixto García y, según ha trascendido, en tono de broma llegaron a preguntarse: “¿Dónde están los negros?” en lo que el diario oficial Granma considera una expresión pública “absolutamente inadmisible”. El texto, publicado bajo la firma de Pedro de la Hoz, también considera “mucho más inadmisible” la actitud de quienes presenciaron el hecho con ”pasividad” y “permisividad”.
El artículo recuerda que las manifestaciones racistas son punibles en la legislación penal cubana y hace un llamado a analizar “más allá de lo anecdótico”, aun cuando se tomen medidas institucionales y legales ante el hecho.
También refiere que “la cultura supremacista, que privilegia las supuestas ventajas de un color de la piel sobre otros, no es privativa de Estados Unidos, la nación que desarrolló con mayor fuerza ese perverso enfoque.”
“Mucho habrá que seguir luchando, pero el proceso de transformaciones revolucionarias de las últimas décadas no solo le ha dado impulso a esa perspectiva, sino también ha observado aquellas zonas donde no se ha avanzado suficiente e incluso se reproducen patrones y estereotipos racistas”, agrega el medio.
Por su parte, el titular del Ministerio de Cultura, Alpidio Alonso, cuestionó a través de las redes sociales la impasibilidad frente a lo que consideró “expresiones de colonialismo cultural y de racismo”.
Me pregunto cómo se puede permanecer impasible frente a expresiones de colonialismo cultural y de racismo como esta. ¿Ingenuidad? Si esto no nos duele, no nos preocupa, no nos indigna, no nos moviliza, ¿cómo sentirnos dignos, hombres y mujeres de bien, revolucionarios, patriotas? pic.twitter.com/i4jGVBP26V
— Alpidio Alonso Grau (@AlpidioAlonsoG) October 30, 2022
“Si esto nos nos duele, no nos preocupa, no nos indigna, no nos moviliza, ¿cómo sentirnos dignos, hombres y mujeres de bien, revolucionarios, patriotas?”, escribió Alonso en su perfil de Twitter.
Hay otras posiciones, como la del escritor holguinero Manuel García Verdecia, quien calificó como “desafortunados” los disfraces, pero consideró que se le ha dado una connotación excesiva al suceso.
“Se han disfrazado unos jóvenes como si fueran del Ku Klux Klan. ¿Es bueno que lo hicieran? No. Es un símbolo deleznable. Sí. Pero han asumido el asunto como si ellos fueran el mismo KKK.”, dijo el escritor en referencia a quienes han exigido medidas más drásticas con los implicados.
“Es una broma, quizas fuera de tono, quizás debido a falta de conocimiento, pero no creo que sea un acto consciente de racismo. Debe pensarse en el daño que se le está infligiendo a esos adolescentes y sus familias. Solo se necesita conversación y esclarecimiento, no demonización, ya tenemos demasiada, además de otros problemas verdaderos y acuciantes”, comentó.
De acuerdo con la investigadora Alina Herrera, consultada por OnCuba para la elaboración de esta nota, “estos hechos nos obligan a pensar más allá de Holguín y de una celebración. Nos invitan a hablar más sobre racismo en Cuba toda, y a comprometernos con más acciones antirracistas para Cuba. Las bromas son espacios, dinámicas donde se reproduce también el racismo. Mediante las bromas deshumanizamos al sujeto o al grupo social sobre el que se ‘bromea’ para convertirlo en objeto de burlas o de risas, sea por su negritud, por su condición racial, sexual (homosexuales), de género (mujeres), origen territorial (‘pinareños’ o contra los llamados ‘palestinos’, que no son más que personas que provienen del oriente del país) u otros. En este caso, el motivo de la ‘aparente’ broma —dado que no se conocen las circunstancias reales del hecho— hace referencia a un fenómeno —el Ku Klux Klan— que constituye uno de los crímenes racistas y uno de los episodios más tristes del supremacismo blanco, por el que se asesinaron a personas negras (solo por ser negras).
“Además, una de las formas encubiertas del racismo ha sido precisamente el llamado ‘racismo recreativo’, que no es más que el acto de recrearnos o divertirnos a propósito de la negritud de otras personas, o de eventos en donde la desigualdad por el color de la piel ha determinado históricamente la inferiorización de las poblaciones racializadas.
“Que esto no se entienda habla, en primer lugar, de algo sistemáticamente demandado por las voces y los grupos antirracistas en Cuba, y es que necesitamos, con urgencia, más educación antirracista en las aulas cubanas. Nos alerta, ya como síntoma social, que hay formas de racismo de nuevo naturalizadas, precisamente por una falta de conciencia histórica, pero también porque hay condiciones estructurales e incluso institucionales que las propician. Faltan productos de comunicación que expliquen el racismo y las formas de desigualdad racial que tienen lugar en la Cuba de hoy. Al contrario, la comunicación audiovisual, escrita y publicitaria es muchas veces racista. Y a las denuncias públicas que han hecho colectivos y personas dedicadas al antirracismo en Cuba nunca se les ha dado respuesta y nunca se ha corregido.
“Lo que creo es que es un síntoma más que está dando la sociedad cubana actual respecto a la profundización de las desigualdades sociales, respecto a la falta de formación de las nuevas generaciones y respecto también a la inmovilidad estatal para desmantelar las causas y condiciones que provocan hechos como este. Si bien se han dado algunos pasos, como el Programa nacional contra el racismo, está pasando bastante desapercibido para quienes necesitan un enfrentamiento y soluciones inmediatas”.
Aunque la erradicación del racismo fue una de la banderas enarboladas por la Revolución cubana, y el discurso oficial siempre ha resaltado los logros en políticas encaminadas a desterrar de la sociedad cualquier rasgo de discriminación por el color de la piel, es un hecho reconocido por el gobierno, así como por investigadores y prestigiosos intelectuales, que este tipo de manifestaciones de racismo explícito o no son parte de la realidad sociocultural del país.
El Ku Klux Klan fue un grupo supremacista blanco que a fines de siglo XIX promovió, por medio de actos violentos y propagandísticos, el racismo, la xenofobia y el antisemitismo en los Estados Unidos.
El racismo en Cuba no es solo del blanco, contra el negro; se dan manifestaciones del negro odiador “ per se” de los blancos y el Estado cubano NO se puede equivocar otra vez. Ojito con esto.