El cineasta cubano Rolando Díaz acaba de finalizar en Valencia el rodaje de su nueva película Adiós Cuba, en la que el veterano director bebe de las experiencias reales de la diáspora cubana en España y otros países.
Yuliet Cruz, Frank Moreno, Betiza Bismarck y Grisell Monzón encabezan un elenco muy familiarizado con este tema, ya que los cuatro salieron también de la isla y residen en Estados Unidos y España.
El filme sigue a Caridad (Yuliet Cruz), una directora de teatro cubana radicada en la ciudad Valencia, que se empeña en montar una obra sobre el éxodo de cubanos de la isla y, para ello, se propone dialogar con hombres y mujeres que partieron en las condiciones más inverosímiles, todas con riesgo para sus vidas.
Con esos testimonios dialogados, el director desarrolla una trama dramática que lleva a la emoción, la tristeza y hasta a la risa, porque hasta en los peores momentos hay espacio para reír, según los promotores de esta cinta.
Para llevar adelante su empeño, Caridad cuenta con amigos entrañables, Lázaro (Frank Moreno), Regla (Betiza Bismarck) y Fátima (Grisell Monzón), que le ayudan a buscar casos de fugas espectaculares y a montar un escenario insólito en medio de una nave industrial que le permita a través de la música, la palabra, la danza y la escenografía (precaria, pero tremendamente imaginativa) expresar con fuerza su profunda mirada sobre el desarraigo, la nostalgia, la pérdida y la felicidad.
El realizador de Los pájaros tirándole a la escopeta, Melodrama o Si me comprendieras sintió la necesidad de escribir primero y filmar después estas historias tan reales sobre el éxodo, que afecta anualmente a decenas de miles de cubanos, a raíz de unas palabras de su compatriota Leonardo Padura, en las que decía que más de 600.000 cubanos se habían ido del país en los últimos dos años.
Según Rolando Díaz, Adiós Cuba es “ese decir adiós a veces de maneras muy dolorosas”.
“Mi regreso al tema cubano es desde ese desgarramiento. Es más bien la pregunta de ‘¿qué está pasando?, ¿qué va a pasar al final de todo esto?’, porque la gente no para de irse, y ya me doy cuenta de que muchos de estos jóvenes con los que hablo ni siquiera tienen una postura de oposición política, sino que simplemente no pueden estar ahí, no pueden vivir ahí”, explica.
Adiós, Cuba, subraya, no es una película política en el sentido panfletario del tema, sino de retratos humanos.