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En los últimos años, el abandono animal ha crecido en Cuba como otra lamentable consecuencia de la crisis migratoria y socioeconómica. Reportes recientes señalan que emigrar con mascotas desde la isla puede costar alrededor de 2 500 dólares.
Aunque no es la única causa, el éxodo y los altos costos asociados al traslado de animales han sido factores clave en el agravamiento del fenómeno. Se suman otras razones: dificultades económicas, rupturas familiares, negligencia, crueldad o falta de responsabilidad por parte de los tutores. Todo esto ocurre en un contexto marcado por el deterioro de los servicios públicos, la ausencia de refugios estatales y la sobrepoblación urbana, consecuencia en parte de la escasa práctica de esterilización.
Pero el costo del abandono animal no es solo económico ni afecta únicamente a los animales: también golpea emocional y materialmente a los protectores y activistas que asumen esta lucha. Mientras la crisis interna, los apagones, la inflación y la degradación social pesan sobre sus propias vidas privadas, los animalistas enfrentan a diario un desafío adicional: el cuidado de seres vulnerables dejados a su suerte.
La aprobación en 2021 del Decreto-Ley 31 de Bienestar Animal tipifica el abandono animal como una infracción. Sin embargo, en la práctica, las sanciones se reducen casi siempre a multas, y solo en los casos que llega a haber denuncia. La comunidad animalista cubana aún no se siente plenamente respaldada por la ley.
Aldameros
En Estrella, entre Ávila y Amistad, en Centro Habana —a pocos pasos del Parque de la Fraternidad—, se encuentra el parque Aldama. En 2020, cuando esta céntrica zona de La Habana quedó desolada por la cuarentena, muchos de los animales que allí vivían, alimentados regularmente por vecinos y transeúntes, quedaron sumidos en el abandono.
Fue así que, en abril de ese año, junto a otras voluntarias de la protección animal habanera, Gabriela López fundó la colonia Aldama, convertida hoy en proyecto de desarrollo local (PDL).

Cinco años después, la colonia acoge a más de 120 animales abandonados o nacidos en las calles, en su mayoría gatos. Dos perritas, Matilda y Alicia, también forman parte de la manada de “aldameros” y esperan una adopción responsable.
Licenciada en Gestión del Patrimonio por la Universidad de San Jerónimo, Gabriela López trabaja como productora y directora de arte audiovisual. Actualmente, forma parte del grupo de concursantes finalistas de Factor E, un proyecto de formación para emprendedores cubanos, al que ha llegado con una idea de negocio singular: el sueño de abrir el primer “Cat-fé” de Cuba, un espacio que funcione como cafetería y centro de adopción de animales.
“Es una idea que tenemos hace tiempo, pero recaudar los recursos para hacerlo posible es complicado. Nosotros nos autogestionamos. Queremos que parte de las utilidades vayan directamente al proyecto de cuidado de animales. El ‘Cat-fé’ podría permitirnos crear un refugio en el futuro”, contó Gabriela a OnCuba.

¿Cómo nace tu vínculo con la protección animal y qué te llevó a fundar el proyecto Aldameros?
Mi vínculo nació cuando era niña. El respeto y el amor hacia los animales se crea desde la infancia, y yo fui educada con esa conciencia.
En 2020, cuando recibimos denuncias de que los animales del parque se estaban muriendo de hambre, nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo grande. La colonia surge de esa necesidad: que el parque fuera un lugar seguro para ellos.

¿Qué diferencia el trabajo de los aldameros del de un refugio tradicional para animales abandonados?
Somos una colonia protegida. No tenemos todavía el título de refugio porque un local de ese tipo requiere otras condiciones. Un refugio debe garantizar el bienestar pleno de los animales: sin hacinamiento, todo limpio, con la historia clínica de cada gato registrada. Aunque llevamos cinco años en esto, todavía estamos aprendiendo y mejorando. Afortunadamente, contamos con voluntarios que nos apoyan de manera desinteresada.
¿Cómo transcurre un día típico en la colonia? ¿Cuáles son las principales tareas y desafíos que enfrentan a diario?
Desde temprano estamos en funciones. Preparamos el desayuno de los animales, velamos por darles todos los medicamentos y hacemos tratamientos en la parte de la mañana. Estos procedimientos los indica una veterinaria que nos ayuda de manera voluntaria. Limpiamos, cambiamos los pozuelos de agua, nos fijamos en qué animales comen y en cuáles no.
De haber alguna entrada al parque —como le decimos a los animales que la gente abandona— los ubicamos en sitios donde puedan empezar a adaptarse y sepan que van a ser tratados con amor. El día a día de Aldama es eso, tanto por la mañana como por la tarde.
¿Con qué recursos logran sostener el trabajo en la colonia? ¿Reciben apoyo externo o se trata de un proyecto completamente autogestionado?
Somos un proyecto autogestionado. Mucha gente conoce nuestro trabajo y nos apoya, de una manera o de otra. Tanto en las redes sociales como en la calle la gente se acerca y nos pregunta qué nos hace falta, qué pueden donar. Pero los recursos provienen fundamentalmente de nosotros. Toda donación es bienvenida. Por ejemplo, para tratar a los animales enfermos muchas veces utilizamos medicamentos en desuso; es una forma de ayudarnos que no necesariamente implica donar dinero.
También hay voluntarios que nos sirven de custodios y hacen turnos de 12 horas. Son personas incluso de la tercera edad o de bajo estatus socioeconómico. Los ayudamos mientras ellos nos ayudan; así tenemos quien nos cuida el parque mientras no estamos.

El 19 y 20 de abril se celebró en Estudio 50 el primer festival dedicado a los animales callejeros, organizado por ustedes y con el apoyo de varias organizaciones, incluso del sector privado. ¿Qué significa para ustedes llevar adelante un evento como este en la Cuba actual?
Queríamos tener un espacio cultural dedicado al bienestar animal y en particular a los animales callejeros, donde pudiéramos demostrar que es posible lograr concientización y unión masiva a favor de la causa animalista.
Creo que se logró. Contamos con la presencia y ayuda de muchas personas, emprendimientos, y logramos reunirlos en un mismo lugar, educando con charlas y materiales audiovisuales.
Se va a volver a repetir. Un evento como este nos hace falta precisamente para que las personas se sensibilicen con relación a los animales. Todo el esfuerzo es a favor de ellos.
¿Cómo ves el papel del sector privado en la causa animalista? ¿Qué potencial tiene esta colaboración en el contexto cubano?
Muchos emprendimientos desechan recursos luego de que pierden su utilidad para ellos. Para un proyecto de protección animal como el nuestro muchos de esos materiales son de gran ayuda. Siempre hay cosas que se pueden reutilizar; todo depende del material en cuestión.
El Animal Fest también fue pensado para hacer networking y alianzas con el sector privado. Queríamos que ellos se sintieran representados y que hicieran una autoevaluación de lo que les sobraba y podían donarnos sin afectar sus finanzas. El festival fue el punto de encuentro entre ellos y nosotros.
Todo lo que el sector privado pueda darnos es muy valioso.
Llegaste a la final en el concurso de Factor E con el proyecto de un “Cat-fé”, un café con gatos que sería el primero de su tipo en Cuba. ¿Cómo surgió esta idea y qué impacto tendría en la labor de los aldameros si se concretara?
La idea del “Cat-fé” surge como una forma de mantener la colonia. Dicen que en las crisis está el desarrollo, pues nosotros nos vimos en algún momento en un momento muy crítico y eso nos puso a pensar en alternativas.
Sería una forma de sostenernos económicamente. Queremos validar todo el trabajo que estamos haciendo a través de un modelo de negocio legal y rentable, que funcione como un café pero que también sea un espacio para concientizar y promover las adopciones responsables de los animales de la colonia.
La crisis migratoria que atraviesa el país ha tenido un efecto visible en el abandono de animales. Desde tu experiencia como activista, ¿cómo describirías el panorama actual?
El panorama está serio. La gente no percibe que el animal es parte de la familia. Cuando tienes una mascota y te ves en la posición de separarte de ella, la solución nunca debe ser el abandono. Hemos sufrido mucho en estos últimos dos años, precisamente porque hemos tenido bastantes casos de abandono por migración. El animal sufre bastante, y nosotros con ellos.
Estamos tratando de concientizar a la gente a nuestro alrededor que sabe que va a emigrar sobre la necesidad de hacer la transición gradual también para sus mascotas. Si decidiste irte del país y tienes una mascota debes buscarle un hogar responsable. Acércate a un grupo de protección animal o simplemente a amistades, familiares o vecinos que sepas que lo van a cuidar.
Llévalo un día, después otro, quédate con él un rato en ese nuevo hogar para que se vaya acostumbrando. La situación que hemos vivido ha sido muy fea. Hemos tenido muertes de mascotas por tristeza. Nos ha roto el corazón.
Desde la aprobación del Decreto-Ley 31 de Bienestar Animal en 2021, ¿percibes algún cambio en la realidad de los animales callejeros o en el trabajo de quienes los protegen?
Que la ley exista es un paso de avance. Pero no estamos contentos. Sentimos que los protectores todavía no tenemos apoyo suficiente de las principales organizaciones del país. Hablamos de apoyo real y básico: que se respete lo que hacemos. Cambio ha habido, concientización también, pero no ha sido suficiente.
¿Qué consideras que aún falta para que esta ley se implemente de forma real y efectiva? ¿Qué rol puede tener la ciudadanía en ese proceso?
Tenemos que seguir dando pasos hacia una ley de protección y bienestar animal justa, que ampare verdaderamente el trabajo que hacemos desde hace años. Es lo mínimo que pueden hacer para apoyarnos. Los protectores generalmente no pedimos nada a cambio de lo que hacemos; solo que podamos contar con una ley justa. No es justo que una persona venga, agreda a un animal y no tengamos cómo defenderlo cuando su integridad no está siendo respetada.
En Cuba todavía nos falta por escalar un poco más hacia esa cultura de bienestar animal. Para ello es necesario que nos escuchen más. Que empiecen a tener en cuenta todas las opiniones de quienes protegemos animales, que recojan nuestras experiencias precisamente para implementar una ley que realmente nos ampare.
La ciudadanía tiene el poder entre las manos. Mientras más gente se una a favor de la causa del bienestar animal, más fuertes seremos en nuestras demandas.
No pedimos nada del otro mundo. Una buena ley de protección animal hará que nuestro trabajo tenga soporte legal, pero también que las personas se concienticen más rápido.

En medio de tantos desafíos, ¿qué te da esperanza para seguir adelante con este trabajo?
Desafíos hemos tenido desde el principio; estamos acostumbrados e incluso nos motivan a seguir haciendo lo que hacemos, de buscar soluciones. Lo que me da esperanza para seguir adelante es ver lo que hemos logrado. A la gente hoy en día le hace falta ver que se pueden hacer cosas. No es difícil.
Tenemos varias situaciones, problemas cotidianos, pero a pesar de todo esto cada día más hay personas involucradas e interesadas en la protección animal; se acercan, preguntan, defienden. Eso me da esperanzas. A mí y a los demás protectores.
Si pudieras dejar un mensaje sobre el respeto hacia los animales, ¿cuál sería?
Los seres humanos tenemos la capacidad de raciocinar. No podemos dejar que se nos nuble la mente cuando un animal haga algo indebido y maltratarlo. Los animales son como niños que están aprendiendo y no entienden ciertas cosas; no piensan, no razonan. Muchas veces actuamos de manera indebida con animales porque no tenemos en cuenta que son seres guiados por el instinto.
Creo que el respeto hacia los animales empieza desde la infancia, así que me gustaría hacer un llamado a todos los cuidadores y tutores de que desde el inicio le enseñen a sus hijos el respeto animal.
No te tienen que gustar los animales para respetarlos. Eso es algo que desde la infancia podemos inculcarles a los pequeños.
Si quieres donar o apoyar a la colonia Aldama desde Cuba o fuera de ella puedes hacerlo a través de este enlace.