Como muchos artistas de todo el mundo, Ana de Armas intenta mantenerse activa en estos días de pandemia. Convertida en uno de los grandes referentes latinos en Hollywood, la actriz cubana aprovecha el confinamiento para leer guiones y pensar en nuevos proyectos, a la par de su cada vez más seguida vida personal.
Durante el parón obligado por la Covid-19, De Armas reflexionó sobre este momento “tan estresante para todos”.
“Estoy bien porque estoy sana, como mi familia y amigos. Pero también estoy deseando que todo esto tan horrible pase, que se encuentre una solución pronto y que volvamos a la vida normal”, dijo en declaraciones citadas por la agencia española Efe.
“Es realmente trágico, muy triste”, afirmó.
A la espera de que se estrene No Time to Die, su debut en la saga de James Bond ahora aplazado por el coronavirus, la confirmación (si hiciera falta) de que está en la élite de Hollywood también llega por el lado frívolo de la industria: su relación sentimental con Ben Affleck la ha situado como nuevo objetivo de la prensa rosa.
Aun en tiempos de aislamiento y restricciones, su romance sigue motivando portadas y artículos en revistas y cotilleos y publicaciones en las redes sociales.
A De Armas le ha pillado la pandemia en plena promoción del filme Sergio, que protagonizó junto al brasileño Wagner Moura y que se estrenó en el Festival de Sundance.
Ante el estreno en Netflix de esta cinta, la actriz se mostró sorprendida de que la inspiradora y desgraciada historia del gran diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello no hubiera llegado antes a la pantalla.
“Los latinos ya estábamos tardando en hacer una película como esta sabiendo que cuesta tanto romper los estereotipos en el cine y enseñar historias de latinos con este tipo de valores”, argumentó la actriz cubana en una entrevista telefónica con Efe.
“Yo no tenía ni idea de la historia de Sergio Vieira de Mello, fue un descubrimiento absoluto (…). Por eso me enamoré del guion, fui corriendo a casa del director Greg Barker, me senté en su cocina y le dije: ‘No puedes ver a ninguna actriz más para Carolina Larriera, soy yo, lo tengo que hacer'”, dijo entre risas.
Ana de Armas (La Habana, 1988) ha cumplido con todos los pasos que se esperan de una estrella de Hollywood.
Se abrió camino con cintas pequeñas y medianas (Knock Knock, 2015; Hands of Stone, 2016), brilló en un rol secundario de una gran producción (Blade Runner 2049, 2017) y ya ha llamado a la puerta de los premios (Knives Out, 2019) mirando de tú a tú a compañeros de elenco como Ryan Gosling, Daniel Craig o Jamie Lee Curtis y trabajando para cineastas como Denis Villeneuve o Rian Johnson.
Sobre Sergio, De Armas se pregunta cómo puede promoverse ahora una película o cómo se le dice a la gente que vea algo cuando realmente todo el mundo está preocupado por su salud.
“Es muy difícil romper con todas estas noticias”, reflexiona.
Sergio es un filme biográfico centrado en Sergio Vieira de Mello, un diplomático brasileño que trabajó durante décadas para las Naciones Unidas en la resolución de conflictos en lugares como Camboya o Timor Oriental y que murió en un atentado en Irak en 2003 cuando era el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
“A pesar de la tragedia y lo triste que es, creo que es una historia positiva, de amor. Y habla de un hombre increíble, que dedicó su vida a buscar la paz y el entendimiento y a ponerse en situaciones de riesgo en lugares de conflicto muy complicados”, destacó la actriz.
De Armas se metió en la piel de la argentina Carolina Larriera, una economista que abandonó Wall Street para dedicarse al trabajo humanitario y que encontró en el diplomático brasileño a su alma gemela.
“A Carolina la conocí cuando rodamos en Brasil. Fue por sorpresa, no sabíamos que iba a venir. Nos sentamos a hablar, nos contó muchísimas historias de ellos dos juntos, de su amor, de cómo se conocieron, de cómo fue para ella el atentado… Te das cuenta de que todavía es algo que está muy reciente para ella, que todavía hay mucho dolor y que sufre por esto”, comentó.
“Pero su personaje me pareció superinteresante porque, además de haber sobrevivido al ataque, tuvo que seguir adelante después de haber perdido al amor de su vida”, agregó.
Uno de los puntos más interesantes de Sergio es la combinación entre la difícil labor humanitaria de Vieira de Mello y Larriera con sus momentos íntimos, algo en el que sobresale la química entre Moura y De Armas.
“No ensayamos nada, la verdad. Pero fue una cosa inmediata: conectamos enseguida”, confesó.
Partiendo de personas que apostaban por el diálogo, la empatía y el respeto para resolver problemas, De Armas resaltó que Sergio habla de “gente que puso sus vidas en la línea de fuego por una causa mucho más grande que todo lo demás: la paz y la igualdad”.
“Y también demuestra que el trabajo diplomático no es fácil. Arriesgan sus vidas todos los días, lidian con presidentes, revolucionarios, criminales de guerra… No es una reunión en que se dan la mano y ya hay un acuerdo. No es así. Son conflictos de muchos intereses y mucho poder que a veces llegan a un resultado positivo y otras veces no”, finalizó.