Por muy feministas, letrados, cultos, maduros y tolerantes que seamos, cuando lastiman a uno de nuestros descendientes, la bestia que llevamos dentro se asoma. “Todos somos asesinos” es el título de una novela, y constituye una gran verdad. La violencia, detestable como sabemos, debe ser amordazada cuando la cría de los humanos ha sido herida, y este rasgo agresivo es común, según creo, a toda la diversidad animal. Como no poseo estudios sobre el comportamiento de los anfibios, ni de los crustáceos ni de las mariposas ni de los paquidermos ni de los caballos ni de ningún otro bicho que no sea el hombre (y eso solo por arribita), hablaré del sentimiento que nos embarga cuando lastiman a uno de nuestros niños. Concretamente me referiré a las madres y a los hijos varones, aunque reconozco que entre los padres y las hijas hembras suceden situaciones idénticas, así como en cualquier miembro parental y la descendencia.
Podría decirse que existen tres tipos de lastimantes potenciales: Las novias, los maestros, y los tenientes del Servicio Militar. Los del último grupo resultan los más pasajeros, ya que el período para cumplir la obligación de prepararse para la guerra es, afortunadamente, breve, de modo que las madres nos limitamos a advertir a los tenientes que nuestro niño, así peludo y gigante como está, sufre de asma, de alergia al chícharo, de deformidades óseas y de cansancio crónico, para hacernos la idea de que en la Unidad Militar considerarán a nuestro bebé. De más está decir que es como hablarle a una pared de ladrillos (de los buenos), y que el recluta nacido de nuestro vientre realiza guardias bajo el sereno de la luna, almuerza potaje de chícharos un día sí y el otro también, marcha en la madrugada y se desvela por la noche, pero nosotras, cumplimos. Las novias de nuestros hijos representan un desafío triplicado: Nos roban el afecto que hasta entonces nos pertenecía, aunque esto nos produzca dicha compensatoria al ver la felicidad que el noviazgo genera; son tan mujeres como nosotras, por lo cual sentimos que una talanquera solidaria nos impide maldecirlas, y por último, cuando la novia hace sufrir a nuestro retoño, los dos frenos anteriores desaparecen y hay que ser muy controlada para no degollar a la muchacha.
Con los profesores ya la cosa cambia. Porque son adultos; porque se supone que enseñen bien; porque al enfrentarlos sabemos que hay que actuar con suma cautela; porque el peligro de que luego de nuestra charla “la cojan con el niño” dice ¡Presente! cada vez que pisamos la escuela; y porque nunca nos parecen justos del todo. A pesar de que defendemos al maestro como figura imprescindible, diferenciamos al profesor del educador, al benevolente del rígido, al recalcitrante del sensato, y al justo del mediocre. Es un tema extremadamente delicado, lo sé, pero los lectores estarán de acuerdo en abordarlo: todos hemos sentido con igual intensidad deseos de levantar un monumento en honor a uno de los educadores de nuestros hijos, y la necesidad de guillotinar a alguien que se cree maestro. Personalmente he librado más de una batalla a favor de mis hijos, en riposta a una mala conducta por parte de un ser que se considera el Dios de la Pedagogía. Para dichos enfrentamientos, comienzo por asumir la culpa que me corresponde y la responsabilidad soslayada por uno de mis hijos. A continuación, expongo los argumentos que considero válidos para el objetivo que persigo, y solicito a la audiencia (integrada casi siempre por varios profesores, o sea, por varios colegas, o sea, por compañeros que se defenderán como gatos bocarriba) y por último, imploro que escuchen la defensa que mi hijo propone. Todo esto otorga un aire de juicio solemne a la conversación. Todos sabemos lo que está en juego.
A veces he ganado, y otras he perdido o lo que es lo mismo, en ocasiones el hijo a quien yo defendía ha obtenido la victoria, y en otras, desdichadamente, el resultado ha sido pésimo. En estas circunstancias, la bestia que me habita ruge. Se revuelca desde mi garganta hasta el dedo meñique, me rodea la espalda, se acomoda en la nuca y hace vueltas de carnero entre el pecho y el estómago. Es muy cursi decir que estamos sangrando por dentro, pero no hay nada más parecido a una hemorragia interna que saber que se tiene la razón, y que un cretino prepotente, salutíferamente acolchonado entre reglamentos, normativas y órdenes, niegue el simple recurso de la defensa de un joven.
Restarle importancia a los criterios de nuestros muchachos; desoírlos, desconsiderarlos e intentar menoscabar las valoraciones que tienen de sí mismos, es una actitud cruel y demasiado injusta como para minimizar los efectos que entrañan. Es como mostrarse indiferente ante el oleaje que antecede al tsunami. No queda más remedio que confiar en la buena de Dios, y en que el tiempo, el gran decantador, decida a la postre quién tenía la razón. Nadie calcula el daño que ocasiona una mala acción en un estudiante, o mejor dicho, las madres, los padres, los abuelos y las novias sí. Y por eso nos atrincheramos alrededor del alumno arbitrariamente castigado para que (al menos) sienta que nuestras manos le sostienen el cuerpo herido, la autoestima lastimada y el disminuido anhelo por continuar estudiando. No serán perfectos los hijos, pero son nuestros. Y entre los deberes que nos tocan a los padres, está, en primerísimo orden, enseñarles el ancho y pantanoso camino que existe entre la justicia y lo que es justo, como dijera una gran escritora llamada Bárbara Kingsolver.
Y esto qué es? El argumento de un cuento de Laidi convertido en reseña cuasi-antropológica? El desahogo de una madre ante su incapacidad -manifiesta en el texto- de guillotinar a quien le toca a su hijo? Necesidad de la autora de decir que tenía un hijo? No sé, OnCuba. Yo también tengo dos, por si hiciera falta decirlo.
Me he reído… y he asentido todo el tiempo leyendo esto. Buenísimo y muy muy cierto.
Verdadero este articulo,no soporto q abusen d mis hijos y sobre todo d mi hija,los dos ya son adultos pero aun asi, una pregunta , la autora
d este articulo es la hija d Retamar y d Adelaida de Juan?
Me gusto mucho este articulo, tiene muy buena elocuencia y ritmo. Una sola sugerencia me atrevo a hacerle y es basada en mi experiencia como asiduo lector sobre cuba fuera de cuba. No use mucho lenguaje rebuscado, la razón es simple. Para nosotros los que nacimos allá y tenemos un poquito de buena escuela, pues esas palabras tan propias de un buen lenguaje no nos afectan mucho. Pero para el resto de las personas y no me estoy refiriendo a los que no tienen un alto nivel escolar, simplemente me refiero a las personas que viven fuera del país o que quizás el espanol no sea ya su primera lengua o simplemente hablan en un tono más simplista y cómodo, pues les cuesta comprender y en muchos casos adivinar el significado o el mensaje sutil de esas palabras.
Gracias por su articulo, muchas verdades quedaron plasmadas en esas letras.
Saludos!
Aun en su tono mas serio siempre me arranca una sonrisa. Gracias Laidi por el articulo.
Buen artículo, donde cualquier persona medianamente humana y razonable se puede identificar con el.
Chico, por primera vez estoy de acuerdo contigo, al fin aterrizaste en algo concreto.
Oncuba se ha convertido en el sitio predilecto para que los periodistas y escritores hagan catarsis, profesiones de fe, meaculpas, que cosa es esto? Alguien le tocó el niñito a esta señora? y su hijo, obviamente e sintocable. Puede ser que tenga raz´n, peor me parece muy poco educativo algocomo esto. Qué tipo de actitudes alimenta este tipo de escritos? Los hijitos de papá que son intocables, y reitero, muchas veces tienen la razón, pero otra no, y hay que fomentar el equilibrio, la justicia, no la impunidad, la indisciplina, y eso pasa, tanto por que la profesión de maestro, teniente o lo que sea, se elija por vocación y no por problemas sociales, salario o alguna prebenda, por educar a lso profesionales en la cívica, la educaicón, pero también por enseñar a nuestros hijos modales, respeto a los mayores, menos arrogancia y autosuficiencia.
Pensemos en equilibrar la balanza, porque en este artículo se fue de un solo lado y no puedo ver otra cosa que el desahogo de una madre porque le tocaron al nené, y eso, ya verán los comentarios, lo que genera es más violencia y actitudes trogloditas de muchos padre, ya verán.
Bueno, bueno, le dijo la mula al freno y continuó caminando.
Pasé el bate y ha sido strike cantado y yo pensando que era bola.
Así que me quedé fuera.
Tony, todavía estoy esperando q me contestes mis últimos 2 post q te puse en el artíclo: El futuro no estaba. Ves q eres un tipo si argumentos, Tony, tú eres un diletante, hablas por hablar, lo tuyo es decir algo pq no te puedes mantener con la boca cerrada, lo malo es q te crees inteligente y realmente dejas mucho q desear. No sigas perdiendo oportunidades de mantenerte callado, y hazle caso a mi consejo del post aquel q te dejé allá, cámbiate de nick, ya sabes como ponerte.
PD: Mira, todo el mundo te dice lo mismo, lee, interpreta la reacción q causas en los demás, hazle un favor a este sitio,q surge para el debate medianamente inteligente, y estás bajitico.
Mi hijo tambien es intocable al menos para mi, sin faltarle a ninguno de los principios humanos, por msupuesto…Por tanto, coincido plenamente con aquello de la bestia en que nos convertimos.Mi pequeño tiene 6 años, pero ya ha tenido que enfrentar la crudeza de la vida y aun no le han llegado ni las novias ni el servicio militar.
Que nuestros hijos sientan nuestras manos a pesar de que se les desbarate el mundo alrededor no solo consolida su autoestima, su seguridad en la vida sino que ademas los ayuda a crecer sanos y felices.Los niños que saben que son amados son mas creativos, independientes y sociables. Una forma de demostar el amor(y no solo a nuestros hijos)es la incondicionalidad.
Con respecto a que Oncuba se ha convertido en lugar de catarsis, pues discrepo de la opinion de Pilar, pues la catarsis amiga es tan necesaria para la vida como todos los desahogos diarios. Así que mi felicitación para este sitio y mis colegas que le dan vida. NO siempre se puede malinterepretar cualquier criterio por el simple hecho de estar en Contra. ahhh amiga, la violencia se genera a medida que se le haga el juego a la impunidad…
Gracias Laidi Fernandez de Juan..
Mi hijo tambien es intocable al menos para mi, sin faltarle a ninguno de los principios humanos, por supuesto…Por tanto, coincido plenamente con aquello de la bestia en que nos convertimos.Mi pequeño tiene 6 años, pero ya ha tenido que enfrentar la crudeza de la vida y aun no le han llegado ni las novias ni el servicio militar.
Que nuestros hijos sientan nuestras manos a pesar de que se les desbarate el mundo alrededor no solo consolida su autoestima, su seguridad en la vida sino que ademas los ayuda a crecer sanos y felices.Los niños que saben que son amados son mas creativos, independientes y sociables. Una forma de demostar el amor(y no solo a nuestros hijos)es la incondicionalidad.
Con respecto a que Oncuba se ha convertido en lugar de catarsis, pues discrepo de la opinion de Pilar, pues la catarsis amiga es tan necesaria para la vida como todos los desahogos diarios. Así que mi felicitación para este sitio y mis colegas que le dan vida. NO siempre se puede malinterepretar cualquier criterio por el simple hecho de estar en Contra. ahhh amiga, la violencia se genera a medida que se le haga el juego a la impunidad…
Gracias Laidi Fernandez de Juan..
A lo cortico, q te vo a decir yo q soy una vieja con 7 nietos y 3 hijos, claro q a los hijos hay q cuidarlos, los hijos son lo más grande q no s da la vida, es increíble como tus padres pasan incluso a un segundo plano cuando tienes un hijo, ese sentimiento nunca se me olvidará, an en el ocaso d emi vida. Por los hijos se da todo, la vida misma, pero una cosa es defenderlos, protegerlos, amarlos para q crezcan sanos mentalmente, con autoestima, equilibrados, y otra es lo q hacen mucho padres hoy en día, q le dan la razón todo el tiempo a los niños, lso malcrían y les hacen creer q se lo merecen todo, lo q trae como consecuencia niños arrogantes, autosuficientes, egoístas, ególatras.
Cuántos padres no han salido como fieras pq su niño recibió una pedrada de otro niño, cosa q pasa todoslso días y seguirá pasando pq es puro juego y cosas d eniños, accidental o intencionalmente, y han ofendido al supuesto niño agresor o han echado a pelear al suyo propio pq él si es un hombr ey nadie lo toca, y después q? a pelear entre padres, a dejarse de llevar entre vecinos, incluso muertos ha habido en el peor de los casos, y todo en nombre del sacrosanto orgullo d epadre amantísimo al q no le tocan a sus hijos.
Cuántos padres no le han formado un escándalo a algún maestro o profesor pq no le dio la nota deseada al bebé, o le llamó la atención, y eso q? q ha dado, jn niño q se cree merecñerselo todo, q no respeta a lso maestros pq se sabe respaldado y justificado en casa. Sabes q? Esos niños son los q después te pasan por encima a ti como madre, q no te respetan, q abusan de ti y de tu ciego amor.
Ojo, hay q amar a los hijos, por lso hijos se da la vida, pero mi querida madre me decía q la pasión no nos podía cegar, hay q tener mucho cuidado en la educación, hay q sopesar las cosas, ser madre o padre no es engendrar, es un acto de suma responsabilidad, y al niño se educa en valores, en el respeto, en saber los límites y tener claros los roles, tanto en la familia como en la sociedad, y si hay q protestar, decir algo, ojo, hay q saber como se dice y como se protesta.
Laidi: ante todo mi admiración hacia tí como escritora, y aunque no basada en la experiencia propia , como doctora ya que supongo seas buenísima; lo que no me dejaste claro en este artículo es si las veces en que has ido a “fajarte” por tus hijos han sido basadas en la certeza de que ellos tenían la razón . No entiendo que por el solo hecho de que te pidieron ayuda o que creyeras que había que salir a defenderlos porque tu eras su madre, hayas pensado que los maestros actuaron injustamente, cuando realmente actuaron con justicia . En esto estoy de acuerdo con lo que plantea Pilar en el primer comentario y no contigo.. Sigue escribiendo que me encanta.
Totalmente de acuerdo, hasta ahora no habia leido algo relacionado con el tema y la desproteccion y el abandono espiritual de un joven por una mala conducta de un profesor o un centro centro educacional, que por demas solo tratan de acabar con su futuro y el de su familia , y sin el mas minimo rubor,solo los padres somos capaces de sacar esa fiera interna que tenemos para defender a nuestros hijos, que ellos sepan que tienen esa proteccion ante aquel o aquellos que se consideran intocables, solo nosotros somos capaces de responder a esas injusticias de esa manera y principalmente aquellos que ya hemos pasado por esa amarga experiencia.
Saludos
Un tema bueno, que merece otras aristas, otros análisis; quizás hasta mostrar ejemplos, experiencias de cuando de manera no correcta hemos ido a la defensa de nuestros hijos y el final no es el deseado. Es verdad que hay maestros, profesores, educadores, auxiliares que están un poco alejados del paradigma que debe caracterizar a la educación cubana, pero no es la generalidad. Es verdad que muchas veces se cometen injusticias, y que los padres debemos estar ahí para enmendarlas, pero no se le puede dar la razón al hijo delante del maestro aunque la tenga, no podemos hacerle creer que son intocables- aunque nadie me los puede tocar, porque yo los parí-. Como dice una colega y amiga mía: “Mi amor por mis hijas es incondicional, pero no ciego”. Estoy de acuerdo con el análisis que hizo Pilar y que vengan más materiales de esta naturaleza.
Pilar, yo soy joven , madre de un solo pequeño que como ya te dije es mi vida. A el le exijo respeto y cuidado hasta por el medio ambiente… jajaa cosa que esta pasada de moda. Creo que en el articulo , la autora trata de resaltar esos momentos en los que hay injusticia con nuestra descendencia. No se trata de criar arrogantes y autosuficientes, eso yo lo detesto también . Mi lema es el de una amiga que hace tiempo me decia que uno no los cria para uno, que al final los va a querer incondicionalmente, sino para la sociedad, donde existe la intolerencia y la injusticia. El mio con tan solo 6 años recientemente sufrio esto, un castigo excesivo de parte de su maestra de primer grado , sencillamente porque no habia querido dormir en el horario indicado, como si el acto de dormir fuera algo que uno pudiera hacer sin ganas.El castigo fue mas o menos como los de la primaria de mi abuela: Parado en una esquina sin moverse. Nada que yo no estoy en contra del castigo que reeduca, que hace reflexionar. Si, fui a la escuela y le hice saber a la maestra que sus metodos no me parecian correctos, que la accion no era tan grave en comparacion con la reaccion y que yo estaba por y para mi hijo… a veces los docentes se equivocan porque uno trata de socializar con ellos de mantenerse al tanto y ser amables, ese dia le quedo claro que entre mi hijo y ella, mi hijo se lleva todo el credito. Ahora si mi niño comete una indisciplina grave , si no hace lo basico y que va en su desarrollo soy la primera que regaña y que soy implacable… Yo no soy erudita , en esto de enseñar nunca se aprende demasiado…
Nada , Pilar que ma parece que la periodista está enfocada en su dolor.. no porque su hijo fuera intocable o hijito de mamá..
Me ha encantado tu articulo. Tengo un hijo de 22 años, y he sufrido eso que relatas multiples veces, en todas las variantes, he visto un maestro aplastarle la creatividad y la motivacion a mi hijo por no permitirle compartir en su aula lo que ha investigado sobre los dinosaurios o los tiburones y que lo apartó definitivamente de haber quizas sido un buen biologo, he tenido que vigilar una maestra que cree serlo para que no tome represalias por haber denunciado que es violenta y maltratadora, en fin…me has hecho reir y llorar con esta reflexion, afortunadamente tambien tropezamos en esta vida con personas sensatas y buenas.
Me gusto mucho el articulo pero creo que solo muestra una sola de las caras del problema. Es cierto que hay muchos profesionales de la educacion que no deberian merecer ese puesto. Desgraciadamente, esto esxiste en todas las sociedades. Donde vivo el nino siempre tiene la razon y los maestros son unos segundones que no tienen ni voz ni voto. Creo que el maestro esta subvalorado en muchas de las sociedades y esto puede ser parte del problema. Al final del dia son los que se pasan el dia con nuestros hijos y les ensenan no solo comportamiento, si no, mucho mas. Mi vision es muy simple: Antes de escoger un lado, revise el panorama y la razon se la dare al que realmente la tenga” No soy juez, pero al final hay que hacer lo correcto y no voy a tolerar nada, ni del maestro , ni del nino.