El neurólogo cubano Néstor M. Pérez Lache, “profesor insignia y una figura colosal de la medicina nacional”, falleció este jueves, según confirmó el perfil en Facebook Logística de Vanguardia, de las Fuerzas Armadas Revolucionaras (FAR).
“Los Servicios Médicos de las FAR, el Hospital Militar Central Carlos J. Finlay y la Neurología cubana están de luto”, lamentaba el post, donde valora el alcance de la obra de este científico como toda una “era de la neurología cubana”.
Poco antes y desde diversas redes sociales había trascendido que Pérez Lache murió tras arrojarse por el puente habanero situado en Santa Catalina y Vento.
“Él no fue simplemente un colega, fue una institución. Su nombre quedará para siempre inscrito con letras de oro en la historia de la neurología cubana, gracias a sus múltiples e innumerables aportes científicos”.
Graduado en Medicina en 1965, Pérez Lache recibió su título en el Pico Turquino, en una ceremonia simbólica y de compromiso, de manos de Fidel Castro Ruz, e inmediatamente se incorporó a prestar servicios, según se recuerda en una entrevista publicada por el periódico 5 de septiembre.
Este medio apunta que se trata del “descubridor del método clínico neuropsicológico, a raíz de sus investigaciones del vuelo espacial conjunto Cuba-URSS, aporte que le permitió obtener el título de Doctor en Ciencias Médicas en el año 1986”.
Para 2004 le fue otorgado el de Doctor en Ciencias y miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Es especialista de primer y segundo grados en Neurología, profesor titular y consultante de la Universidad de las Ciencias Médicas de La Habana y fundador del claustro docente del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón.
Pérez Lache publicó siete libros, según el periódico cienfueguero; dos de ellos acreedores del Premio Anual de Salud.
También fue presidente del Tribunal Permanente de Grado Científico de las Ciencias Clínicas Médicas, miembro del Salón de las Neurociencias, y de Honor de la Sociedad de Neurología y Neurocirugía, miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba.
Además, fue premiado con las órdenes del Consejo de Estado de la República de Cuba: Frank País de segundo grado y la Carlos J. Finlay.
“Más que un profesor, fue un guía y un mentor cuya pasión por la neurología era contagiosa. Su partida deja un vacío imposible de llenar en nuestros pasillos, pero su legado perdura en la huella imborrable de sabiduría y humanismo que dejó en cada uno de sus alumnos, colegas y pacientes. Su faro de conocimiento seguirá guiando a las generaciones futuras”, apuntaba el post de las FAR.
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