La industria azucarera cubana busca recuperar su deprimida cosecha y “modernizar” sus capacidades productivas a través de la inversión extranjera.
De acuerdo con directivos del sector, el Grupo Empresarial Azcuba “impulsa” la ejecución de 16 proyectos con capital foráneo, “dirigidos a la modernización de los centrales azucareros”, informa el diario oficial Granma.
Lourdes Castellanos Jiménez, directora de Relaciones Internacionales, Negocios, Inversión Extranjera y Comunicación Institucional de la entidad, comentó al medio que, entre esos proyectos, “están el uso de tecnologías eficientes en las labores de cultivo, riego y drenaje, cosecha, y transporte para aumentar los rendimientos”.
Además, con la inversión extranjera también se busca “rehabilitar las diferentes áreas de la fábrica de azúcar crudo”, con vistas a garantizar “una mayor eficiencia industrial y fiabilidad operacional para incrementar la producción del grano y la generación de energía eléctrica”.
Todo lo anterior tiene entre sus propósitos incrementar la cosecha, en picada desde hace varios años, y disminuir los costos de producción.
Un nuevo central
Castellanos Jiménez confirmó a Granma que “está prevista la construcción de un nuevo central azucarero”, el cual debería incorporarse en algún momento a la fabricación de azúcar en la isla.
El mismo, según la directiva, contará con una refinería, un bloque de generación de 100 megawats, y una destilería de 500 HLD (glutaraldehído al 2 %) de alcohol.
No obstante, la información del medio oficial no detalla dónde estaría enclavado el nuevo central y cuál será su capacidad de molienda.
Tampoco explica cuándo comenzaría a construirse ni brinda la posible fecha de su terminación e incorporación al sistema industrial azucarero de Cuba.
En general, el texto de Granma deja más interrogantes que certezas, pues tampoco ofrece más detalles sobre los 16 proyectos de inversión extranjera sobre los que informa. Ni sus países de procedencia, ni la hoja de ruta para su ejecución, ni su presumible impacto económico en cifras estimadas.
Cuba sigue buscando inversión extranjera para rescatar sus centrales azucareros
Una industria en retroceso
La industria azucarera cubana, considerada en su momento la más pujante del mundo, arrastra desde hace décadas un retroceso que ha llegado a mínimos históricos en las últimas campañas.
La zafra pasada (2022-2023) Cuba logró apenas el 68 % del plan previsto de 1,2 millones de toneladas, y en la actual campaña inició el pasado diciembre con apenas una veintena de centrales repartidos a lo largo de la isla.
Además, al menos la mitad de ellos comenzó con retrasos debido a “deficiencias técnicas”, al déficit de combustible e inclemencias climatológicas, según han reconocido directivos de Azcuba.
Sobra la zafra precedente, Dionnis Pérez, director de Informática y Comunicaciones de la entidad, confirmó meses atrás que “el mal desempeño productivo provocó que dejáramos de entregar a la industria 30 000 toneladas de azúcar”.
“No se aseguraron las exportaciones previstas, afectando compromisos muy serios, dejamos de aportar energía al Sistema Eléctrico Nacional y, de la fuerza laboral que operaba en los centrales, hubo una fluctuación de alrededor del 10 %”, abundó.
En ese escenario, en febrero pasado se anunció un acuerdo entre Cuba y Etiopía con vistas al desarrollo, investigación, producción y asistencia técnica en la industria azucarera en la isla.
El convenio, se dijo entonces, persigue la mejora de capacidades, desarrollo de variedades de caña de azúcar, colaboración biotecnológica, transferencia de tecnología y comercio dentro del sector, así como “aumentar las capacidades de producción de las fábricas de azúcar y mejorar la competencia en el mantenimiento y la gestión operativa”.