Casi medio siglo de quehacer artístico del creador boricua Antonio Martorell aglutina la muestra Imalabra, en el Edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
La muestra recoge una amplia selección de obras realizadas por el destacado artista puertorriqueño durante 46 años de producción plástica. Forma parte del homenaje que le rinde Cuba al pintor por sus 75 años de vida, y constituye la segunda muestra de este creador en la institución artística que lo acogió hace 11 años por primera vez.
Gran amigo de nuestro país desde hace varias décadas, reconoció durante la inauguración que este es la exposición más abarcadora que ha realizado durante su trayectoria.
En disímiles soportes que van desde el papel al plástico pueden apreciarse las obras incluidas en la selección. Sus piezas conservan el hálito encantador y quimérico de su artífice. Pueden apreciarse, además, elementos lúdicos que han caracterizado su propuesta.
En la obra de Martorell encontramos gran diversidad y eclecticismo. Se autodefine como un electrón libre que no encaja en ninguna generación de artistas. El arte pop y el expresionismo han estado presentes en varias de sus etapas creativas.Pintor, artista gráfico, diseñador de escena y de vestuario, en teatro y cine, este inquieto creador también ha ejercido el periodismo y escrito dos libros: La piel de la memoria y el Libro de las cosas perdidas.
Toño, como le dicen sus allegados, ha tenido una estrecha relación con Cuba. La Casa de las Américas, las Bienales de la Habana y hasta el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano han contado con sus creaciones. Conversar con este artista es todo un placer; según cuenta, cuando imparte una conferencia, charla o clase magistral, comienza hablando de cualquier tema para ir rompiendo el hielo y de esa forma ir entrando en materia. Conmigo comenzó hablando de decoración de interiores, término con el que no concuerda, pues afirma que no cree en la decoración sino en las casas vividas como la suya, no entiende tampoco el arte decorativo porque decorar entra entre las funciones del arte sin ser esta la más importante. Ha estado gran cantidad de veces en la Isla y declaró a OnCuba que está muy feliz de que por sus “siete décadas y media” lo homenajeen sus amigos de siempre.
“Vengo a Cuba cada vez que puedo y cuando no puedo también acudo. Mis experiencias mayores de trabajo y aprendizaje han sido en Cuba. He impartido siete talleres en La Habana: en el Cementerio de Colón, en San Alejandro, en el ISA, en Casa de las Américas y en el Taller de la Gráfica. He tenido la oportunidad de trabajar, compartir, aprender y de paso enseñar lo que he aprendido con las futuras generaciones de las que también me nutro.”
¿Cómo definiría su obra?
Mi obra es comunicación porque mi empeño principal en el arte es la de ser un comunicador. Estoy en contra del arte hermético que no diga nada. Comunicar para mí no es simplemente expresar un mensaje sino establecer un puente entre la obra y el espectador e iniciar una conversación. Más que comunicador en este sentido soy un provocador porque me encanta provocar reacciones para saber qué es lo que quiere el otro ante la obra.
¿Qué papel jugó el arte pop en su creación?
Fue una ventana que utilicé para incluir la cultura popular de mi país en mi obra. Este movimiento que se inició en Norteamérica con un sesgo muy irónico, yo me lo tomé muy en serio para reírme y que se rían conmigo y de mí.
El pop lo inicié con una serie que titulé las Barajas alacrán donde hice una panorámica de las elecciones en mi país en el año 68, año muy importante en la historia del mundo. Hice esos naipes además de una impresión serigráfica. Tuvo un gran éxito de público y no muy bueno económico. Soy muy buen productor y muy mal cobrador por lo que fue mi principal fracaso económico, además que no fue tomado en serio por nadie significativo del mundo del arte. Los críticos ni lo consideraron arte, ni gráfica ni periodismo. Pero siempre que lo necesito incluyo este estilo en mis creaciones.
No encajo en ninguna definición, ni en ningún período, ni en ninguna generación. Los historiadores del arte en mi país se estresan conmigo porque no saben dónde incluirme. Soy un artista degenerado a mucha honra, porque no encajo en ningún género.