Desde hace quince años el arte y la moda se abrazan en un sui generis evento que ofrece otra perspectiva de la visualidad pictórica cubana. Glamuroso, único y diverso se erige Arte y Moda 2018, que bajo el lema Entrelazando culturas sesionó hace unos días en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes.
Se trata un evento audaz y transgresor pues infringe en las reglas de la pasarela y también supone una transición en la mentalidad de los diseñadores cubanos, acostumbrados en su mayoría a crear solo para vestir cotidianamente y no trajes de pasarela.
El evento encuentra su expresión en el performance, pues como acción integradora y experimental, entrega modelos cuya gestualidad y proyección escénica a la hora de defender los diseños que portan, los acerca a esta manifestación contemporánea.
Arte Moda 2018 fue un rotundo éxito. Amén de la música y la iluminación que por momentos abandonaba la pasarela, la propuesta estética superó cualquier contratiempo organizativo que solo sirvió para que los presentes nos enfocáramos más en los atractivos atuendos.
Esta edición se distinguió además por exhibir no solo los habituales trajes extremos, típica moda de desfile que para este evento tiene la peculiaridad de reinterpretar obras plásticas de artistas cubanos. Se presentaron diseños inspirados en épocas pasadas, reciclando tendencias que bien pueden lucirse fuera de las pasarelas. Se trata de las propuestas de Pavel y Guido y Jacqueline Fumero.
El estereotipo del New Look surgido en 1947 ha llegado a nuestros días convertido en un clásico y los diseñadores villaclareños lo recrean en su reciente colección de una veintena de conjuntos, de patronaje simple, prácticos y sensuales con volúmenes desplazados sobre el cuerpo para resaltar la silueta femenina, prendas que actualizan el estilo y visten con discreta elegancia. Apuestan por la sencillez e innovan la línea histórica con recursos propios e imperecederos, como los estampados florales inspirados en la línea Corola de Christian Dior.
Jackie “Her Elegance” fue la propuesta de la reconocida diseñadora quien entregó prendas inspiradas en la moda de los 60 a través del estilo de uno de sus iconos, Jackie Kennedy.
Algunos preguntan qué tienen que ver las colecciones de Pavel y Guido y Fumero con un evento que se caracterizó desde sus inicios en la exhibición de trajes extremos y no cotidianos que reinterpretaban desde el diseño la obra pictórica de artistas cubanos. La razón es la evolución, la necesidad del evento de renovarse para no perder su capacidad de sorprender al público y a la crítica. Aunque parezca que se sale de concepto, lo cierto es que la sofisticación y clase de estas colecciones las convierten en los mayores atractivos de esta edición, junto a País en Construcción.
Esta colección a seis manos entre Idania del Río, Celia Ledón y Gabriel Lara, País en construcción P.E.C., se inspiró en la dimensión física de la construcción de un país: picos, palas y cemento; cascos y overoles se fusionan con el dinamismo de los trabajadores y la transformación del paisaje. Clandestina se aleja de las pasarelas de Alta Costura y se muestra como una marca que dialoga con lo urbano y lo popular, con contenidos que viajan en guagua y almendrón como los cubanos de hoy día.
En mayo tuvo lugar en Washington el Festival Artes de Cuba en The Kennedy Center donde se exhibieron trajes extremos de Celia Ledon, Sandra Huelbes e Ignacio Carmona y en esta edición pudieron apreciarse los diseños que ostentan la extraordinaria combinación de imaginación y creatividad que identifica la obra de estos artistas.
El evento también fue un intercambio cultural entre naciones pues confluyeron los foráneos con los del patio en los llamados trajes extremos. La diseñadora británica Natalie Wildgoose presentó Children in the garden. Iconos, tradiciones y sucesos de la cotidianidad urbana del Reino Unido que han trascendido al mundo conforman la colección de la joven creadora. Elementos como la saya escocesa, la bandera británica los sugerentes tocados y sombreros de las bodas reales o los emblemáticos cuellos de la familia Tudor, llegan a la Cuba de hoy con sus distintivos diseños.
Otro acierto del evento consistió en la exposición de fotografía Adiós a las normas de Eduardo Rodríguez, donde se aprecia a los diseñadores retratados junto a sus extremas creaciones en los escenarios de la Fábrica de Arte Cubano.
Los trajes que aparecen acompañando al diseñador en la instantánea han representado un hito en su obra y manifiestan la idea o concepto que Arte y Moda defiende como provocación.
En estos quince años ha evolucionado el arte del vestir en Cuba y la moda ha dejado de ser percibida como algo frívolo y burgués. Cuando surgió el evento, la moda cargaba con un estigma de banalidad pero hoy tanto en las instituciones como en las personas tienen un enfoque más avanzado al respecto. La información, los influencers, han jugado un rol importante en esto.
Trajes intensos, clásicos y renovados, pasarelas inspiradas en el glamour vintage: un evento que mira al pasado para descubrir el presente y descifrar el futuro, contribuyeron a la evolución del evento que sigue mostrando a la ropa extrema como esa segunda piel del deseo.