Treinta años cumple la Bienal de La Habana, evento que ha sabido como ningún otro poner bien en alto el arte de los menos favorecidos en legitimados circuitos de la visualidad internacional. Desde su primera edición en 1984, se ha propuesto consolidar un espacio abierto al arte de las regiones de Asia, África, Medio Oriente, América Latina y el Caribe como modo de propiciar el intercambio, la comprensión de sus valores así como contribuir a su difusión y reconocimientos universales.
El arte de nuestras regiones acepta el reto de la universalidad y de la contemporaneidad a partir de culturas enriquecidas por los matices y acentos propios de la identidad de cada pueblo, y confronta tradiciones y modernidad como inequívocas señales de su riqueza y fortaleza.
“La Bienal no ha sido más que la creación de un espacio alternativo para el conocimiento de esa producción artística escasamente vista y divulgada en los principales escenarios internacionales, arriba a cada nueva edición no por la gracia de los recursos sino por la convicción de la necesidad de su existencia”, expresó su fundadora y primera presidenta la doctora Llilian Llanes.
Para homenajear tan significativa efeméride, sus organizadores curaron una especie de “minibienal” que incluye de exposiciones, presentaciones de libros y eventos teóricos.
En el Lobby del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), en el centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales y en la Fototeca de Cuba, se puede apreciar hasta finales de este mes de junio la muestra “Bienal de La Habana: un laboratorio vivo”. En Factoría Habana se exhibe la muestra colectiva “Miradas” que incluye la obra de Roberto Fabelo, Alfredo Sosabravo, Tomás Sánchez y Enrique Ponjuán, entre otros.
En el MNBA tuvo lugar el panel sobre el treinta aniversario del evento en el que se debatieron temas como la importancia teórica e histórica de la Bienal, el contexto ideológico nacional en que surge y su relación con otras similares en el mundo.
Se presentaron las revistas Revolución y Cultura y Arte Cubano dedicadas a este aniversario y el libro Prácticas artísticas e imaginarios sociales, sobre el evento teórico de la pasada edición de la Bienal.
Apostando y arriesgando por lo diverso, con hálito irreverente e iconoclasta, cada tres años, aunque debería ser cada dos, esta Bienal, única de su tipo, reafirma su fidelidad a la pluralidad y a sus objetivos fundacionales.
El próximo año tendrá lugar el número XII, que una vez más pondrá en primer plano significativas expresiones que configuran el arte contemporáneo. A pesar de las limitaciones económicas que enfrenta Cuba, se persiste en organizar un evento como este que convierte a La Habana en una galería.
La Bienal se legitima como un espacio para lo más genuino de la visualidad contemporánea de los países tercermundistas, donde lo más importante del arte es su calidad e innegables valores éticos y estéticos, no su procedencia, ni lo costoso de su factura.
MUY BUENO LO que esta pasando soy de MOntevideo y voy para CUBA EL 15 de julio de pronto queda algo para ver.
soy de BELLAS ARTES
Muchos saludos
NORA