El Consejo de la Administración del municipio de Las Tunas estableció un tope a los precios de los productos agropecuarios que se expenden en mercados estatales y por cuenta propia del territorio, con el propósito de detener un aumento continuado en los últimos tiempos.
El propósito de esta medida es bajar los precios a diferentes productos, fundamentalmente viandas, hortalizas y granos, y a su vez frenar la galopante inflación que afecta a la familias tuneras, de acuerdo con un reporte de la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
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Personas entrevistadas en esa ciudad aseguraron que gracias a esa decisión pudieron adquirir productos como arroz y garbanzos con una media de rebaja de alrededor de 30 pesos cubanos (CUP) con respecto a los precios habituales en los establecimientos antes de implementarse la medida.
También expusieron que el monto de la rebaja no resultan tan significativo, pero valoraron que esto les permite saber que al menos “como bueno conocer se materializan acciones paa detener la inflación“.
“A partir de ahora, que los inspectores funcionen”, dijo Cristina Sarría, una de las entrevistadas por la ACN en la placita La Algarroba, ubicada en el principal asentamiento poblacional de la provincia.
Precisa la publicación, la resolución del Consejo de la Administración del municipio incluye también la regulación de precios para alimentos elaborados que se venden en cafeterías, como pizzas, bocaditos y refrescos, así como las actividades de parqueo, recreación infantil, poncheras, barbería y peluquería.
Según la ACN, antes de hacer pública tal decisión de las autoridades gubernamentales, se crearon comisiones de trabajo para contactar con distintos productores y escuchar sus criterios.
En esa labor también tuvieron participación permanente integrantes de la Dirección de Finanzas y Precios para determinar las fichas de costo de cada producto, destaca la publicación.
Sin embargo, expertos consideran que este tipo de medidas tendrían una efectividad reducida de no extenderse a otras redes de distribución y ventas de productos que forman parte de la economía de la isla.
“Si las autoridades municipales ‘bajan’ precios agrícolas, de ‘pizzas, bocaditos y refrescos, y las actividades de parqueo, recreación infantil, poncheras, barbería y peluquería’, y no los precios en toda la red del MINCIN, CIMEX, TRD, mixtas, etc., estarían echando agua en canastas“, consideró el economista Pedro Monreal en una reflexión sobre el tema publicada en su perfil de Facebook.
A su vez, expuso que “bajar precios (deflación) al estilo de los Consejos Municipales es muy insuficiente para alinear salarios/pensiones a los precios de consumo, a la vez que tiene escasa posibilidad de moderar una inflación que expresa desequilibrios macro y asimetrías del poder de actores“.
Desde la implementación de la Tarea Ordenamiento como ruta para actualizar el modelo económico imperante en la isla durante las últimas seis décadas, la población cubana ha sufrido los efectos del constante aumento de los precios de los productos de primera necesidad, fundamentalmente en los mercados al margen del desabastecido sector estatal.
La adopción de esta estrategia ocurrió cuando comenzaban a sentirse el impacto de la pandemia de COVID-19, que unido al aumento de las sanciones impuestas por Estados Unidos, lastraron los resultados y agravaron la profunda crisis económica que aun se mantiene.
La incapacidad de controlar la espiral inflacionaria desde la producción de bienes y servicios, así como de suplirlos a través de las importaciones, han generado malestar en parte de la población cubana y provocado incidentes de protesta social como los ocurridos en varios puntos de la isla durante el verano de 2021.