En reciente reunión de los miembros de la Academia de Cubana de la Lengua (ACL) se acordó conceder el sillón de la letra I al narrador, editor, crítico y guionista de cine Arturo Arango (Manzanillo, 1955), Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana.
El acto de investidura como miembro de número de la ACL tuvo lugar en el Aula Magna del Colegio de San Gerónimo el 23 de septiembre. Para la ocasión, Arango disertó sobre la novelística del cubano Abilio Estévez, más exactamente sobre el dominio de los espacios en su narrativa. El discurso se tituló En busca de espacios perdidos, y trata de demostrar la preeminencia que tienen los ámbitos, casi todos de La Habana, en sus novelas, como una marca nostálgica, algo así como la Arcadia que una vez se tuvo y que ya no sería posible recobrar.
En varios momentos de su conferencia Arturo Arango citó a los teóricos franceses Gastón Bachelard y a Maurice Blanchot, quienes, desde diferentes ángulos, estudiaron el tema de los espacios en la literatura.
Para Bachelard, entre el narrador y el contexto escogido se establece una relación de topofilia. Él lo expresa así:
Aspiran a determinar el valor humano de los espacios de posesión, de los espacios defendidos contra fuerzas adversas, de los espacios amados. Por razones frecuentemente muy diversas y con las diferencias que comprenden los matices poéticos, son espacios ensalzados. A su valor de protección que puede ser positivo, se adhieren también valores imaginados, y dichos valores son muy pronto valores dominantes.
Arango centra su estudio en las novelas de Estévez Tuyo es el reino (1997), Los palacios distantes (2002), El navegante dormido (2008), El bailarín ruso de Montecarlo (2010) y Archipiélagos (2015), dieciocho páginas apretadas que, seguramente, irán a dar a un próximo libro de ensayo.
Correspondió al académico Reinaldo Montero, compañero de generación de Arango, dar el discurso de recibimiento al nuevo miembro. El dramaturgo y narrador destacó la importante obra de éste, que se ha realizado en distintos géneros. Así citó sus cuatro libros de cuentos: Salir al mundo (1981), La vida es una semana (1989), La Habana elegante (1995) y Vimos arder un árbol (2012); sus cuatro novelas: Una lección de anatomía (1998), El libro de la realidad (2001), Muerte de nadie (2013) y No me preguntes cuándo (2018). Montero dijo que el conjunto novelístico de Arango lo sorprende gratamente por dos razones:
Primero, los cinco trabajos se pueden leer como una sucesión de ensayos, y de fondo el viejo acierto de dar tal fuerza a las situaciones de la petite histoire, que la Grave Histoire parezca un eco. De este modo, el silencio cósmico en la oscuridad cósmica es un pasillo entre edificios.
Segundo, ante una realidad amorfa, poco fiable, por completo impredecible, Arturo trata el muestrario de costumbres con dosis equilibradas de bondad y crueldad, sin deslindes claros, o sea, emprende el camino en sentido opuesto al que toman el Colegio Romano y el noticiero nacional de televisión, tan escrupulosos ambos con los asuntos concernientes a la doctrina de la fe.
No tenemos espacio aquí para reflejar los elogios de Montero a la obra ensayística y cinematográfica de Arango. Baste recordar de pasada que es el feliz autor, entre otros, de los ensayos recogidos en los tres volúmenes de Reincidencias, de cuyo conjunto dijo “que que son también libros testimoniales, memoria de los años más duros que los llamados duros, años siempre complejos de la siempre joven Nación Cubana, pero vistos desde las más íntimas incitaciones personales…”.
Su labor para el cine, que se concreta en guiones y docencia de esta misma especialidad, se conoce mayormente por los filmes Lista de espera (Juan Carlos Tabío, 2001), Aunque estés lejos (Juan Carlos Tabío, 2003), El cuerno de la abundancia (Juan Carlos Tabío, 2008) y Café amargo (Rigoberto Jiménez, 2015).
La Academia Cubana de la Lengua se fundó el 19 de mayo de 1926. La española, de la cual es correspondiente, data de 1713. La ACL tuvo entre sus primeros directores a Enrique José Varona. Fueron también cimeras figuras de esta institución José María Chacón y Calvo y Dulce María Loynaz (período de 1983-1995), a quien le sucede Salvador Bueno. Posteriormente han ocupado el cargo Lisandro Otero, Roberto Fernández Retamar, Nancy Morejón, Rogelio Rodríguez Coronel, Roberto Méndez y Jorge Fornet, su actual director.
El objetivo central de la Real Academia Española, según los estatutos de 1993, es “velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad”.
La Academia solo puede tener 27 miembros de número, en correspondencia con las letras del alfabeto castellano. A cada académico le corresponde una letra. Los académicos incorporados a la ACL, desde del año 2000, son: Dr. Rogelio Rodríguez Coronel, 23 de abril de 2003 (S); Reynaldo González Zamora, 18 de marzo de 2005 (T); Dr. Roberto Méndez Martínez, 7 de marzo de 2009 (D); Dra. Ana Margarita Mateo Palmer, 23 de junio de 2006 (V); Dr. Eduardo Moisés Torres Cuevas, 14 de marzo de 2007 (Z); Dra. María Elina Miranda Cancela, 23 de octubre de 2007 (E); Antón Arrufat Mrad, 26 de mayo de 2008 (I); Dra. Marlen A. Domínguez Hernández, 27 de marzo de 2008 (Y); Dra. Ana María González Mafud, 25 de junio de 2009 (W); Dra. Maritza Carrillo Guibert, 22 de septiembre de 2010 (Ñ); Dr. Jorge Fornet Gil, 25 de noviembre de 2014 (G); Dra. Mirta Yáñez Quiñoa, 30 de marzo de 2015 (R); Cira Guillermina Romero Rodríguez, 10 de septiembre de 2018 (A); Reinaldo José Montero Ramírez, 1º de octubre de 2018 (X); Leonardo Padura Fuentes, 19 de noviembre de 2018 (U), y Arturo Arango Arias, 16 de septiembre de 2023, que asume la letra I que dejó vacante Antón Arrufat.