El pasado 23 de diciembre quedó inaugurado en Mérida, Yucatán, el Taller 62 (T62), espacio de “encuentro diverso y multicultural” que servirá para “acercar el arte a las personas a través de un espacio en el cual convivan el arte y la gastronomía cubana”.
Los entrecomillados pertenecen al artista visual Ernesto García Sánchez, gestor y líder del emprendimiento.
El taller toma su nombre de la calle donde está situado, en el barrio Santa Ana, centro histórico de Mérida. Abrió sus puertas con una exhibición de obras del propio gestor y de la también cubana Sandra Pérez Lozano. En lo sucesivo tendrá muestras de artistas invitados, a razón de una por mes.
Hay que subrayar que no se trata de una galería comercial, sino de un sitio abierto al circuito del arte de Mérida, a los vecinos y los paseantes ocasionales, que tendrán desde ahora un lugar para alternar con los creadores que se vayan sumando al proyecto, al mismo tiempo que participan en la transformación visual del lugar, que se conformará con las obras que allí se produzcan, lo que convierte al propio taller en un infinito work in progress.
El T62 cuenta con tres áreas muy bien definidas: la cafetería, donde se ofrece un menú de platillos ligeros diseñado por dos chefs, la yucateca Abril Batum y el cubano Ruperto Rueda, quienes buscan adicionar un toque local a recetas tradicionales cubanas; la Habitación Gris, espacio para las exhibiciones temporales; y el taller propiamente dicho, lugar de trabajo de Ernesto García Sánchez, en el que se producen las obras que van integrando la decoración y el mobiliario del lugar.
Entre otras actividades dirigidas a la población local, el T62 comenzará a impartir clases gratuitas de pintura para niños y adultos, lo que forma parte de su programa de extensión cultural.
En Mérida existe una comunidad creciente de artistas cubanos con obra notable, entre los que se cuentan Marco Castillo, Claribel Calderius, James Bonachea, Jorge Pardo e Israel León, además de Sandra Pérez y del propio anfitrión.
Ernesto García Sánchez (La Habana, 1989) es graduado del Instituto Superior de Arte (ISA), generación de 2015. En cuanto a filiaciones artísticas, se considera cercano a nombres como Sol Lewitt, Sandú Darié, Loló Soldevilla y Brice Marden. Interrogado en una ocasión sobre su “militancia” dentro del abstraccionismo, me dijo:
“La abstracción para mí fue un descubrimiento perfecto, porque sentí que era un lenguaje que se correspondía más con la manera que tengo de ver el mundo. Me di cuenta de que, inconscientemente, siempre trataba de filtrar los fenómenos que percibía alrededor desde una síntesis y una sensorialidad muy orgánicas.”
“En principio el trabajo estuvo marcado por el interés en indagar en los procesos pictóricos, en explorar la pintura no como un mero medio de expresión sino como un tema en sí mismo; con el tiempo ese propósito se ha ido transformando y he encontrado otras áreas de intereses como, por ejemplo, el dibujo; procedimiento que en mi caso funciona como una abstracción que se nutre de muchos elementos como la arquitectura, el diseño y el textil, entre otros. La acción de dibujar para mí funciona casi como una meditación diaria.”
“Los dibujos han despertado un deseo de explorar el aspecto tridimensional de la abstracción; entonces, paralelamente estoy haciendo una serie de piezas de madera a modo de esculturas. He descubierto otra gran motivación, que es la carpintería, y estoy tratando de integrarla al proceso de creación”.
Y por ese camino ascendente ha continuado su búsqueda. Larga andadura, pues, para la obra de Ernesto García Sánchez. Éxitos para el T62, un aporte del arte cubano a México, país que amamos tanto.
visitaré Merida y me gustarías encontrarte.
Soy artista cubano radicado en Tijuana.