En el marco del XX Taller de la Crítica Cinematográfica se estrenó el documental Persona del realizador camagüeyano Eliecer Jiménez Almeida.
Sin regalarnos una sola nota musical Persona construye una sinfonía, una sinfonía del alma. Durante 27 minutos, cinco personas comparten sus ruidos, sus voces, sus sollozos y sus gritos ahogados. En brevísimos instantes el autor nos adentra en un universo en el que terminamos desempolvándonos las miserias y recobrando la fe en el ser humano.
Un recorrido por algunos de tus documentales Usufructo, Mi Saoco… permite darnos cuenta de tu interés por la cultura popular. ¿Por qué retomas en Persona este interés por la gente sencilla, la gente de a pie?
La alta cultura no puede entender la cultura popular, por muchos libros y toda la teoría del mundo, si no hay vivencias personales fuertes no se puede comprender lo extraordinario de las relaciones humanas entre y con esas personas que no tienen un alto nivel cultural y por ende económico. A mí me interesan las pequeñas historias de la gente de pueblo, de barrios… porque esas pequeñas particularidades se me hacen universales. Y eso un individuo que vive en el Vedado, rodeado de libros y de conocimiento contemplativo sobre la vida, no lo entiende, qué saben de la vida los que no han sufrido.
¿Cómo surge este proyecto de acercarse a la vida de 5 personas tan distintas y cercanas al mismo tiempo?
Persona nace en la escuela de cine. En el Festival de Gibara gané una beca de dirección de documental con Usufructo, una obra sobre mi padre que es muy personal. Me fui para San Antonio a estudiar por un tiempo. En la EICTV proyecté Usufructo y le llamó mucho la atención a un amigo, Edgar Soberón, y al otro día él me dijo que me iba a producir mi próximo documental. Estas fueron exactamente sus palabras: —te lo tengo que comentar aunque después quizás él lea esta entrevista y no le guste que lo haya delatado—“la noche en que vi tu documental, lloré”. Y eso fue muy emotivo para mí y me dio mucha confianza.
En ese momento no tenía muy claro sobre qué iba a hacer mi próximo trabajo. Después de darle vueltas a varias ideas y de soñar con ellas, más que soñar, aprovechar el insomnio de la creación, se me ocurrió entonces contar los conflictos y situaciones de varias personas cercanas a mí. Decidí hacer un compendio con las historias de estos cinco seres humanos. Ahora, yo tenía una disyuntiva, porque Suite Habana era un documental que se había estrenado recientemente en 2003 y que todo el mundo tenía muy fresco en la memoria. Por eso me propuse hacer una obra que bebiera algo de Fernando Pérez, pero que no se pareciera a Suite Habana.
¿Qué tan arduo fue el proceso de creación de Persona?
En un inicio iban a ser cinco cortos integrados en un largo de 1 hora. Sin embargo, en el proceso de filmación que fue muy largo —se prolongó nueve meses y trabajo siempre solo—, me di cuenta de que había algunas historias que reiteraban los objetivos de otras. Por eso al final solo introduje las experiencias de vida de cinco personas.
Cuando tenía editado el primer corte tuve una reunión con mis productores Edgar Soberón y Ricardo Figueredo y nos dimos cuenta de que no funcionaban los cortos independientes. Me pidieron que hiciera otro montaje para unir las historias. Escuché la sugerencia y me dije en mi foro interno, en una de esas conversaciones que tengo yo con Eliecer: “este es el documental realmente, no aquel que estaba haciendo antes”.
El nuevo montaje significó el doble del trabajo. Pero a decir verdad, valió la pena. Se lo agradezco muchísimo a Edgar Soberón; —y tengo que confesarlo— desde un inicio Edgar me aconsejó que la mejor salida era interrelacionar los cortos. Ricardo también me pedía otro corte de edición, que probara hasta que me sintiera cómodo. Pero yo, de cabezón, quería hacerlo a mi modo. Tengo que agradecerles también la libertad que me dieron en todo el proceso creativo.
¿Podrías adelantar a los lectores el argumento de algunas de las historias que incluyes en el documental?
Ha sido un proceso muy difícil, porque cuento la historia de mi madre y mi hermano que es muy desgarradora, sobre todo la desaparición de mi hermano… Tener que revivir este pasado ha sido muy doloroso para mí y para mi madre. Inserto también la historia de un amigo sepulturero: un muchacho que víctima de la discriminación racial se convirtió en victimario y pagó su error con 18 años cárcel, aunque la sociedad no lo perdona. Ahora es una persona —te lo digo sinceramente— admirable. No he conocido a muchos expresidiarios que hayan conseguido reformarse e integrarse.
Me acerco además a la vida de Rafael Almanza, un escritor cubano muy conocido en el extranjero, pero que desde hace mucho tiempo no publica en Cuba. Él tiene puntos de vista muy interesantes sobre la obra de José Martí; es un estudioso que ha consagrado su vida al apóstol. La influencia mayor de este documental ha sido la obra de José Martí. El centro medular de Persona es el discurso Con todos y para el bien de todos. Realmente Persona es esa fe en el mejoramiento humano de Martí y la esperanza de que Cuba como nación recupere la cordura.