Las gotas de sudor perlaban la frente del inmigrante. Subía las mangas de la camisa, como sus paisanos bodegueros, y avanzaba, avanzaba siempre aunque le dolieran los músculos, aunque fuera fin de semana o día feriado. Una y otra vez descargaba las cajas de licores en pequeños comercios habaneros. Era uno más entre aquel enjambre de carretoneros buscavidas que soñaban con abrir su propio negocio.
Manuel Rabanal Prieto, natural del pueblo de Sosas, Valle de Laciana, en el norte de León, España, nació en 1874 y había invertido los 35 centenes ahorrados para comprar la mula y el carretón. De distribuidor de bebidas en aquel medio de transporte rudimentario habría de edificar una fábrica de refrescos en la capital cubana y elaboraría Ironbeer, el refresco que, con el Materva y el Jupiña, serían los más populares en la isla.
“(…) fui luchando a brazo partido con la suerte, quitando los escollos que en mi camino encontraba, producto de mis competidores, y ya ve, hoy tengo la satisfacción de poder contemplar orgulloso mi obra terminada”. Así decía Manuel en unas declaraciones al Diario de la Marina, en 1923.
Itinerario
Después de probar fortuna en Madrid, Rabanal Prieto decidió establecerse en Cuba. Llegó el 3 de junio de 1894. El investigador Gonzalo de Luis refiere sobre este emprendedor:
“Al principio se empleó en La Viña, una casa comercial de alimentos y bebidas situada en la calle Reina, 21, propiedad de la familia Bérriz. Eficaz y apreciado, sucedió lo inevitable: pronto planteó su marcha. Se instaló por su cuenta en 1896. Se asoció con Palatino, una de las primeras fábricas de cerveza de Cuba. Luego, por su cuenta y riesgo, creó la primera fábrica de sidras. Con el tiempo surgieron nuevos competidores pero, no habiendo lugar para tanta oferta, les convenció para que se asociasen todos bajo la firma Compañía Cubana de Sidra. La asociación no le resultó conveniente, y no tuvo reparos en vender su parte. Se instaló, entonces, en el Cerro, en la calle Falgueras, en el momento de mayor esplendor industrial y comercial del populoso municipio habanero”.
De acuerdo con la edición extraordinaria del Diario de la Marina, correspondiente a 1918, Manuel en 1908 creó una empresa propia a su nombre. Al año siguiente intentó sin éxito registrar en la Secretaría de Comercio, Industria y Agricultura la marca de refrescos espumosos denominada América. En esa fecha Manuel estaba asociado con el empresario Portas. Continuó batallando hasta que su solicitud fue aceptada y en 1911 comercializaba embotellado ese producto y también fabricaba Sinulce, Chocolate Cream y Jugo de Piña (Pinapola).
El año de 1911, sin dudas, marcó el fortalecimiento del emprendimiento, pues fundó la sociedad Cuba Industrial S.A. Tenía entonces la compañía un capital de 200 mil pesos. El Dr. Salvador Barrada fungía como Director Técnico en 1916 y Eduardo Vives era el administrador de la fábrica.
Las instalaciones, ubicadas en la Calle Falgueras, en El Cerro, abarcaban los números 12, 14, 16, 18 y 22. Además de la industria, disponía de locales para caballerizas, almacén de carros, garaje y oficina de propaganda.
Cuando registró en 1914 la marca Ironbeer dio su gran salto hacia el éxito. Sin embargo, tendría que continuar venciendo diversas adversidades, entre ellas las falsificaciones, ya que algunos fabricantes se aprovechaban de los triunfos de la empresa para vender “copias”. En mayo de 1917 los directivos circulaban este aviso:
“Para evitar que les den imitaciones de fabricantes poco escrupulosos, avisamos por este medio a nuestro consumidor que a partir del día 15 del mes actual, usaremos botellas nuevas, fabricadas especialmente para esta casa, las que están marcadas en relieve y cuya forma es completamente distinta a las que usan otras fábricas, según pueden apreciar por el grabado que aparece en este anuncio. Cuando pidan Ironbeer fíjense en la botella y rechacen las que no tengan nuestra marca grabada en el vidrio, tal como se ve en el grabado. Esta forma de botellas será usada solamente para la ciudad de La Habana y sus barrios. Les avisamos igualmente a nuestros clientes del interior que deben exigir al pedir Ironbeer que la tapa de la botella esté marcada con el nombre Ironbeer, única forma de evitar que los engañen dándoles un brevaje cualquiera.”
En 1918 la fábrica tenía 90 empleados y en 1923, la cifra ascendió a 120. Relató el Diario de la Marina esta anécdota curiosa:
“Entre el personal se cuentan siete mujeres, las únicas que quedan desde que se implantó el sistema mecánico. Dichas obreras son de las más antiguas que había en la fábrica y son separadas únicamente cuando contraen matrimonio. Mientras tanto, trabajen o no, perciben su jornal diario.”
Cuba Industrial S.A. cambió de denominación varias veces. Aunque no he podido precisar la fecha exacta, en 1921 comenzó a operar como Vives y Jiménez, S. en C. y solicitaba el registro de la marca Ironbeer a nombre de la nueva empresa. Francisco y José Jiménez eran los gerentes. Luego se sumó Juan, como tesorero, hermano de ellos y la razón social era identificada como Jiménez y Compañía. Manuel Rabanal continuaría siendo socio. Y he visto, de 1927, publicidades donde aparece como Compañía del Ironbeer S.A.
El otro producto exitoso elaborado por la empresa se llamaba Salutaris. En 1927, creaba el llamado Naranja Triple La India y también fabricaría el Jugo de Piña Liborio. La innovación era una constante para mantener su competitividad en el mercado.
Hacia otros horizontes
Reconocida por funcionarios gubernamentales y la prensa como una industria nacional, premiada en exposiciones en el país y el extranjero, la Compañía para satisfacer la alta demanda de su refrescos y también para tener una posición más ventajosa frente a las decenas de productores de bebidas no alcohólicas que abundaban en la Isla, emprendió un proceso de ampliación que llegó a otras zonas fuera de la ciudad de La Habana.
En 1928 para producir el Jugo de Piña Liborio disponía de plantaciones de la fruta en las cercanías de Aguacate, provincia de La Habana. Allí edificó una industria para el procesamiento (selección, lavado, molida, esterilización). El zumo era enviado a las instalaciones de Falgueras donde se elaboraba el refresco. De acuerdo con datos ofrecidos en el Diario de la Marina, edición del 2 de marzo, la producción estaba calculada en un millón de litros anuales.
En julio de 1933 la Compañía anunciaba en la prensa cambios en la composición de su refresco mejor posicionado:
“Después de un detenido estudio sobre la bondad de los fosfatos para el organismo humano hemos decidido incorporarlos a nuestro producto Ironbeer. Como en la preparación del Ironbeer empleamos extractos de frutas y cereales y hierro dializado y fosfato resulta la bebida más saludable que usted puede tomar. Pregunte a su médico”.
La apertura de embotelladoras en otros territorios ilustraba la pujanza de la empresa. Tal vez la más significativa haya sido la establecida en Cienfuegos, cerca de la intersección de la Calzada de Dolores con la de Manacas, en dirección a Caunao. Por sus valores arquitectónicos, de estilo art decó, el edificio es una joya patrimonial.
Manuel Rabanal falleció en 1942. El negocio continuó en Cuba hasta que la empresa fue nacionalizada después del triunfo de la Revolución. En la actualidad Ironbeer es producido en Estados Unidos.
Fuentes:
Gonzalo de Luis: “Ironbeer o no beber. Apuntes para una historia de la industria habanera”, Revista Hispano Cubana, Enero-Marzo, Madrid, 2006.
Guillermo Jiménez Soler: Las empresas de Cuba 1958, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
Boletín Oficial de la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, La Habana, 1922.
Diario de la Marina
Muy interesante este articulo
Muy interesante este articulo. Me da mucha claridad acerca de la producción de refrescos elaborados y embotellados en la Cuba republicana.
Por no tener la oportunidad y acceso a esta valiosa información, cuando hice un comentario referente al tema en mi libro Allá en los Tumbos nací… Donde contaba las anécdotas de cuando viví frente a la fabrica de Champam Sport en Guanabacoa en Máximo Gómez y Justiz dónde mi padre trabajo. Me apoye y obtuvo mucha información atravez del libro “Guanabacoa la Bella” de la aurora Argelia Vizcaino..
Gracias. Me alegra mucho que la investigación haya sido de su interés. Saludos fraternales.
Muy interesante artículo, no tenía ni idea. Soy del Cerro, exactamente San Pablo y Falgueras. Pudiera decirme la dirección exacta de la fábrica, Falgueras y que?.
Muchas gracias
La dirección actual seguro cambió, en caso de que exista el inmueble. Gracias por leer y comentar.
He llegado a aprender mucho de nuestra historia a través de estas publicaciones. El emprendimiento no se debe frenar cuando proviene del ingenio y el esfuerzo y mucho menos, cuando este beneficie la alimentación y den trabajo al pueblo. Gracias por investigar y escribir José Antonio.
A mis casi 80 años recuerdo perfectamente a dos de estas marcas de refrescos: Salutaris (gaseosa de limón, en botellas enormes) e Ironbeer, mi preferida. A inicios de los años 2000, después de casi 40 años de “abstinencia” del refresco, volví a probarlo en Miami y aquello disparó mis recuerdos. Hasta se me hizo visible en la mente la enorme valla publicitaria de Ironbeer que se erguía en el canal de entrada a la bahía de La Habana, bajo El Morro, con la característica figura del hombre forzudo levantando una pesas.
Muchos años después regresé a Miami y volví a probar el refresco, pero ya no me identifiqué con aquel sabor y recuerdos inolvidables. A lo mejor habían modificiado la fórmula.
Gracias por estos recuerdos!
Gracias por leer y comentar. Saludos fraternales.