El 10 de marzo de 1906 inversionistas de origen español inscribieron la “Compañía Licorera de Manzanillo S.A”. Eran socios de esta empresa los catalanes Enrique Colomé Cosh y Miguel Jacas Pujols, Rafael Portilla Castillo de Mohoño, de Santander y Felipe Pinilla Murillo, de Zamora.
De acuerdo con investigaciones de Delio G. Orozco González, la razón social se constituyó con una duración de 5 años, prorrogables y un capital de 10 mil pesos “para dedicarse a la fabricación, rectificación y purificación de aguardiente y toda clase de licores y a la compraventa de éstos al por mayor y menor, así como a toda clase de negocios de lícito comercio”.
Enrique Colomé Cosh, apoderado de la sociedad Rovira Mestre y Cía, radicada en Santiago de Cuba, en enero de 1907 salió de la corporación. Tres años más tarde también se separó M. Jacas y Cía.
José Pañellas Carbonel fue aceptado como accionista de la compañía, así como Isidro Quiroga Infante, nacido en Manzanillo y con experiencia en el negocio. El capital social aumentó entonces a 25 mil pesos.
En enero de 1913 ocurrieron otros cambios en la constitución de la firma. Nos dice el historiador Delio G. Orozco González que “(…) decidieron los socios que Rafael Portilla transfiriera por venta a los otros accionistas parte de sus derechos; por tal razón, cedió a Isidro Quiroga 73 acciones, a José Pañellas 71 y Felipe Pinilla 20, títulos éstos que fueron adicionados a los que poseían con anterioridad, además, como Genaro Cordoví Galiano renunció a la administración de la compañía, quedó únicamente desempeñando esta función el fundador Pinilla, quien ahora poseía la mayor cantidad de acciones con 134”.
Su bebida más reconocida era el Ron Carta Extra, en 1915, y continuaba como importadora de vinos. En ese año, Isidro Quiroga cesó su participación en la sociedad y se incorporaron los herederos de Rafael Portilla, representados por María Aces Vega, viuda del empresario.
Un reportaje publicado por el Diario de la Marina, en 1918, describía el estado de la asociación: “(…) ocupando una extensión de tres mil metros cuadrados en las calles de Masó, Caridad y San Silvestre se levanta el gallardo y altivo edificio propiedad de la Compañía Licorera, una de las industrias más importantes, sino la que más del referido pueblo (…) con una venta anual que asciende a la respetable suma de trescientos cincuenta mil pesos (…) no limita su radio de acción a nuestro país, sino que vende y compra constantemente a la vecina república norteamericana y a la península española (…) Administrada desde el año 1913 por el señor Felipe Pinilla Murillo (…) produce licores en general, pero su especialidad, lo que le ha dado más nombre y popularidad es el ron Carta Extra, el denominado Ro Viejo, el conocido por Anís Palma y el suave y delicioso Cremas.”
En 1918, la fábrica instalaba un costoso aparato para la rectificación de alcoholes en un inmueble que poseía en el reparto Céspedes. Su capital social se había incrementado hasta llegar a los 200 mil dólares. Prestigiaba su labor varios galardones, entre ellos, la medalla de oro en la Exposición de La Habana, en 1911 y el Gran Premio, en la Exposición de Panamá, en 1917.
La Licorera de Manzanillo S.A fue desintegrada en 1920 para constituir Pinilla Pañellas y Compañía Sociedad en Comandita, perteneciente a José Pañellas Carbonell, Felipe Pinilla Murillo y María Aces Vega. Esta firma asumía los derechos y obligaciones de la anterior y contaba con un capital de 115 312 pesos.
Isidro Quiroga y su singular batalla
En la madrugada del 18 de octubre de 1932, Isidro Quiroga Infante, nacido en 1882, sufriría el último y mayor contratiempo de su agitada existencia. Era un veterano de la guerra independentista, en la que alcanzó el grado de sargento del Ejército Libertador y quienes lo conocían admiraban su entereza, su voluntad de reinventarse. Aunque en algunas fuentes bibliográficas se dice que provenía de una familia adinerada, otras expresan lo contrario.
Lo que sí ha podido constatarse es que fracasó varias veces en los negocios. Abrió una relojería, luego una tienda de víveres, después se fue a los campos como vendedor ambulante. Otro se hubiese dado por vencido, pero él perseveró hasta que descubrió en la destilería de alcoholes la oportunidad de lograr el éxito empresarial anhelado.
En 1905 inauguró la fábrica El progreso cubano, que además de producir bebidas, importaba y vendía vinos. Después de separarse de la Compañía Licorera de Manzanillo S.A retomó con mayor brío un camino que no estuvo ajeno a las adversidades.
Así lo rememoraba la revista El Fígaro, en 1920:
“Cuando Quiroga comenzó a fabricar la carta que lleva su nombre, y que ahora está exquisitamente refinada, casi todos le auguraban el fracaso. Era imposible, decían, que Isidro Quiroga hiciera una buena carta blanca con los aparatos destiladores que poseía. Empero él tenía fe en sí con su viejo alambique y su viejo instrumento de destilar. Hoy su Ron Quiroga y su Carta Quiroga le han dado fama y dinero. Si Quiroga se amilana, si abandona la industria al tropezar con los primeros grandes escollos, es seguro que hoy no sentiría la fruición inefable de haber vencido en una batalla singular, librada contra el medio, el prejuicio y la falta de fe en los que les rodeaban”.
En 1918 el empresario disponía de un capital de 150 mil pesos. En 1925 participó en la Exposición Internacional de Roma y obtuvo premios con Ron Cotunta y Anís Pacheco.
Pero volvamos al nefasto 18 de octubre de 1932. Las llamas devoraban el sueño por el que tanto había luchado Quiroga. Intentó apagarlas, pero no pudo, el fuego le causó graves quemaduras y también lesionó a tres bomberos. Quiroga falleció al día siguiente.
Una década después, el volumen Cuba contemporánea. Provincia de Oriente, refería: “(…) cuya muerte es sumamente sentida por toda la sociedad manzanillera, ya que fue un industrial que supo poner bien en alto el nombre y prestigio de este Término, y debido a su labor, numerosas familias cubanas obtuvieron y aún obtienen, trabajo y bienestar, laborando en la fábrica que él supo fundar a fuerza de sacrificios voluntad e inteligencia”.
Cual ave Fénix
A pesar de la destrucción de la industria, convertida en cenizas, según una nota del Diario de la Marina, los descendientes de Quiroga mantuvieron la empresa, bajo la conducción acertada de su hijo Isidro Quiroga Núñez.
Según el historiador Guillermo Jiménez Soler, en 1958 pertenecía a los hermanos Isidro, Santiago, Raimundo y Juan Quiroga. Tenía 100 trabajadores y estaba situada en 2da Avenida, Reparto Céspedes, en Manzanillo, con almacén y oficinas en Ermita entre Tulipán y Conill, La Habana.
Aunque en su cartera de productos ofertaba diversos licores, sin dudas el de mayor posicionamiento en el mercado nacional e internacional fue la marca Pinilla, al parecer elaborado incialmente por Pinilla Pañellas y Compañía Sociedad en Comandita. Todavía es desconocido cuándo la firma Quiroga comenzó a comercializar el famoso ron que llevaba el apellido de Felipe Pinilla Murillo.
He podido indentificar otras industrias licoreras. En 1922 existía Cardero y García que elaboraba el Ron Cotunto. A principios de la década de 1940, nuevamente apareció en el universo mercantil una compañía nombrada Licorera Manzanillo S.A., producía ron, aguardiente y anís bajo la marca Don Felipe. Se hallaba en la Avenida de Zayas, kilómetro 1 y su Director General era el asturiano José Llana.
El Ron Pinilla es el legado visible de aquellos emprendedores, españoles y cubanos, quienes en la Perla del Guacanayabo crearon una industria licorera capaz de conquistar espacios en el mercado nacional e internacional.
Fuentes:
Cuba contemporánea. Provincia de Oriente, Centro Editorial Panamericano, La Habana, 1944.
Guillermo Jiménez Soler: Las empresas de Cuba 1958, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
Delio G. Orozco González: “Notas para una historia del Ron Pinilla”, Manzanillo. https://mzllocuba.com/
Boletín Oficial de Marcas y Patentes, secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, La Habana, 1921, 1922.
Diario de la Marina.
El Fígaro.
Increíble.
Muy bueno.
Me enteré de una historia desconocida para mí
Gracias
Muy buen artículo. Como nota aclaratoria quiero aportar las aclaraciones siguientes: Primero, Isidro Quiroga, mi abuelo, nació en una familia muy pobre, hijo ilegítmo de un militar español y de una cubana. El empezó a trabajar a los catorce años de edad como repartidor de pan a domicilio en una bicicleta propiedad de la panaderia. Segundo, en la ubicacion habanera de Ermita, entre Tulipán y Conil (Cerro), se abrió en 1944 una segunda fábrica de licores, que para 1958 daba empleo a un buen número de trabajadores. Para esa fecha ya se fabricaba el Añejo Pinilla, que habia tenido gran éxito en el mercado nacional y seguia en pujanza. Con el advenimiento del sistema comunista, ya todos sabemos los resultados.
Buenas tardes. Gracias por su testimonio que complementa lo divulgado por la prensa de la época. Saludos fraternales.