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La imagen de niños durmiendo en los jardines del hotel ubicado en 1ra y 70, en el municipio habanero de Playa, provocó hace varios días una ola de indignación ciudadana y la respuesta del Gobierno de La Habana.
La escena, que se volvió viral en redes sociales, evidenció una problemática creciente: la presencia de menores en situación de calle en la capital cubana.
La directora del paseo marítimo de 1ra y 70, Yadelis Valencia, confirmó que llevaba meses alertando a las autoridades “sin obtener respuesta”, y que solo tras el escándalo público acudió un equipo gubernamental a la zona.
Las autoridades reconocieron que la situación “se había incrementado desde el inicio del verano” y visitaron las escuelas y viviendas de los niños, según reportó la televisión nacional.
En el reporte se conoció que “se adoptaron medidas con los familiares que incumplieron con el deber de proteger al menor y con las instituciones donde ocurrieron los hechos”.
La viceministra de Trabajo y Seguridad Social, Yaniris Hernández Vento, explicó que los niños provenían de “familias disfuncionales”, donde los padres “no cumplen con la responsabilidad que deben tener con los menores”.
Según dijo, algunos presentan “comportamientos inadecuados” tanto en la escuela como en sus comunidades.
Por su parte, la vicefiscal general de la República, Alina Montesinos Lee, informó que se abrieron procesos penales contra varios padres por “grave incumplimiento de la responsabilidad parental”.
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Reacciones en la comunidad y entre representantes públicos
Vecinos del área aseguraron que los niños solían acercarse a turistas pidiendo “un peso o un dólar para comer”, y que la escena se ha vuelto cada vez más común en zonas turísticas y comerciales.
“Hace unos años eso jamás se había visto, ahora hay niños pidiendo en todos los semáforos y tiendas”, comentó una residente en redes sociales.
La denuncia también movilizó a representantes locales. El diputado por el municipio Playa, Carlos Miguel Pérez Reyes, subrayó que “recoger a los menores no resuelve, por sí solo, la raíz del fenómeno”.
Asimismo, pidió evaluar la capacidad de articulación entre los organismos de Menores, Trabajo y Seguridad Social, Educación, Salud Pública y los gobiernos locales para ofrecer “una atención integral y sostenida” a las familias en situación de vulnerabilidad.
Reflejo de una crisis más profunda
El fenómeno no es aislado. Según el periodista Pedro Jorge Velázquez, los niños de la imagen “llevan tiempo merodeando esa zona de 1ra y 70”, pero en el último mes “su número se ha incrementado notablemente”.
También en otros puntos de La Habana, como La Habana Vieja y Centro Habana, vecinos y delegados reportan la presencia de menores pidiendo dinero o comida.
El delegado Rolando Ginarte, de La Habana Vieja, advirtió que “hay muchos niños asediando el turismo y que merodean por la ciudad hasta altas horas de la noche”.
En el ámbito educativo, la viceministra de Educación, Marlen Triana Mederos, reconoció que hay niños que no asisten a clases y aseguró que corresponde a las escuelas emitir alertas en esos casos.
Sin embargo, admitió que las notificaciones no siempre ocurren a tiempo.
El reportaje televisivo que acompañó la visita de las autoridades reveló causas más profundas: falta de trabajadores sociales, ineficacia de las escuelas para detectar ausencias prolongadas y una grave precariedad económica que empuja a muchos menores a buscar sustento en las calles.
Políticas y compromisos
El Noticiero de Televisión recordó que Cuba es signataria de convenios internacionales que ratifican la tolerancia cero al trabajo infantil, la mendicidad y la corrupción de menores, y que existen políticas públicas para garantizar la protección y el desarrollo de la infancia.
Sin embargo, la crisis económica, los bajos salarios y la inflación han erosionado la capacidad de muchas familias para cubrir necesidades básicas, y las instituciones encargadas de velar por los derechos de los niños no siempre actúan con la rapidez y la coordinación necesarias.
La imagen de los niños durmiendo en los jardines del hotel de Playa, más que un incidente puntual, refleja un deterioro social y lo urgente que se hace una respuesta integral que no se limite a sanciones, sino que aborde las causas estructurales de la pobreza a la que se enfrentan los niños en Cuba.












