Después de dos días y tres noches de tensión y stress, cualquier comportamiento de los santiagueros ante la situación sismológica anómala que les toca vivir deja de ser folclórico y estereotipado. Desde la 1:37 am de la madrugada del domingo 17 y hasta las 12:00 pm de hoy martes, los sismógrafos han registrado 586 terremotos (movimientos de cualquier escala). Lo normal serían unos 60 en 72 horas. Cada residente de esta ciudad intenta hacer su vida cotidiana, los medios de comunicación mantienen una cronología de los temblores, energía liberada, ubicación de los epicentros, profundidad…
Se trata de evitar la infoxicación, pero nada puede evitar que corran los rumores, que cada noche los parques y áreas menos expuestas se llenen de aquellos que se niegan a dormir en sus casas. No es un asunto de pánico o histeria colectiva, pero la gente está cansada y tiene miedo. Los mensajes de bien público que apelan a la psicología de sus destinatarios utilizando a Pánfilo como protagonista, son sustituidos o intercalados con otros de toque menos humorístico. El asunto es serio, ya no mueve a risa, para un día está bien, pero tres ya es mucho. Tampoco es cuestión de rasgarse las vestiduras. Es que no es fácil vivir en una ciudad donde más de la mitad del fondo habitacional está en regular o mal estado y donde la tierra se mueve aunque usted no lo perciba.
Un terremoto es sobre todo un asunto de incertidumbre. Los científicos del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas lo aclaran. Con un ciclón usted puede establecer un pronóstico de hora, ubicación e intensidad en la escala Saffir Simpson; un sismo es más veleidoso: después de tres días, una semana, un mes o años de movimientos telúricos, las cosas pueden regresar a la normalidad o simplemente liberarse toda la energía de golpe y acontecer lo que todos esperan y nadie desea. A las 11:15 am de este martes 19 de enero tembló por última vez con grado 3.0 en la escala Richter. Todavía podría ocurrir un evento grande, por encima de 6,7. Hay que esperar.
Las alusiones a los terremotos de 1766 y 1932 son inevitables. Sigue temblando en Santiago de Cuba pero no habrá tsunamis, el mar no regresará a reclamar lo que perdió desde los tiempos de Diego Velázquez, ni la ciudad se correrá en avalancha hacia la Fosa de Battle. La Cruz Roja, la Defensa Civil, el sistema de urgencia Médica, los bomberos van a continuar movilizados. Lázaro Expósito, el primer secretario del Partido Comunista, otra vez va a tomar el toro por los cuernos y utilizar su ascendente sobre los santiagueros para llamar a la calma y a la disciplina, pero la verdad es que nadie en la tierra caliente sabe cuándo ocurrirá el terremoto de este siglo.
Esta bien la noticia, pero accedi a ella por FB unicamente para ver como es posible que desde FB tantas palabras en el titulo, descripcion y en la llamada a la accion no mencionaran el tema central por ninguna parte que es el SISMO. La imagen no deja ver la idea ni las palabras. Una persona no visitara la noticia sino hay un gancho. No se trata de ponerlo todo en esos textos, pero si de dar la introduccion. Santiago esta estremecido siempre, pero hay que dejar ver que tiene esta noticia de diferente para que uno quiera visitarla. Mis saludos y espero todo esto ayude a mejorar.