La Fábrica de Arte Cubano (F.A.C.) desde hace dos años atrae la atención de nacionales y extranjeros a tal punto que el sitio web internacional Trip Advisor lo ubicó en el primer puesto en su lista de atracciones turísticas de La Habana.
Visitas de celebridades como Lady Gaga o Mick Jagger dispararon la ya creciente tendencia a la popularidad de este centro. Hasta Michelle Obama estuvo de paso por “la Fábrica”, como le llaman muchos.
Como casi siempre que se está en el centro de atención, F.A.C. cuenta con gran cantidad de amantes e igual número de detractores. Algunos la ven con ojeriza debido a los precios para acceder al edificio (50 pesos o equivalentes 2 CUC).
Una vez en su interior, el costo de bebidas y refrigerios puede asustar algunos bolsillos. No obstante, no es un impedimento para que se mantenga en la preferencia popular de muchos cubanos y de visitantes de allende los mares.
Pero la realidad de F.A.C como proyecto sociocultural está matizada por otras múltiples variables que pueden escapar a la atención de la mayoría. No en vano en los últimos tiempos este proyecto liderado por el músico cubano y realizador audiovisual X Alfonso, ha estado en la mira de estudiosos de todo el orbe.
En el mes de abril, los 165 arquitectos y expertos norteamericanos que viajaron a la Isla como parte de la 47 Conferencia del Comité de Diseño del Instituto Americano de Arquitectos, visitaron la Fábrica para escuchar la conferencia impartida por el arquitecto Ernesto Jiménez García, quien estuvo a cargo de la conversión en un centro multidisciplinario de la antigua refinería de aceites de soja, algodón y maní.
Días después, los delegados acreditados al XIV Encuentro Internacional sobre Manejo y Gestión de Centros Históricos –organizado por el Plan Maestro para la revitalización integral de La Habana Vieja– también asistieron a este sitio en cuyo concepto se articulan coherentemente arte, cultura y economía.
En tal sentido, el profesor e investigador Rafael Betancourt, del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, ofreció una disertación acerca de La economía social y solidaria y su relevancia para Cuba desde el emprendimiento empresarial; un tema que en el país ha evolucionado en los últimos tiempos a partir de nuevas teorías que abogan por el desarrollo local.
Betancourt explicó el concepto de responsabilidad social empresarial, terminología poco difundida en Cuba, aunque señaló que desde sus orígenes algunas cooperativas agropecuarias estatales han atendido, de cierta manera, a las comunidades donde están enclavadas.
“Esto siempre ha sido dirigido de manera centralizada y vertical, pero esas cooperativas no logran alcanzar la estrategia empresarial integrada, o lo que hoy se conoce como Triple Balance Empresarial; es decir, la atención a los trabajadores de la empresa, a los públicos externos (la comunidad) y al balance patrimonial y ambiental”, comentó.
Ahora, ¿cómo se relacionan F.A.C. y el concepto del Triple Balance Empresarial?
Un viaje a las raíces
Cuando X Alfonso visitó el edificio que hoy acoge al proyecto F.A.C., buscaba solamente una locación para el video clip Iceberg, del cantautor y amigo suyo Santiago Feliú. De inmediato lo sedujo ese inmueble, subutilizado y en franco estado de deterioro, que había acogido entre 1905 y 1913 la Planta eléctrica del Vedado. Luego se había convertido en la emblemática Fábrica de Aceite El Cocinero (1930 – 1960). Durante los primeros años de la Revolución fue utilizado para almacenar productos farmacéuticos y hasta 2013 funcionaba como almacén de insumos del Ministerio de la Industria Pesquera.
Como soñador, Alfonso tuvo la suficiente visión de futuro para darse cuenta de las potencialidades que ofrecía este inmueble industrial. Poco después, realizó las soliticitudes pertinentes y, en ese mismo año 2013, la edificación pasó a manos del Ministerio de Cultura con la finalidad de acoger el proyecto F.A.C.
Tras seis meses de labores ininterrumpidas, la Fábrica abrió sus puertas el 13 de febrero de 2014 con un concierto del trovador Silvio Rodríguez.
Balance patrimonial y ambiental
La reconversión de la antigua Fábrica de Aceite El cocinero es una muestra elocuente de la reconversión de del patrimonio industrial en un centro artístico y literario.
Desde el proyecto original, el arquitecto Jiménez García tuvo en cuenta el valor de la arquitectura del edificio, la reutilización y el reciclaje de objetos y materias primas disponibles, desde la perspectiva del crecimiento sustentable y la contemporanización del inmueble para convertirlo en un espacio público integral, acogedor, con un contenido y concepto específicos.
Hoy, gracias a un equipo creativo profesional, el diseño en la Fábrica usa llantas y gomas de automóviles convertidas para convertirlas en pequeñas mesas; guacales de madera se utilizan cuales repisas o andamios metálicos para conformar la barra de la nave 4, sede habitual de performances y conciertos. Por otro lado, la nave 5 es el resultado de la unión de 18 contenedores.
El nuevo edificio de la nave 5 ya casi está listo. Allí se abrirá una sala de arte culinario. Además, contará con el área de protocolo; una sala de cine que lleva el nombre de Humberto Solás, destinada a proyecciones cinematográficas, conferencias y pequeños eventos; una sala de reunión para los artistas y otra especializada en la literatura. Para el futuro está prevista la creación de una residencia para artistas y una sala para ensayar obras de teatro o danza.
En efecto, F.A.C. ha sido bautizada como “la ratonera” de las artes porque en su seno conviven y están representadas todas las manifestaciones artísticas: música, teatro y danza, cine, artes visuales, literatura, moda, arquitectura y diseño gráfico e industrial.
Todo se encuentra sabiamente mezclado en espacios multifucionales, multidisciplinarios, mutantes en sus ambientes, contenidos y formas. Se trata de un modo no convencional de apreciar el arte, lejos de la concepción del museo o la galería.
“Lo que más me seduce de este proyecto es que no tiene fin. Todos los días tenemos que reinventarnos. Lo que estamos viendo hoy, mañana será diferente. Será un proyecto eternamente inconcluso, porque la mutación es la idea que lo acompaña desde su génesis” afirma Jiménez García.
“Como arquitecto me he concentrado en dar respuesta a todas las necesidades, buscando coherencia dentro del caos que genera el encuentro de todas las artes. Intento no encariñarme mucho con las ideas que vamos materializando porque sé que en cualquier momento necesariamente tendrán que cambiar. Aquí aplicamos un sistema inverso al convencional. Es un ejercicio interesante que vale la pena hacer”, agrega el arquitecto.
Proyección comunitaria
Como parte de sus objetivos, cada verano, desde hace tres años, F.A.C. se convierte en una gran escuela para la comunidad vecina. Un grupo de jóvenes profesores egresados de las academias de arte imparten talleres creativos gratuitos a niños y adolescentes de entre 7 y 17 años de edad.
Los trabajadores de la Fábrica, conscientes del poder transformador de la cultura y el arte, desarrollan actividades infantiles comunitarias los primeros domingos de cada mes. En ella se presenta el coro infantil de la institución –que lidera Claudia Portuondo, graduada de dirección coral en la Universidad de las Artes– y que nació, precisamente, como resultado de los primeros talleres de verano. El coro está integrado por veinte niños cuyas edades oscilan entre los 8 y los 15 años, algunos de los cuales ya han podido ingresar en el sistema de enseñanza artística nacional.
Seguimos animando a los niños de la comunidad a interactuar y aprender sobre arte. @RadioTainoFM @suenacubano pic.twitter.com/s0ebtPFZCV
— Fabrica de Arte Cuba (@fabricadeartecu) 28 de julio de 2016
Por otra parte, cada miércoles la Fábrica abre sus puertas de 8 a 12 de la noche para que adolescentes entre 12 y 17 años encuentren un ambiente propicio para la música urbana y la proyección de audiovisuales; en un espacio libre de bebidas alcohólicas y otras sustancias nocivas, para tranquilidad de madres y padres.
Otros proyectos de beneficio social aún se cocinan en el horno de la Fábrica, que también ha generado fuentes de empleo para personas de la comunidad y cada año es sede de importantes eventos culturales como la Muestra de Jóvenes Realizadores, el Havana World Music, festivales internacionales de Teatro, Jazz y Cine, así como jornadas culturales de varias naciones de América Latina y Europa.
Con sus grandes virtudes como centro multidisciplinario y pese a sus defectos, F.A.C. constituye un proyecto modélico, perfectible como toda obra humana.
Desgraciadamente la felicidad va a durar hasta que la FAC se le atraviese entre ceja y ceja a algún “histórico” , hijo de “histórico” o Nieto de “histórico”. Entonces decidirán que sea GAESA quien la administre y en tres meses se va abajo. Ojalá que me equivoque, pero si da mucho dinero y funciona perfectamente, esa va a ser la suerte que va a correr.
FAC es un espacio donde el arte se combina con espacios amenos para poder compartir con amigos, es un increible lugar donde sus trabajadores hacen que el visitante se sienta comodó durante su visita, el lugar se destaca por su estructura y su servicio
Es una lastima que un lugar tan bien pensado y que tanto aporta a la sociedad y el que hacer artistico del pais, tenga como trabajadores de seguridad con tan bajo nivel cultural y de un trato pesimo en la puerta, lo vivi personalmente y creanme no voy mas y a todo el que me pregunta le doy la misma referencia, la educacion es lo primero, en vez de personas en la puerta parecen gorilas.
Yo no estoy convencido con lo aqui expuesto, pienso sinceramente que hay muchos aspectos que no han podido ser tomados en cuenta. Pero valoro mucho vuestra exposiciòn, es un buen articulo.
Saludos