Una planta de procesamiento de escombros para tratar y reutilizar el material resultante de demoliciones, acciones constructivas y derrumbes, funciona en La Habana desde 2019, informa la prensa local, la cual resalta “el beneficio social, económico, salubre y hasta operacional” de esta labor.
La planta, que comenzó a trabajar desde mediados del pasado año en Guanabacoa, al este de la capital cubana, es gestionada por la empresa Aguas de La Habana y actualmente opera con escombros recogidos en los muncipios de Centro Habana y la Habana Vieja, dos de los de peor estado constructivo en la ciudad.
Irvins de la Victoria Gómez, jefe del grupo de tratamiento y aprovechamiento de escombros domiciliarios de la empresa estatal, explicó a Tribuna de La Habana que se trata de “una prestación sin antecedente en toda la Isla” y que en cinco meses de funcionamiento se han acopiado y procesado más de 5.000 metros cúbicos (m3) de los residuos constructivos, los que se han convertido en 4.513 m3 de material reutilizable.
Los escombros, afirma De la Victoria Gómez, son convertidos en “un tipo de árido de diferentes granulometrías, una especie de grava y arena mejorada”, la que, “por el momento”, es utilizada por Aguas de La Habana “como relleno en los tapes a zanjas y perforaciones” y también “en la construcción y remodelación de obras civiles”.
El directivo explica que los escombros “son recogidos a domicilio, previa concertación con la oficina comercial”. A las personas que solicitan el servicio se le entregan, “en correspondencia con las magnitudes”, una cantidad determinada de sacos de un metro cúbico “con el propósito de que en ellos haga los depósitos para su posterior recogida, con transporte autocargable” sin costo alguno.
Además, precisó que la empresa también cuenta con un camión y equipos “para ser empleados cuando se trate de grandes cantidades de escombro, en plena calle”.
La publicación habanera resalta el valor de esta actividad, al la que considera “una suerte de reciclaje que reporta beneficios ciento por ciento”. Entre sus bondades enumera que “evita inundaciones por tupiciones de tragantes con los desechos, representa una contribución al ornato público, suprime criadores de roedores y otros vectores de enfermedades, fomenta la cultura del reaprovechamiento, y genera una cantera artificial, aportadora de materiales para distintos fines”.
De acuerdo con De la Victoria Gómez, hasta el momento la planta tritura como promedio entre 10 y 12 m3 de escombros en 60 minutos, y unos 50 en una jornada de ocho horas. No obstante, señala que la capacidad de la planta está por definir pues nunca ha trabajado a toda máquina, debido a la inestabilidad del combustible y la falta de materiales, entre otras causas.
“En naciones europeas, con larga tradición en estas prácticas, han llegado a moler hasta 24 m3 en una hora”, asegura.
Por su parte, Andrea Miranda, directora de Saneamiento y Electromecánica de Aguas de La Habana, agregó que la empresa estableció vínculos con una bloquera, “en interés de reabastecer también con sus producciones no aptas a la procesadora de escombros”. En este sentido, proyectan montar una fábrica de bloques, que recibirá de aquella parte de la materia prima.
De igual forma, de acuerdo con Miranda, Aguas de La Habana desea ampliar este servicio a todos los municipios de la capital, con la instalación de nuevas trituradoras.
El mal estado de las construcciones, en particular viviendas, es uno de los grandes problemas de Cuba en la actualidad, según han reconocido las propias autoridades de la Isla. Para ello han diseñado una estrategia que planea resolver este problema en una década, a pesar de que al inicio de 2019 el país tenía un déficit de 929.695 casas.
Esperando lo mejor!