Al norteamericano Bill Horberg le encantaría producir una película cubana

¿Cómo hacer una película? Esa podría ser la gran pregunta que desvela desde hace más de tres décadas a William Horberg, exitoso productor hollywoodense que por estos días participa en el 35 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana.

Bill Horberg ofreció este lunes 9 de diciembre una conferencia magistral en el Salón 1930 del Hotel Nacional. Su “primera experiencia de este tipo”, aseguró a OnCuba momentos antes de iniciar la charla, cuyo objetivo central era la labor del productor dentro del proceso de realización de un filme, campo en el cual el californiano posee una vasta experiencia con títulos inolvidables como Cold Mountain, The Godfather III, Ghost oMilk.

El conversatorio, ofrecido en el marco del Festival habanero, giró esencialmente en torno a su trabajo como productor independiente al frente de la casa Wonderful Films, de la cual es propietario.

Luego de comenzar con la gigante Paramount Pictures y llegar a ser allí uno de los Vicepresidentes de Producción, en 1991 Horberg siguió su propia visión que lo llevó hasta crear su propia compañía.

Wonderful Films no es solo un nombre, explica, es también un concepto, su concepto, de la excelencia a la que aspira cuando decide producir un filme: un gran guión, un gran director, un gran reparto y, claro está, un presupuesto capaz de sostener esos puntales.

Según Horberg, el verdadero trabajo del productor es poder mantener el diálogo y la comunicación entre esos cuatro factores. Añade además que su fórmula para conseguir una película que le interese es poder encontrar el punto medio en el cual se unan la historia que el director quiera contar y el filme que él sueña puede salir de esa historia.

Al parecer, una fórmula exitosa, si tenemos en cuenta sus 30 largometrajes producidos durante su carrera, muchos de los cuales han ganado premios en diferentes países y festivales, además de reconocimientos dentro de los Estados Unidos.

Además, en la conferencia ofrecida tocó temas como la globalización y comercialización en la producción de Hollywood. Entre los datos manejados por Horberg estuvieron las 677 películas que vieron la luz en el pasado 2012, las cuales en su mayoría no pasan del relleno comercial y la banalidad.

En torno a ese tema Bill mostró un fragmento del filme de animación Wall-E (2008), producida por los estudios Pixar, tomándola como muestra de lo que puede llegar a ser una película muy popular sin renunciar a contar una hermosa historia, con un buen guión y un mensaje claro.

Conversando con William Horberg

¿Cómo comienza su relación con la cinematografía cubana?

“Mi esposa es cubana, nos conocimos aquí en el año 2000 cuando vine al Festival de Jazz y también era la época de la Bienal de La Habana y el Festival de Cine. Ese fue mi primer viaje a la Isla. Pero disfruto del cine cubano a través de Tomás Gutiérrez Alea y otras películas con los que estaba familiarizado”.

¿Desde su experiencia como productor qué le parecen las propuestas latinoamericanas?

“Es muy fresco, vivo. El cine brasileño, mexicano, chileno, argentino, tienen voces fuerte, son culturalmente específicos y pueden tocar las audiencias en el mundo. Y por supuesto, el cine contemporáneo cubano también tiene la capacidad de llegar y conectar personas de diferentes regiones.”

¿En el caso específico de Cuba, se atrevería a producir un filme cubano?

“Me encantaría producir una película cubana. Desgraciadamente hoy, todavía es ilegal para mí. Pero mi sueño en el futuro es que estas barreras caigan y tenga la posibilidad de trabajar aquí. Porque los cubanos tienen un espíritu fuerte y un sentido del humor muy específico y atractivo; las locaciones son increíbles. Pero por supuesto es muy difícil  estar desde Estados Unidos involucrado en una producción”.

Le insistimos nuevamente, porque no todos los días hay un productor interesado. Suelta una carcajada y con una amplia sonrisa dice:

“Aquí, quizá una historia de amor, es la atmósfera, parece muy posible. Me gustan las películas en todos los colores, formas, pero me fascinan las historias humanas reales, que no sigan una línea concreta, tratar de ser creativo para contar historias de una forma diferente.”

¿Qué diferencias esenciales observa entre la manera de producir en Hollywood y en Latinoamérica?

“Nunca he producido una película en Latinoamérica, quizá los problemas de hacer un largometraje son los mismo en todas partes. He viajado y filmado por distintos países, he conocido productores y directores del mundo entero. Siempre tenemos cosas en común, las dificultades de buscar financiamiento, los retos de tratar con grandes personalidades, las tenciones.”

¿Cuba y su cine, qué tanto ha cambiado y qué expectativas cree que tiene para insertarse en el mercado mundial?

“Estoy aquí para aprender de Cuba y su cine, qué ocurre hoy, ver las historias que están siendo contadas. No puedo ofrecer la opinión de un experto, estoy aquí como alguien que está entusiasmado por observar, aprender. Creo que siempre es importante permanecer fiel con quien eres, ser honesto, de la autenticidad de la cultura en la estás.

“Y porque al ser historias específicas, son auténticas, universales y tienden a viajar y las personas lo reconocen y piensan: Ahh, Cuba no es diferente, extraña o misteriosa. Porque reconocemos lo que tenemos en común como seres humanos.”

Texto y foto: Julio Batista y Laura Prada

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