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El 13 de junio, el proyecto 195, liderado por la iniciativa de terapia sonora The Frequency School y la periodista y productora argentina Martina Fuchs, hizo historia al obtener un récord Guinness por reunir el mayor número de nacionalidades en la grabación vocal de una canción. La pieza, interpretada por mujeres de 195 países reconocidos por la ONU, combina sonidos de la naturaleza, el latido del corazón y la frecuencia 528 Hz —vinculada con la sanación y el amor— para llamar la atención sobre la necesidad de la igualdad de género y la promoción del liderazgo femenino a escala global. Cada vocalista dijo la palabra “igualdad” en su lengua materna.
Entre esas 195 voces, en el minuto 1:13 de la grabación, está la de la cubana Lixandra Díaz. Periodista, graduada en 2022 por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, se autodefine como una apasionada de los formatos sonoros y el periodismo de investigación, y ha enfocado su trabajo en la defensa de los derechos de las mujeres, la equidad y el valor de las comunidades afrodescendientes.
En el ámbito profesional, valora haber transitado los primeros dos años de carrera sin renunciar a sus principios, aprendiendo a ejercer el periodismo en contextos diversos y desafiantes, en especial desde que emigró a Estados Unidos. “Aprender a hacer periodismo en otro lugar, en otro idioma, con otras reglas y estar aquí, convencida de que, a pesar de las complicaciones, esto sigue siendo lo que quiero hacer, es mi mayor logro”, contó a OnCuba.

¿Cómo empezó tu camino en el periodismo y qué te llevó a emprender en este ámbito?
A los 14 años empecé en un programa de radio que se llamaba Contigo somos más, en Habana Radio. Ahí encontré un espacio de intercambio como adolescente, y descubrí el periodismo como vocación. Estaba rodeada de periodistas, y verlos en sus dinámicas me atraía. Poco a poco me dieron la oportunidad de hacer entrevistas, proponer temas, investigar y conducir el programa junto al resto de los adolescentes.
Decidí que eso era lo que iba a estudiar. Una vez en la Facultad, pude conocer los géneros y disciplinas del periodismo. Y, a través de las prácticas, pude aprender más y poner en práctica esos conocimientos.
Aproveché mucho ese período para enfocarme y producir sobre los perfiles que ahora exploro: radio, el pódcast, historia afrodescendiente, derechos de las mujeres, representación en los medios de las comunidades y estrategias discursivas.
¿Cómo nace Afroalianzas?
Afroalianzas surge de mi interés por unir mi pasión por el pódcast, la radio y la defensa de la comunidad afrodescendiente. Su objetivo es convertirse en una plataforma digital en la que los emprendedores, portadores y defensores de la cultura de matriz africana ofrezcan servicios a un público más allá de sus fronteras comunitarias, al tiempo que establecen negocios con emprendimientos mejor posicionados en el sector empresarial cubano.
Su principal canal de comunicación es un pódcast que visibiliza el trabajo de personas y proyectos que basan su sostenibilidad en estos saberes y prácticas de origen africano, o que defienden esta cultura desde diferentes profesiones y expresiones del arte.
Para comenzarlo, empecé a estudiar el mundo del emprendimiento. Cuando emigré a Estados Unidos, decidí pausar el proyecto para concentrarme en mis nuevas responsabilidades. Por el momento está en pausa, pero sigo estudiando y madurando la idea para ponerlo en práctica desde aquí, y probablemente con un enfoque más integrador. Vivo en una ciudad, Filadelfia, donde la herencia afro es muy potente, y creo que esto le aportaría nuevas perspectivas al proyecto.

¿Cómo llegaste a formar parte de 195? ¿Qué sentiste al representar a Cuba en una canción interpretada por mujeres de todos los países del mundo?
Desde mi adolescencia, estoy en contacto con varios liderazgos juveniles internacionales, gracias a talleres, seminarios y encuentros de cooperación. Una de esas personas, también cubana, me recomendó para la red de mujeres que estaba creando el equipo de Martina Fuchs.
Se siente muy bien representar a Cuba. Es una manera de decir que existimos, aunque nuestro país se vea pequeño en el mapa. Las mujeres cubanas han sido, históricamente, ejemplo de superación y de sostén de comunidades, y merecen tener visibilidad. Estoy rodeada de mujeres que desafían los roles de género, que se enfrentan al patriarcado, que se apoyan, que son soporte de otras, que se esfuerzan y se respetan entre sí. Así que fue como representar a las mujeres de mi familia, a mis amigas, a mis maestras, a las mujeres afrodescendientes que visibilizan su realidad.
Dijiste la palabra “igualdad” en español. ¿Qué significó grabarla así dentro de un proyecto colectivo de mujeres?
El hecho de que el proyecto solicitara el video en la lengua materna de cada participante me pareció muy respetuoso y congruente con el objetivo de la canción. No tener que usar anglicismos para ganarnos un espacio me pareció también una forma de defensa del español como lengua, y de la diversidad cultural de las mujeres hispanohablantes en el mundo.

La canción emplea la frecuencia 528 Hz, sonidos de la naturaleza y voces femeninas, elementos en sintonía con tu trabajo como comunicadora y podcaster. ¿Cómo entiendes el rescate de la voz como vía de sanación, empoderamiento y transformación para las mujeres?
A todo el mundo le digo que me crié escuchando radio, así que tengo una inclinación especial por los ambientes sonoros, por cómo ciertos sonidos son parte de nuestra identidad. Que 195 tenga este enfoque me hace sentir que, a veces, una logra atraer y rodearse de lo que le interesa.
Ahora bien, la voz de las mujeres ha tenido un impacto especial en la transmisión de la cultura y la identidad. Por ejemplo: en Cuba tenemos canciones cuya base melódica son cantos de labor de las mujeres esclavizadas traídas de África.
Quienes eran nodrizas y cuidadoras participaban del vínculo de apego que se da entre madre e hija a través de la lactancia. Al cantarles y hablarles con sus tonos e idiomas a los criollos recién nacidos —y luego durante su crecimiento—, estas mujeres estaban haciendo un aporte sociocultural que sobrevivió en el tiempo.
Quienes trabajaban en el campo o en los servicios cantaban para expresar sus sentimientos, reclamos, dolores. Era una forma de contar la vida y las sublevaciones. Así hicieron una transmisión parcial de las lenguas africanas y las melodías que perduran en nuestro acervo musical y cultural. Estos cantos hablaban de formas de crianza, de valores, del trabajo en el campo, de deidades; y lograron transmitir aquellos conocimientos por medio de la música, la voz, el sonido en general.
A eso hay que sumarle que a muchos grupos esclavizados les limitaron o prohibieron el uso de sus instrumentos. Esto requirió una modificación melódica que, en casos como el de Estados Unidos, resultó en un mayor desarrollo y potencia de las voces, como en el gospel, donde la combinación de las voces logra un poder comunicativo y espiritual vasto.
Desde mi punto de vista, aunque cada país o región pudo vivir este proceso de formas diferentes, la voz de la mujer afro ha sido soporte del crecimiento y la educación de muchas sociedades, y ha sido determinante en la preservación cultural. Esa voz siempre ha estado cumpliendo ese papel, y es necesario que lo resaltemos. Participar en 195 significó también defender la voz de nuestras nanas.

¿Has conectado con otras participantes? ¿Qué te llevas de esta experiencia como mujer, creadora y comunicadora?
Sí, tenemos un chat con una energía inigualable donde estamos reunidas todas. Como mujer, siento la reafirmación de que nuestros reclamos no son en vano, porque, ¿cómo explicas que todas estemos abogando por la igualdad de género, condenando la violencia, luchando por nuestros derechos? Ver a tantas mujeres implicadas en esa lucha en común me reafirma la injusticia de la opresión patriarcal y su presencia, de una forma u otra, en cada uno de nuestros países.
Como periodista y creadora, me parece una referencia el trabajo organizativo de Martina Fuchs. Además de producir, logró reunir toda la información exigida por Guinness y coordinarnos. Además, siento una satisfacción enorme al saber que tengo al alcance a una mujer de cada país, un pedacito de su realidad, su cultura y su historia, y esto puede ayudarme a entender nuevos contextos.

¿Qué es Madre Tierra Producciones y cómo encaja con tus valores y tu labor periodística en la diáspora?
Creo que es difícil ser mujer y no denunciar los obstáculos que una enfrenta en diferentes áreas de la vida. Si además eres negra y migrante, la interseccionalidad es mayor y su cobertura en medios es generalmente baja. Por ello, como periodista afro y migrante, he intentado visibilizar estos temas y abogar por el poder que tienen las redes femeninas y feministas para enfrentar los mecanismos de opresión de género.
Madre Tierra Producciones es una productora feminista radicada en Filadelfia que defiende la equidad de género y combate la violencia contra las mujeres hispanas. Es un espacio en el que puedo defender esta perspectiva, al tiempo que conozco cómo funciona el periodismo en un ecosistema nuevo para mí.
Producimos contenido sobre y para la comunidad migrante latina, lo que me ha permitido conocer otras realidades y hacer más periodismo comunitario, algo que me apasiona y me tiene muy comprometida. Además, vuelvo a estar en un entorno laboral de mujeres talentosas y sororas, con las que comparto esta lucha.

¿Qué temas abordas en tus pódcast y cómo amplificas historias, emociones y causas?
En Afroalianzas, las primeras invitadas son mujeres que constituyen ejemplos de resistencia. Sus historias muestran cómo, poco a poco, han enfrentado la discriminación, los estereotipos de género y raza, para ocupar el lugar que merecen. El pódcast es un formato que les da la posibilidad de mostrar, de manera cómoda, sus sentimientos, quiénes son y qué mensajes quieren transmitir.
En Madre Tierra… tenemos un programa de radio que sale cada semana por la emisora local WPPM. Hablamos de “temas que nadie quiere hablar”. Mi labor es contribuir al debate desde mi perspectiva periodística e intento hacer análisis de los discursos mediáticos.
Liderazgo femenino, igualdad, maternidad, raza y migración aparecen de forma constante en tu narrativa en redes. ¿Cómo los vives y los traduces en tus proyectos?
A medida que, como mujer y periodista, enfrento retos, me hago preguntas e intento responderlas. Leo, entro en debate con otras personas —mejor si son de otras culturas o posiciones—, hago entrevistas. Algunas veces las respuestas las tienen mis amigas o las propias situaciones. El punto es cuestionar lo que he aprendido y despojarlo de prejuicios lo más que pueda.
Deconstruirnos y reconstruirnos sobre la base de nuevas percepciones equitativas y feministas es un trabajo de todos los días. Pienso que, como yo, otras niñas, adolescentes y mujeres se hacen esas preguntas, atraviesan esas situaciones y necesitan entender que no están solas, así que esta es mi manera de aportar y decirles que estamos juntas en esto. Por eso intento que mis trabajos tengan ese enfoque.

Eres mujer, cubana, migrante y afrodescendiente. ¿Cómo se cruzan esas dimensiones en tu vida y trabajo?
Uno vive diferentes experiencias interseccionales a medida que se sitúa en contextos diversos, y no es como que puedas quitar unas a conveniencia. Al menos yo, soy todas ellas a la vez en cada lugar que me paro. Creo que están presentes en la forma en la que pienso, en la que asumo la amistad, la profesión, la familia, el amor y en cómo actúo.
Cuando trabajo, es muy común que haga filtros a las informaciones generales. Si formo parte de un proyecto colaborativo, velo por que haya representación plural de las mujeres, de las personas afrodescendientes, de diferentes comunidades, y que no se vea forzada ni estereotipada esa representación, que los discursos no inciten al odio ni perpetúen estructuras machistas, racistas, clasistas, xenófobas, homófobas… También comparto mis trabajos con otras porque a veces las interseccionalidades que no noto yo, las ve otra persona, y eso me ayuda mucho.
Voy a resaltar algo muy importante para mí: no lo tengo todo claro y lo sé. Estoy aprendiendo, haciendo e intentando mejorar, así que las mejores maneras de actuar como mujer cubana migrante y periodista son parte del camino que estoy transitando.
Como comunicadora, quiero que las personas encuentren empatía, apoyo y/o soluciones en el contenido de una mujer que también está tratando de encontrar respuestas a sus preguntas. Defiendo la idea de que el periodismo es un servicio público y debe representar a la gente, así que estoy esforzándome para hacerlo lo mejor que pueda.

Tras esta experiencia Guinness, ¿qué puertas te gustaría abrir en tu vida y tu carrera?
Espero que de esta red salgan más alianzas y proyectos. Realmente creo que tiene un valor muy grande que todas estemos ahí.
En lo personal, estoy estudiando mucho. Espero que se me abra una puerta que me sorprenda trabajando. Actualmente, estoy investigando para un proyecto sobre representación de mujeres hispanas y migrantes. Me gustaría que el resultado fuera útil para la comunidad y que lo tuvieran en cuenta los medios.
Excelente representaciòn en este proyecto. Para Cuba y los cubanos sigue existiendo una Cuba visceral dentro y fuera del archipièlago.