Mario Lombao tiene a Steve Jobs como uno de sus íconos. También le hubiera gustado que su emprendimiento naciera en un garaje de La Habana, tal como en su momento (1977) lo hizo Apple, en Los Altos, California, pero la realidad tuvo otros planes más desafiantes. El negocio vino al mundo en un espacio mucho más modesto, endemoniado y hasta inverosímil: Debajo de una litera…literalmente.
“Yo lo que tenía era una litera” cuenta a OnCuba este afable e inquieto empresario con dos carreras: “Una en la Cujae (ingeniero informático), y otra en la vida”.
Lombao nació en La Habana no en un año cualquiera. En 1986 Fidel Castro reaccionó a la perestroika soviética decretando una cruzada contra las llamadas tendencias negativas en la economía bajo incentivos materiales y “reseteó” el sistema con aquello de que “Ahora sí vamos a construir el socialismo”. Para muchos fue esa la señal de un modelo que agotaba sus posibilidades de reforma y comenzaba su ocaso estratégico, con algunas bocanadas intermedias —Venezuela, Obama— hasta la debacle del presente.
“Dormía arriba y tenía la computadora abajo en un medio cuarto. Y fue espectacular. Ahí se hizo magia”, repasa con entusiasmo retrospectivo.
¿Recuerda la primera máquina que usted tuvo?
Sí, claro. No tenía una máquina, tenía un motherboard y tenía una caja de manzanas con poliespuma como soporte. Si tenía que dormir, tenía que desarmar la máquina y cuando iba a trabajar, tenía que armarla. Y eso me permitió tomar experiencia y dar el servicio de ensamblaje y reparación de máquinas.

Bolsillos vacíos: Todos los riesgos, ninguna certidumbre
Lombao, con toda la energía juvenil de la que era capaz su mocedad, no tenía ningún colchón financiero, aunque fuera mínimo, cuando comenzó en el negocio en 2013, en los albores del cuentapropismo masivo en la isla. Tampoco —ni qué decir— la certeza del triunfo. Eso sí, no paraba de estudiar los mecanismos empresariales de Google buscando modelos de gestión adaptables a la realidad cubana.
“Lo concebimos sin presupuesto, pero con muchas ganas de hacer”, dice simplificando su temeraria filosofía de la vida y del trabajo, tan cara al voluntarismo vernáculo.
“Hay que ser capaces de disfrutar el viaje. Aunque no se triunfe, aunque no se logre lo buscado, lo importante es intentarlo”, afirma con una rotundidad que se aleja de cualquier pose o eslogan.
Y ahora, tal vez para su sorpresa y recompensa, se halla celebrando el 12º aniversario de su empresa lanzando Centauro IA, una plataforma que promete revolucionar el comercio electrónico y la atención al cliente en la isla.
En el refrigerado salón Vedado del Hotel Nacional, una mole ecléctica de 1930 todavía con mucho empaque y escasos turistas, todo el equipo de Mario estaba en tensión. Defendiendo su imagen corporativa desde los pulóveres con el nombre y logo de la empresa, un colectivo mayoreado por jóvenes, se parapetó bajo el lema “Un evento sobre tecnología inteligente para marcas que piensan en grande”.
Es así que Lombao Estudios presentó esta semana ante un público atento sus proyectos estrella en este 2025: A Ver Qué Sale (buscador de precios), Beep Beep Market (e-commerce) y Galería Print (impresiones 3D). Sin embargo, el protagonista arrollador de la jornada fue Centauro IA, un asistente virtual que combina inteligencia artificial con talento humano local.
¿Usted cree en el emprendimiento individual como un proyecto de éxito en Cuba?
Sí y no. O sea, no puedo llegar a donde he llegado sin equipo.

Episodios críticos: La pandemia y la IA
Los actuales productos han arribado al mercado luego de sobrevivir el emprendimiento a la terrible pandemia de 2020-2022 en la isla, que además de ser una máquina de matar, vació las arcas de la nación, ya esquilmadas para entonces. “Durante la COVID-19 hubo que pivotear bastante y, bueno, hoy estamos otra vez levantando”, estima Lombao, de ascendencia gallega por el lado paterno.
El plan de contingencia de la empresa obligó a trabajar desde casa —aquellos que podían— y a reinvertir buena parte del poco dinero obtenido. “Nos apretábamos los bolsillos, tratábamos de consumir lo mínimo y siempre sembrábamos para después poder recoger”. La estrategia funcionó y han llegado a nuestros días con productos como Centauro, cuya promoción no se cohíbe de aspavientos.
Promulga que “inaugura una era de la inteligencia artificial en Cuba”, cuando en la isla ya operan herramientas similares, tal vez no tan avanzadas, conseguidas por desarrolladores estatales como BRasa, BR Intelligent, SocIA o el proyecto Baihu, entre otras.
¿Suena pretencioso eso de “inaugurar una era”?
A ver, lo primero es que todas las experiencias que nosotros tenemos y todo lo que desarrollamos surge a partir de las necesidades de nuestros clientes. Y ellos, lógicamente, nos han demostrado que necesitan una serie de recursos que creemos que resolvemos con Centauro. Quizás es pretencioso, lo que pasa es que, como no dejamos de soñar, nos lo creemos.
De acuerdo con el empresario, este sistema de inteligencia artificial representa una novedad para Cuba, ya que su equipo acostumbra a incorporar tecnología de punta en el territorio nacional. “Los ciudadanos cubanos merecen acceso a lo mejor”, por lo que se esfuerzan por llevar estas innovaciones al país. Aunque reconoce que puede sonar ambicioso, Lombao insiste en que no renuncian a sus sueños y, por ello, lo asumen como perspectivas realistas de superación en escenarios muy demandantes y fluidos.
Respecto al nivel tecnológico, menciona que, en una escala del 1 al 10, su equipo utiliza tecnología de punta, alcanzando el máximo nivel de 10. Tal excelencia se sustenta en servicios avanzados como Google y Gemini, además de otras inteligencias artificiales globales, seleccionando las mejores para adaptarlas a sus necesidades.
Aclara que, aunque algunas herramientas son de código abierto, Centauro funciona como una plataforma integrada por diversas soluciones, algunas de pago, sin ser en sí mismo un código de open source o un free software.

Opiniones expertas
La reputación ganada por Lombao está en boca de muchos clientes, entre ellos, expertos del gremio informático.
“Siempre muy enfocados en los objetivos del cliente…Sin lugar a dudas, lo recomendaría dos veces…Son un excelente equipo humano y profesional y esas virtudes hacen que Lombao sea la empresa que tú esperas”, valoró Ariel Martín Estévez, CTO (Chief Technology Officer), en Autocentro ZED S.A Soporte y Desarrollo en Odoo, una suite de software de gestión empresarial desarrollada en Bélgica.
Entretanto, Ernesto Correa, Mercadame Marketplace, Diseño y Desarrollo en Magento, una plataforma de código abierto para comercio electrónico de Estados Unidos, argumentó qué lo motivó a buscar a Lombao: “Por el estilo de personalización que tienen y los recomendaría cien por ciento, con los ojos cerrados”, al tener una nómina de “excelentes muchachos, que no duermen, que están todo el tiempo generando, pensando y cualquier sugerencia pues la toman. Son muy críticos”.
“El proceso de trabajar con Mario y su empresa para mí ha sido un gusto. Son muy lógicos, van paso por paso”, refirió, por su parte, Gustavo Arnavat, presidente ejecutivo y fundador y CEO activo de Cuba Fundation, una organización sin fines de lucro con asiento en Nueva York.

Talento joven. El mérito sobre el pedigrí
En Lombao, la integración de jóvenes talentos como Denzel Andracaín, recién graduado en Informática, refleja una cultura laboral donde la confianza y la horizontalidad parecen ser pilares.
Desde su llegada como desarrollador, Denzel ha sido tratado como un igual, con espacio para proponer ideas y soluciones innovadoras. “Nunca me sentí el nuevo; mi opinión vale tanto como la de cualquier otro”, pondera con agradecimiento una práctica que difícilmente obtendría en una empresa estatal, donde las jerarquías casi siempre son impermeables a la horizontalidad ejecutiva.
Este ambiente colaborativo ha permitido que su trabajo en lógica de backend —la esencia oculta de plataformas como A ver qué sale— florezca, demostrando que en Lombao el mérito trasciende la experiencia.
Uno de los aportes más destacados de Denzel es su trabajo con Inteligencia Artificial (IA) para optimizar la experiencia del usuario.
En “A ver qué sale”, por ejemplo, ha implementado algoritmos que no solo mejoran la búsqueda de productos, sino que también priorizan opciones económicas, combinando relevancia y ahorro.
Además, su desarrollo de IA para categorizar automáticamente productos —como diferenciar entre “leche en polvo” y “leche condensada”— ha estandarizado procesos que antes dependían de criterios dispares entre comercios, evitando que el usuario se pierda en un mar de opciones.
Pero la IA en Lombao va más allá. Denzel también ha colaborado en Centauro, un ecosistema de chatbots que integra respuestas generativas para plataformas como Beep Beep Market y Galera.
Estos asistentes virtuales, entrenados con prueba y error, guían al usuario desde consultas básicas hasta transacciones complejas, aprendiendo de cada interacción.
“La IA debe adaptarse al contexto del cliente, incluso anticipándose a sus necesidades”, explica. Un ejemplo es el módulo de Recursos Humanos en desarrollo, donde la IA protege datos sensibles —como nóminas o evaluaciones— garantizando privacidad mediante permisos personalizados.
El futuro que Denzel vislumbra es aún más audaz: chatbots que no solo cotizan precios, sino que completan compras —como en Galera— enviando enlaces de pago y ubicaciones de recogida, todo desde apps como Telegram.
“La IA es tan versátil, tiene tantas caras, que el reto es enfocarla”, admite. Su proactividad y la libertad que Lombao le brinda para experimentar han sido clave. “Aquí los errores son oportunidades; el equipo siempre busca soluciones en conjunto”, recalca.
Con solo un año de graduado de la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas, que exhibe una escultura de Niemeyer, entregada por el propio arquitecto), Denzel encarna el éxito de un modelo que apuesta por el talento joven y la IA como motores de innovación. Su historia en Lombao no es solo la de un desarrollador, sino la de un profesional cuyo potencial ha sido estimulado por un entorno que valora la horizontalidad y la audacia tecnológica.
“Esto es solo el inicio”, asegura, mientras sigue transformando —junto a su equipo— la manera en que Cuba interactúa con el comercio digital. Para ese propósito, “las tormentas de ideas son casi diarias en la empresa”, dice Denzel con admiración.

Embargo, retrancas y mercados
Volvamos a Lombao. Una pregunta casi retórica está en la punta de la lengua: ¿Cómo afecta su negocio el embargo estadounidense?
“Mira, afecta. Tenemos que utilizar VPN. Por otro lado, no tenemos mecanismos de pago para adquirir licencias y aplicaciones”.
Según datos oficiales cubanos, los daños provocados por las sanciones entre el 1º de marzo de 2022 y el 28 de febrero de 2023 en el sector de las comunicaciones y la informática, incluidas las telecomunicaciones en Cuba, ascendieron a 41 millones 270 mil 50 dólares.
La firma del contrato entre ETECSA y Colombus Network Limited (CNL), subsidiaria de Liberty Latin America, para la conexión al primer cable submarino ARCOS-1 que conectaría a EE.UU. con Cuba, estuvo pendiente por más de cuatro años esperando la evaluación de la licencia solicitada por la compañía a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Al final, negaron el permiso aduciendo razones de seguridad nacional.
¿Y cómo resuelven?
Hay que pedir favores para que las personas sean las que nos paguen los servicios. Nos lo hace difícil. Ahora, mi filosofía es que yo no me puedo detener porque haya dificultades. Así que tratamos de adaptarnos y no de quejarnos. El embargo nos perjudica, pero no nos detiene. Esa es la filosofía que trato de transmitir a mi equipo.
Mirando hacia las circunstancias domésticas: ¿cuánto de retranca hay en la legislación cubana para el desarrollo de una empresa como la suya?
Te soy sincero. En el caso de nosotros, cada vez que tenemos algún problema, el Ministerio de las Comunicaciones, que es la entidad a la que nos subordinamos, quizás no nos resuelven el problema, pero al menos nos orientan. Al final, el problema es nuestro y tenemos que resolverlo nosotros. Si nos la ponen difícil, tratamos de buscar el mecanismo para solucionarlo. Dentro de la legalidad, hay cosas que no se pueden hacer y no las hacemos. Son frenos, pero, te repito, no nos detienen, lo que el trabajo se ralentiza.
El ingeniero Mario Lombao explica que su empresa se enfoca principalmente en la exportación de software, lo que les permite mantenerse activos y con una sostenibilidad que reproduce y amplía las necesidades operativas para un crecimiento constante. Aunque reconocen que en Cuba existe un mercado con necesidades y posibilidades, priorizan a los clientes internacionales y luego aplican esa experiencia en el mercado nacional.
A pesar de las limitaciones históricas como el acceso a internet, su éxito radica en la calidad del recurso humano. Con equipos básicos como una computadora y conexión a la red, han logrado competir al mismo nivel que otros países, impulsando su desarrollo mediante inteligencia, know how y adaptabilidad.

¿Un polizón en Lombao? De escultor a programador
Alejandro Díaz Cadavid, 53 años, dio unas cuentas vueltas en la vida hasta detenerse en Lombao Estudios, donde ejerce como Ceo Senior( el segundo al mando). Luego del servicio militar, estudió escultura en la bicentenaria escuela de artes plásticas San Alejandro, pero una emergencia familiar frustró su graduación.
Después, comenzó en la Cujae, en la Facultad de Mecánica, donde su padre era un inveterado profesor. No pudo concluir la carrera, igualmente por asuntos de familia. “Hasta que aparecieron las primeras computadoras en el 95, 96 y me cambiaron la vida. Era una locura”. Alejandro puso fin a Mecánica, para abrazar Informática, de la que logró ser técnico medio. El resto: autodidactismo a pulso hasta llegar a ser fundador de la mastodóntica red digital de la Cujae, una universidad tecnológica con aires de ciudad con más de 7 mil estudiantes y mil 200 profesores.
“El mercado digital en Cuba es prácticamente nulo”, responde el experto a la pregunta sobre las peculiaridades de la isla en este campo decisivo de la modernidad. “El desarrollo que hay no supera el 5 %, pese al reciente auge”, calcula.

“Aunque surgieran 10 mil empresas como la nuestra, habría trabajo. Cuba está llena de necesidades sin resolver”, añade.
En una conversación a camisa quitada (“no encontrarás otra entrevista más sincera que esta”) Díaz Cadavid explicó que la falta de infraestructura tecnológica estable —como conexiones de internet y energía— es el principal obstáculo.
Sin embargo, la empresa ha logrado mantenerse al día con las tendencias globales, adoptando soluciones como asistentes virtuales y pasarelas de pago, aunque adaptándose a las restricciones locales. “Trabajamos a la par del mundo; si no, lo que queda es solo poner parches”, afirmó como balance competitivo.
Lombao se distingue por una cultura organizacional que prioriza el aprendizaje colectivo y la cohesión. Díaz, quien se autodenuncia “el más viejo” del equipo, describió la empresa como una “universidad” donde todos colaboran, discuten y se esfuerzan por entregar productos de calidad.
La selección de personal valora tanto la personalidad como las habilidades técnicas, optando a veces por recién graduados por su capacidad de adaptación. “Si uno falla, fallamos todos”, subrayó, refiriéndose a su enfoque en el trabajo en equipo y la responsabilidad compartida.
La pandemia y la crisis energética en Cuba impulsaron a Lombao a implementar modelos flexibles, como el teletrabajo y horarios ajustados a los apagones. Díaz relató cómo los empleados usan plantas eléctricas en la oficina o aprovechan los cortes de luz para dedicarse a otras tareas.
“Cuando viene la electricidad, trabajamos sin importar la hora”, dijo. Además, la empresa diversificó sus ingresos con un marketplace en moneda nacional y ferias físicas, combinando proyectos locales e internacionales para mantener la sostenibilidad.
Aunque reconoce la existencia de competidores, Díaz Cadavid asegura que Lombao no se distrae con comparaciones: “Hacemos las cosas por convicción, no por competir”.
Sobre el futuro, se mostró cauteloso: “En 10 años, necesitaremos cambios estructurales en Cuba para que el mercado digital despegue”. Pese a las dificultades, ve potencial en la isla, donde “hay tanto por hacer que, si haces las cosas bien, siempre habrá trabajo para todo el mundo en este giro”.
La entrevista con el CEO Senior de Lombao cerró con una reflexión optimista: Esta empresa sigue creyendo en la calidad sobre el lucro inmediato y en la capacidad de los cubanos para innovar. “No dejamos que las restricciones nos paren…Seguiremos viviendo y creando”. Con proyectos como los expuestos en el Hotel Nacional, la empresa demuestra que la creatividad y la adaptación son sus mayores ventajas en un mercado aún por explorar.
¿Privilegian la exclusividad?
Siempre hemos tratado de ser muy exclusivos con los diseños, con las presentaciones, con el resultado visual del producto. Pero también hemos tratado de ser exclusivos en la selección del personal.
¿Son implacables en eso?
Sí. Por ejemplo, si no tomas café, no te contrato… ¡Es un chiste! Pero es algo con lo que bromeamos de vez en cuando porque necesitamos personas normales, pero que tengan imaginación.

Exportar o morir
En un mundo cada vez más digitalizado e interconectado, Lombao Estudios ha encontrado su fortaleza en la exportación de software, convirtiéndose en un ejemplo de cómo el talento cubano evade fronteras.
“Exportar es lo que nos mantiene vivos”, lanza Mario sin titubear. Aunque reconoce que el mercado nacional tiene potencial, su mirada está puesta en clientes internacionales, donde la competitividad y la calidad del servicio son la moneda de cambio. Esta estrategia no solo garantiza sostenibilidad, sino que también enriquece su experiencia para luego aplicarla localmente.
¿Cómo logra una empresa cubana competir al mismo nivel que gigantes tecnológicos globales? La respuesta, según Lombao, está en el capital humano. Las universidades de la isla siguen formando profesionales con un alto nivel técnico y creativo, un recurso invaluable que permite a estudios como el suyo destacarse en el exigente mercado del software.
“Nuestro principal éxito es la calidad de nuestro equipo”, afirma, destacando que, más allá de las limitaciones de infraestructura, el conocimiento y la imaginación son sus herramientas más poderosas.
Pero no todo es color de rosa. En un escenario de desafíos constantes —desde el acceso a internet hasta la inestabilidad económica—, la resiliencia se vuelve clave. Lombao reflexiona: “Si en 2013 logramos avanzar con dificultades, hoy no hay excusa para no seguir”.
Su pragmatismo dicta la pauta. Los problemas nunca cesarán, pero la capacidad de adaptación y la búsqueda de soluciones alternativas marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso. Esta mentalidad ha permitido que su empresa no solo sobreviva, sino que crezca en medio de la adversidad y un país que se ahoga en números rojos.
Y es que, para este informático y emprendedor, el futuro de Lombao Estudios está atado a la internacionalización. Aunque valora las oportunidades locales, sabe que la exportación es el camino para escalar, innovar y garantizar un crecimiento sostenido. “En cualquier negocio habrá obstáculos, pero si dependemos de que otros los resuelvan, mejor cerramos”, sentencia con determinación.
Su visión es un llamado a la acción, de modo que no espera a que las condiciones sean perfectas, sino crear oportunidades desde lo posible.

Migraciones
Usted ha trabajado, por supuesto, con generaciones de informáticos cubanos, que es una profesión bien demandada y remunerada en el extranjero. ¿Cómo le ha golpeado la emigración?
Muy fuerte. Es el principal problema que hay, que tiene carácter social y no puedes competir con eso. Para que tengas una idea, Google tiene una curva de estancia de sus trabajadores de cinco años antes de la pandemia. La curva de nosotros era de tres años. Para ser un país latinoamericano, era una curva de estancia bastante buena. Sin embargo, ahora la curva de estancia es de un año por temas migratorios.
Es una carrera contrarreloj…
Mira, nosotros capacitamos personal. Sabemos que se capacita a los seis meses y tenemos ese tiempo para recuperar la inversión. Con esos números son con los que jugamos, sabiendo que la media es la de un año de estancia en la empresa.
¿Qué software usted ha querido hacer y no ha podido aterrizar todavía?
Ninguno. Todo lo que he querido hacer lo he hecho. Si me sale mal, más lo intento.
El mensaje es claro: “No rendirse nunca”. Porque al final, en el mundo digital —como en la vida—, los que perseveran son los que escriben su propia historia y Mario Lombao, tal como se proyecta, no querrá biógrafos.
 
			 
                                                                                                                                                                                                            
 
		















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