Ellas son Maybel Elena Martínez (La Habana, 1988) y Yahíma Marina Rodríguez (Las Tunas, 1990), ambas licenciadas en Historia del Arte por la Universidad de La Habana y curadoras de artes visuales. Su proyecto más reciente, Juana de las Flores, es una magna exposición que reúne a más de setenta artistas nacionales alrededor de un tema que está en el origen mismo de las primeras representaciones visuales del ser humano: las flores.
Con asiento en La Lavandería (Calle 54 No. 2712, e/ 27 y 29, Playa), la exhibición, que fue inaugurada el 28 de septiembre, estará abierta al público hasta el próximo viernes 13 de octubre. Especialistas, coleccionistas, dealers, críticos, periodistas, docentes y galeristas podrán visitarla hasta el 20 del mismo mes, mediante cita previa.
Maybel y Yahíma, además de sus proyectos individuales y sus ocupaciones docentes, han constituido un dúo curatorial, y no solo para la ocasión. De modo que las preguntas se las lanzamos a las dos y las respuestas han llegado al alimón.
¿Cómo surge la idea del proyecto? ¿De dónde proviene el nombre?
Juana de las Flores es un proyecto que surge entre amigos. En enero de 2023 inauguramos una exposición en el Arco de Belén que trataba sobre la muerte. Las obras se distribuían en segmentos museográficos que aludían a las etapas del duelo (crisis, negación, ira, aceptación y aprendizaje). A punto de inaugurar aquella muestra, lanzamos al aire nuestra siguiente motivación. Entre varias ideas, apareció la propuesta de… ¡hacer una exposición sobre flores! El contraste con el tema, tétrico, de aquella exposición fue el primer gancho.
El nombre afloró acto seguido: “Debe llamarse Juana de las Flores!”. Juana fue el primer nombre otorgado a la isla por Cristóbal Colón, en honor a la hija de Fernando II de Aragón e Isabel de Castilla, que más tarde se convertiría en Juana la Loca. Ese apelativo que no fue muy popular y transitó en poco tiempo a La Fernandina y, finalmente, a Cuba. Se trataba de estudiar una “Isla de las flores”, una “Cuba de las flores”. Nos acompañaban aquella tarde varios amigos artistas que encontraron atractivo el punto de partida.
¿Es la exposición una acción de vindicación, en la actualidad, de una temática que está en la misma base del arte universal o se tomó un elemento (pudo ser cualquier otro) para mapear el arte contemporáneo cubano?
El recurso flor nos resultó muy atractivo por su enraizamiento en la cultura visual universal y su usual asociación al kitsch en el arte contemporáneo cubano.
La investigación progresiva del asunto nos fue sumiendo en lo que es hoy Juana de las Flores. En el proceso surgieron varias preguntas que nos respondimos con el avance de este estudio, y que no solo se remiten a las artes visuales, mucho menos al arte contemporáneo, y que trasgredieron las fronteras de lo nacional. La exposición se circunscribe al arte cubano contemporáneo y se mueve por distintas generaciones de artistas, pero nuestra página de Instagram compila una gran diversidad de contenidos, tales como la presencia de las flores en el arte universal, en la música, la animación, el cartel, el cine, las tradiciones populares, por solo mencionar algunos temas. El asunto es muy amplio.
La muestra expone caminos que toma el arte actual para los que una flor resulta el recurso idóneo. La pretensión de cartografiar el arte cubano contemporáneo desde este recurso nos posibilitó llamar la atención sobre las potencialidades discursivas de las flores.
¿Cuál sería el principio curatorial que centró el trabajo?
En nuestro primer statement de trabajo, distribuido a los artistas que íbamos contactando en marzo pasado declaramos: “Somos hijos de un país tropical, colmado por seducciones disímiles. Más allá de la maldita circunstancia del agua por todas partes, nos particulariza nuestra exuberante flora con altos niveles de endemismo.
“Las flores constituyen un interlocutor dentro de la narratología creativa, relegado muchas veces a planos inferiores de protagonismo. Por tal motivo, la presente exposición pretende dilucidar los caminos que se han erigido desde el arte a partir de la inspiración estética emanada por las flores.
“¿Cuánto le debe y teme a las flores el arte cubano contemporáneo? Nos atrevemos a asegurar que casi todo creador ha pasado por este recurso simbólico/expresivo/formal. Flores oníricas y reproducciones miméticas de su estado natural, simbiosis entre lo científico y lo artístico, referentes de la vida humana con su poder germinativo; parábola de la femme fatale, exótica, inocente y cruel; artilugios de amor, dolor y muerte; símbolos de un discurso oficial/político, asideros de creencias mágico/religiosas, kitsch y metáfora terapéutica, han sido algunos de los subterfugios conceptuales para fines y ópticas disímiles. Flores para y desde el arte cubano: esa es la premisa”.
Un par de meses después incorporamos:
“Juana de las Flores es un proyecto ambicioso, pero necesario, que pretende cartografiar el discurso artístico contemporáneo cubano desde un tópico paradójicamente poco abordado como idea centro de exposiciones y muestras, pero presente en cada artista que hemos convidado, las flores. Con la presencia de creadores residentes en el territorio nacional y otros asentados fuera de las fronteras de la isla, de diferentes generaciones, que se mueven en el amplio espectro de manifestaciones expresivas, lenguajes y soportes, gana esta exposición en su discurso plural acerca del tema. En la muestra, el recurso estético ‘flor’ será el pretexto para hilvanar discursos, generar analogías y simbiosis en torno a problemáticas y líneas conceptuales diversas”.
¿Por qué tal cantidad de artistas convocados? ¿Qué criterios decidieron la selección? ¿Un grupo de expositores más reducido no habría redundado en la calidad total de la exposición?
Siempre imaginamos la exposición con una nómina amplia. Consideramos que restringir la participación a 10 o 15 artistas no sería coherente con una tesis curatorial que hablaba sobre diversidad, que asumía el reto de cartografiar un asunto tan recurrente y generalizado, además con tanto para decir en término de idea y medio expresivo. La soñamos en grande, aunque siempre superó nuestras expectativas la cantidad de artistas que respondían a nuestra convocatoria, y mucho más los que se comunicaban interesados. Logramos reunir 78 expositores.
Nuestra investigación para la selección de artistas comenzó por aquellos que tienen este recurso desarrollado en su obra, de manera habitual. Luego nos desplazamos a artistas que nos interesaban por la obra que desarrollan e indagamos en cada uno en busca de flores (muchas veces la encontramos, y otras no), seguimos hacia el arte emergente porque confiamos en la interrelación armoniosa y fructífera entre generaciones.
Es posible que un grupo menor de artistas generara una excelente muestra. Pero esta la imaginamos en grande y todo conspiró para que sucediera. Pretendemos luego, si fuera posible, deslindar cada una de las líneas temáticas desarrolladas en exposiciones más pequeñas, que nos permitan profundizar, partiendo del estudio actual.
En la muestra están presentes todos los casos: artistas que usan el elemento frecuentemente, otros que lo habían abordado de manera esporádica y puntual, también quienes encontraron en el proyecto la motivación para acercarse al tema, aunque debemos acotar que no es la generalidad.
¿Hubo artistas que ustedes ficharon y no pudieron conseguir su participación?
¡Sí, varios! La investigación desde el inicio arrojó un grupo de nombres que contactamos. Las razones fueron muy diversas, y comprendimos y respetamos cada una de ellas, desde la falta de tiempo para trabajar en un nuevo proyecto, la no disponibilidad de obras en Cuba, en el caso de artistas residentes en otros países, la negativa ante un proyecto que comprendía una nómina tan amplia o, sencillamente, la falta de interés en la premisa curatorial que nos planteamos. Nos quedó la tranquilidad de que los contactamos y los invitamos a participar.
¿Cómo se produjo la exposición? ¿De dónde salieron los recursos?
Juana de las Flores es una comunidad. Así lo anunciamos en nuestro Instagram, y así ha seguido hasta su materialización. El recorrido no ha estado exento de tropiezos y obstáculos en términos de producción. Las proyecciones iniciales no salieron como lo teníamos previsto, pero afortunadamente una serie de colaboradores confluyeron para que el proyecto fuera posible. Entre tantas personas que colaboraron resulta oportuno agradecer a Rafael Pérez Alonso y a Mayito, que amablemente nos abrieron las puertas de este hermoso lugar que es La Lavandería, y fueron nuestros cómplices en todos estos meses de trabajo. Además, resultó significativa la colaboración de varios artistas e instituciones culturales que nos brindaron su apoyo. La producción de Juana se logró modestamente, pero nos deja el buen sabor de que lo logramos entre muchos, que no renunciamos a que se realizara, aunque con recursos limitados.
En el suelo de la sala de exhibición hay unos textos que pretenden orientar al espectador sobre las disímiles intenciones de los artistas. ¿Días después de la inauguración los siguen creyendo necesarios? ¿Acaso esas indicaciones no encorsetan la capacidad de discernimiento de los visitantes y limitan el carácter polisémico que toda obra trae per sé? ¿Podría verse como un exceso de celo didáctico?
Concebimos este recurso museográfico con el propósito de que interactuara con la línea temática de cada segmento. No se relaciona directamente con obras específicas. Lo pensamos como un modo de exponer nuestra percepción curatorial e investigativa del asunto, vincular obras y aportar un guiño museográfico. No es un recurso que decodifique o explique una obra. Pueden coexistir criterios varios, a los que siempre estamos expuestas y aceptamos con absoluta naturalidad. En los proyectos que hemos concretado en conjunto siempre empleamos recursos de esta naturaleza, frases, palabras, que conduzcan y apoyen la lectura museográfica que nos hemos planteado, que pueden tener un resultado más o menos efectivo.
¿A dónde irá a parar la vasta investigación realizada una vez que concluya la exhibición? ¿Habrá catálogo? ¿Se derivarán de aquí otros empeños curatoriales?
Entendemos Juana de las Flores en tres fases fundamentales. Primero, el trabajo en redes que hemos venido desarrollando. La página de Instragram @juanadelasflores_expo ha sido la plataforma escogida para socializar la investigación en la que nos encontramos inmersas. Como primera zona de desarrollo del proyecto, tiene el propósito de visibilizar sus objetivos, generar contenidos sugerentes en torno a la temática abarcando las siguientes materias: literatura, música, ballet, teatro, cine, animación, artes visuales, tradiciones culturales, botánica, arquitectura. Aunque se privilegian los contenidos referidos a la cultura cubana, resulta importante plantear referentes internacionales de connotada relevancia en estos mismos ámbitos. Este espacio virtual está estructurado a partir de una parrilla de programación que incluye diferentes etapas.
La segunda fase está referida a la exposición de arte contemporáneo recién inaugurada en La lavandería.
Y en un tercer momento, pretendemos gestar como resultado final del proyecto un catálogo digital, a modo de memorabilia de sus diferentes zonas de desarrollo. Este incluirá textos académicos a cargo de especialistas en literatura, música, danza, arquitectura, botánica, religiosidad, artes plásticas…, de modo que englobe las líneas de trabajo planteadas interactivamente en las redes sociales. Del mismo modo, este catálogo registrará la exposición central con la debida documentación.
No descartamos otros empeños curatoriales más pequeños, temáticos, ya desde otra visión, con otras premisas. También nos seduce la idea de gestar un material audiovisual que recoja toda la experiencia.
¿Creen que el oficio de curador está lo suficientemente valorado en Cuba?
Muchas personas nos preguntan qué es un curador, y la respuesta puede ser muy sencilla o muy compleja. Pensamos que no hay un conocimiento generalizado sobre la figura del curador, ni sobre cuál es su rol en el sistema del arte en Cuba.
Cuando nuestras hijas comentan en la escuela, a sus profesores o amigos, que su mamá es curadora, invariablemente surge la interrogante: “¿Qué es eso?”. En una ocasión terminamos siendo las “curanderas”, solo porque el gestor del lugar, ajeno al mundo del arte, jamás se acordaba de la palabra, y la sustituía por esa otra.
¿Cómo se forma un curador en Cuba?
Un curador se forma en la práctica. Somos muy jóvenes, egresadas de la Facultad de Artes y Letras (¿hecho que podríamos entender como indispensable?, tal vez) y pensamos que hacer es la mejor manera de “hacernos”, perfeccionarnos, lograr cada vez proyectos más conscientes, respaldados por investigaciones de rigor, y asumir los retos de una curaduría artística generadora de ideas, conceptos y nociones renovadoras.