“Conducta es una historia sencilla que nos habla de un niño con un montón de problemas, y la importancia que tiene para él su veterana maestra de sexto grado”. Así de sencilla es también la sinopsis que en un par de líneas nos resume el director Ernesto Daranas sobre su segundo largometraje de ficción, Conducta, una producción del Ministerio de Cultura, el ICAIC y RTV Comercial que este mes será estrenada en todo el país.
“Conducta se inspira en nuestra realidad —añade—, en las consecuencias de un cuarto de siglo de período especial y el impacto de un grupo de medidas que no ha logrado repercutir en la vida real de nuestros sectores más humildes. ¿Cómo marca todo esto a los niños de esas familias? ¿Qué importancia tiene el maestro para esos muchachos?”.
Con estas inquietudes, Daranas reunió a un grupo de estudiantes de la Facultad de Arte y Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior del Arte, y emprendió con su colaboración un proceso de investigación que le permitió conocer de primera mano la realidad en que viven niños y padres de los barrios más pobres, visitar sus escuelas y entrevistarse con sus maestros. De estas reveladoras experiencias surgió un guión escrito por el propio director que cuenta la historia de Chala, un niño de once años que vive solo con su madre adicta y entrena perros de pelea para ganar un sustento económico. Carmela es su maestra de sexto grado y el muchacho siente un gran respeto por ella, pero cuando Carmela enferma y se ve obligada a abandonar el aula durante varios meses, una nueva profesora, incapaz de manejar el carácter de Chala, lo traslada a una escuela de conducta. Esta medida desencadenará una serie de conflictos que tiene como vórtice la relación entre Carmela y Chala.
Para el realizador de Los dioses rotos (2009), su ópera prima en el largometraje de ficción que obtuvo el Premio del Público y el de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica en el trigésimo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el mayor reto que le planteó Conducta, aparte de la complejidad y responsabilidad del tema, fue el trabajo con niños. “La mayor verdad que pueda transmitir la película viene de los niños —afirma Daranas; ninguno de ellos había actuado antes y provienen de las mismas zonas de la realidad que la película aborda. Se trabajó mucho con cada muchacho buscando que no perdieran su frescura y pudieran encarar la complejidad de un rodaje en el que hubo secuencias muy difíciles. Fue un trabajo intenso, pero muy enriquecedor”.
Además de lograr que el elenco infantil, encabezado por Armando Valdés y Amaly Junco, resultara convincente, el realizador debía encontrar la actriz idónea para interpretar el otro papel sobre el que descansaba el peso de la película: la maestra Carmela, personaje que tiene como referencia a una profesora de la vida real e igual nombre de cuyo caudal de experiencias se nutrió particularmente el guión. Luego de repetidas pruebas y largas jornadas de ensayos, su elección recayó en Alina Rodríguez, una actriz de probado talento y ductilidad en los innumerablesroles que ha desempeñado tanto en el cine como en el teatro y la televisión.
“Me interesó mucho este personaje desde que leí el guión—nos cuenta Alina—, porque, como siempre digo, las vivencias para un actor son importantísimas. Yo empecé la carrera de magisterio, y aunque no la concluí, lo aprendido en ella fue fundamental para mi formación como persona y luego como actriz. Por eso mi encuentro con la Carmela real como parte del trabajo de prefilmación fue como si estuviera hablando con una colega de profesión y generación; nos comunicamos muy bien, y su ayuda fue esencial para la construcción del personaje”.
La Carmela fílmica, sin embargo, no se podía limitar exclusivamente al retrato de la original, sino que tanto el director como la protagonista tenían bien claro que debía trascenderla: “Mi personaje trata de representar a muchas educadoras que, como Carmela, se entregan día a día a la tarea de formar a las nuevas generaciones y recuperar lo perdido dentro y fuera de las aulas —señala la actriz. En este sentido, es vital para un actor que el director sepa muy bien lo que quiere expresar, y nos guíe en esa dirección. Por su profesionalismo, delicadeza y respeto hacia los actores, Daranas es un director que te motiva a dar lo mejor de ti, no importa cual sea el esfuerzo. Déjame decirte que en Conducta hubo escenas de 50 tomas, y días de filmación de catorce horas, jornadas que si resultaban agotadoras para actores profesionales, podrás imaginarte lo que significaban para los niños, pero todos nos sentíamos comprometidos con ir a la par y echar el resto en este trabajo”.
Conducta cuenta también con las actuaciones de Silvia Águila, Miriel Cejas, Armando Miguel Gómez, Yuliet Cruz, Héctor Noas, Idalmis García, Aramís Delgado y Tomás Cao, entre otros; la fotografía es de Alejandro Pérez, la edición de Pedro Suárez y la dirección de arte de Erick Grass. Osmany Olivare diseñó la banda sonora y Vladimir Cuenca, el vestuario, mientras que la música fue compuesta por Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán. La directora de casting fue Mariela López y la de producción, Esther Masero.