Limara Meneses es una de las actrices más significativas de su generación. Por un tiempo fue un rostro muy recurrente en nuestros medios. Reside fuera de la Isla hace unos años y ha estado, no inactiva, pero sí un poco alejada de la actuación, por la maternidad. Tiene dos hijas y espera la tercera que se llamará Isabella. Es en el plató donde expresa su gran potencial y cualidades histriónicas, aunque ha estado también detrás de las cámaras.
Egresada del ISA ha trabajado con grandes cineastas como el multilaureado Fernando Trueba en Chico y Rita, sobre la vida de Bebo Valdés. Tiene “un pacto” con la música, pues casi todos sus personajes están vinculados a los escenarios y a nuestro acervo sonoro. A Limara la conocí antes de su debut cinematográfico, cuando estudiábamos en el mismo preuniversitario. Luego nos reencontramos en el ICAIC, justo cuando yo escribía sobre el filme que ella protagonizaba: El Benny. Hoy, gracias a la magia de la tecnología y al puente entre las llamadas dos orillas que es OnCuba, nos volvemos a encontrar para conversar sobre su trayectoria: ella en Atlanta y yo en La Habana.
“Jorge Luis Sánchez me dio la oportunidad de darle un giro de 400 grados a mi vida. El Benny es muy recordado dentro y fuera de Cuba y mi personaje Aida, también fue muy querido. Aún recibo mensajes preciosos. Recuerdo la experiencia con alegría y muchísima nostalgia, hace casi 15 años tenía 17. Imagínate”.
Al cabo de tanto tiempo, ¿cómo ves a Aida, ese personaje que te catapultó?
Ay, madre mía, cuántos años, qué susto el tiempo. Imagínate haber hecho Aida. Siempre digo que marca un antes y después en mi vida. Fue el descubrimiento de una profesión que no me había planteado nunca antes. Aida representó la confianza de un montón de personas, comenzando por el director Jorge Luis Sánchez, el productor Ihojamil Navarro y todo el equipo técnico que formó parte de la producción entregando su ópera prima en mis manos (en el caso de Jorge Luis) a alguien que, como yo, venía de un campo sin conocimientos de actuación o de cine. Me convertí en Aida o la mujer del Benny. Sinceramente, aún no soy consciente de todo lo que le puedo deber a Aida, estoy convencida de que mucho o casi todo lo que vino luego en mi vida.
Si no hubieras sido actriz, ¿qué otra profesión hubieras escogido?
La profesión de actriz me escogió a mí, nunca me lo había planteado de manera tan seria. El marketing, las ventas, el mundo empresarial me apasionan; de hecho en España además de estudiarlo lo ejercí durante dos años. Una segunda profesión que me encanta y que ahora mismo he tenido la oportunidad de desempeñar aquí en los Estados Unidos es el magisterio. Soy maestra actualmente de español de pre-K y kindergarden.
Se dice que tienes un pacto con la música. Muchos de tus exitosos roles han estado vinculados a este apasionante universo. Cuéntanos de esta armónica relación.
Mis personajes más trascendentales en el cine han tenido que ver con el mundo de los escenarios, han sido películas o cortos relacionados con el musical. Hay cierto misterio de mi vida en el cine con la música, y también con Mario Guerra, gran amigo y actor con el cual siempre me encuentro en el cine específicamente en este género. La armonía que tenemos es evidente. El Benny me lanzó al mundo del cine; Oda a la Piña fue un corto exitoso que llegó a muchísimos festivales de gran importancia, como el Küstendorf International Film and Music Festival, dirigido por el cineasta y músico serbio Emir Kusturica, por mencionar uno. La película Chico y Rita ganó un Goya y fue nominada a los premios Oscar. Podríamos estar hablando muchísimo tiempo más de esta misteriosa y bella relación que tengo con el universo de la música en el cine. Me debería plantear lo de tomar clases de canto, ¿qué crees?
¿Con cuál de los múltiples nombres con los que ha aparecido en la pantalla o en las tablas te gustaría ser recordada?
Decirte uno en especial sería engañarte, porque dejo parte de mí cada vez que estoy viviendo la vida de un personaje y lo hago para no olvidarlos yo, primeramente. El resultado para con el público es algo que surge, imagino que cada persona se quedará y me recordará por el personaje con el que haya hecho catarsis (me refiero al vínculo emocional que llegue a establecer el público con cada uno de los personajes, el que le provoque algo).
¿Cuáles han sido los mayores desafíos afrontados durante tu carrera?
Exponer mi cuerpo desnudo, y el momento en el que decidí crear mi familia.
¿Cómo asumes el rol de madre múltiple, emigrada y profesional?
Ser madre múltiple es algo realmente complejo para mí, sobre todo porque fue una carrera que comencé demasiado pronto. Yo la parte idílica de ser madre no acabo de encontrarla (entre risas) respeto a quien lo ve como algo mágico, yo siento que es una lucha compleja y un encontronazo de emociones tremendas. Quizás lo veo así por la propia emigración, estoy sola, sin familia cercana. Aunque tengo mucho apoyo de mis suegros cuando vienen de visita, de mi padre complaciendo antojos de nietas, al igual que de mi mamá. Todos regados por diferentes partes del mundo, te puedes imaginar… Para poder continuar o, al menos, intentar continuar con mi profesión, lo hago mucho por amor al arte, porque aquí me toca pagar extra escolares y cuidadoras de niños para poder enfrentarme a un proceso teatral que es lo que más se me ha dado.
Eres una actriz a la que le gustan los retos y los cambios, ¿Cómo valorarías las transiciones, tanto de medios como de géneros, que has experimentado durante tu trayectoria?
Yo me considero una persona valiente, soy bastante consecuente con las decisiones que tomo. He tenido la posibilidad de trabajar en casi todos los medios y a pesar de que no he interpretado esa cantidad de personajes que me hubiese gustado y me gustaría, le he dado el valor que merece a cada uno en los proyectos en los que he estado. Da igual si es teatro, cine, radio, doblaje, o televisión. Creo que cada género y medio es especial y rico. Nunca me ha gustado la frase hecha: soy actriz de cine, de televisión, etc. Yo lo veo y siento simple: primero soy un ser humano y segundo soy actriz.
Hablemos de técnicas, tácticas y estrategias. ¿Cómo te adentras en tus personajes? ¿Y cómo logras desprenderte después de interpretarlos?
Si algún día ves mis guiones te volverías loca, en ocasiones ni yo misma entendía. Empiezo a trabajar los personajes desde el momento en que voy al casting, escribo sin parar todo lo que me viene a la cabeza lo que empiezo a observar, escuchar, pensar como el personaje, puedo llegar a leer los guiones y libretos muchas veces. Me ayuda mucho todo lo que estudié en el ISA: Uta Hagen, Lee Strasberg, Stanislavski, Eugenio Barba que, aunque parece que todo es para teatro, cuando cojo de cada uno lo que me ayuda, creo mi propia técnica y, lo más importante, trabajo con mis emociones. Cuando trabajas con emociones, evidentemente habrá momentos puntuales en los que te afectará algo, o lo contrario… ¡que no siempre se sufre! Pero hasta ahora no suelo quedarme más de lo normal prendida a nada. Tengo mi vida y es la que tengo que vivir.
¿De qué material debe estar hecho un actor para ser bueno? ¿Qué no le puede faltar?
Coraje, humildad y honestidad. Te digo esas tres porque una no es suficiente para ser actor. Ya lo de si es bueno o malo, no soy quién para catalogarlo. Pero todo el que sea actor o decida serlo, creo que es bien hermoso que tenga una de estas cualidades.
En una ocasión Marlon Brandon dijo que sentía rencor contra aquellas personas que, cuando conocían a un actor, pensaban estar ante una celebridad estúpida a la que no le interesaban los temas comunes como al resto de la humanidad. ¿Qué crees del vínculo de un actor con sus semejantes?
Yo pienso que las personas son libres de pensar lo que deseen de los demás hasta que tengan la oportunidad de conocerlas. Creo que el vínculo de un ser humano con otro y con todo lo que les rodea debe ser de cordialidad y respeto. Da igual si es actor, médico, arquitecto o cosmonauta.
¿Cómo llegas a Cuatro mujeres, esa exitosa obra teatral que escribiste y en la que actuaste?
Cuatro mujeres fue un proyecto que surgió por la necesidad de hacer teatro de otras tres actrices y yo que coincidimos en un momento por aquí. Realmente fue escrita entre las cuatro, producida y dirigida por todas junto a la dramaturgia de Ona Gutiérrez. Fue una obra con la que pudimos salir a México y luego representarla dos veces más aquí, en Atlanta, que es un mercado complejo para el concepto teatral que propusimos. Pero realmente las ocho representaciones que tuvimos aquí fueron muy exitosas, lo que me condujo a un proyecto más grande que tengo el próximo año.
¿De qué experiencias y mecanismos te vales para actuar y lograr que no se te encasille y estereotipe, como ha sucedido con muchas actrices?
¿Sabes por qué no he hecho muchísimos más personajes? Precisamente por el maldito estereotipo. En la vida hay que saber decir NO, aunque eso suponga trabajar de cajera en un supermercado o buscarte la vida estudiando otra cosa que te haga sustentar tu economía, cuando no puedas ejercer tu profesión.
¿Cómo asumes ser una actriz afrocubana en los Estados Unidos?
Imagínate, soy afrocubana con un montón de otras descendencias mezcladas, en los Estados Unidos hay una fuerte historia de afro descendencia, además estoy viviendo en el Sur, en Atlanta específicamente. Aquí en Estados Unidos está el término afrolatina. Hasta ahora no he sentido que ser afrocubana o afrolatina, negra, mulata, o cómo quieran llamarme, me haya afectado para bien ni para mal. Ni siquiera para ir a castings. Mi agencia me envía a todos los castings que encajan con mi perfil, a veces piden negras, a veces solo que hablen bien español. Sinceramente yo me he integrado muy bien a esta ciudad, me siento una más. Es mi experiencia. Yo creo que cuando le gustas a un director da igual todas las etiquetas que existan.
También te vemos de productora, ¿cuéntame de esa otra faceta, o forma de vivir el arte más allá de las cámaras?
Ser productora es una palabra grandota. Me gusta negociar, me gusta el dinero, amo los procesos en pleno desarrollo. Pero lo que más me gusta es sentir que estoy haciendo cosas que me motivan. De ahí vino un poco que me lanzara a buscar clientes para que, en el caso de Cuatro mujeres, tuviera espacios teatrales donde poder presentarse. Luego tuve una idea con un club que hay aquí y les hice un montón de propuestas para desarrollar todo un movimiento artístico. Y de ahí surgió la posibilidad, con mi esposo, de hacer algo que dirigiera y produjera y estuviera más en la parte del desarrollo. Con su apoyo económico, me lancé a dirigir y a producir, y creamos una empresa para que cada vez que me entrara la locura, no esperar a que me llamaran para trabajar. Saber que tengo algo mío que puedo hacer cuando quiera… Ya hicimos la primera obra: Quien le teme al mundo de Santa.
¿Volverás a actuar en Cuba?
Sin dudarlo. Es uno de mis más grandes deseos. Pero cada vez lo veo más distante. Tendría que ser alguien que desee mucho tenerme en su proyecto o yo irme una temporada allá y tratar de integrarme una vez más, cosa que veo difícil. También hay nuevas generaciones que están luchando duro allí y muy buenos actores y actrices. Lo veo distante, pero no imposible. La respuesta es SÍ, con mayúscula. Es un deseo que tengo reprimido.
¿Con que directores cubanos te gustaría trabajar?
Me gustaría volver a trabajar con Jorge Luis Sánchez, Hugo Reyes, y con Daranas, no olvidé su manera de tratarme en uno de sus castings. Con Fernando Pérez nunca tuve la oportunidad, y también tengo mucha curiosidad por trabajar con Pavel Giroud, Carlos Celdrán y Raúl Martín. Pero sería feliz de trabajar con quien me quiera tener en su proyecto, y si es en Cuba más.
Hablemos del futuro, ¿luego de tener a la bebe qué perspectivas tienes?
Luego de que nazca Isabella: recuperarme. Buscar un espacio y contactar con mi agencia para de volver a los castings. Y una conferencia que tengo en una Universidad muy importante de aquí: Kennesaw University, ellos tienen un programa donde ponen siempre Chico y Rita y dieron conmigo en Cuatro mujeres. Pues ahí, a raíz de esa conferencia, vamos a comenzar un proyecto lindo de intercambio teatral, de cine, etc. Y continuar con mis dos frecuencias de talleres en Emory University, otra Universidad de aquí, de ciencias, que tiene un departamento que imparte una sesión teatral y voy a colaborar en la clase.