Carlos Aldana Escalante, controversial figura de la dirigencia comunista cubana entre mediados de los años 80 e inicios de los 90, falleció este miércoles en La Habana.
Su muerte, a los 82 años, se debió a una neumonía y “otras complicaciones derivadas del padecimiento de Parkinson”, refiere el sitio Café Fuerte.
Nacido en Camagüey, Aldana es recordado por su etapa al frente del Departamento Ideológico y otras esferas del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y también por su sonada destitución en 1992.
El exdirigente permaneció ingresado alrededor de un mes en el Hospital Hermanos Ameijeiras, debido a un trauma cerebral como consecuencia de una caída en su casa, explicó a Café Fuerte el escritor Norberto Fuentes, residente en Miami y amigo del fallecido.
De acuerdo con la nota, la caída le provocó un derrame cerebral y agravó su estado de salud, y durante su hospitalización debió ser intervenido quirúrgicamente y recibió una “atención esmerada”, según Fuentes.
Miembro del Buró Político del Partido Comunista, Aldana dirigió los departamentos Ideológico, Educación y Cultura y Relaciones Internacionales del Comité Central. En su momento de mayor poder llegó a ser considerado la tercera figura en la isla, solo por detrás de Fidel y Raúl Castro.
Su ascenso en la nomenclatura partidista ocurrió “en los años difíciles de confrontación ideológica en los sectores académicos, intelectuales y artísticos, coincidiendo con los cambios ocurridos en la Unión Soviética y los países de Europa del Este”, recuerda Café Fuerte.
También “tuvo un papel significativo en las conversaciones multilaterales que llevaron a la salida de las tropas cubanas de Angola y la independencia de Namibia”, añade el medio, según el cual “en el plano interno trató de disolver el ICAIC, dictar pautas en el sector de la prensa, y establecer los límites de las manifestaciones críticas entre artistas e intelectuales”.
Sin embargo, en 1992 fue defenestrado de su puesto y expulsado del PCC por “graves defectos en el desempeño del cargo” y “serios errores personales”, implicado en el caso de un empresario cubano que finalmente fue condenado a prisión por estafa y otros cargos.
Aldana, sin embargo, no fue enjuiciado y pasó a ocupar un puesto en una empresa turística en Topes de Collantes hasta su retiro, de acuerdo con Café Fuerte. Desde entonces, señala el medio, se mantuvo alejado de la vida pública y su nombre desapareció de la prensa oficial.