El primer filme cubano de ciencia ficción Omega 3, de Eduardo del Llano,tendrá su premiere en la Sala Chaplin este 20 de agosto, para luego tener su estreno nacional en la red de cines de estreno y videotecas del país.
Del Llano es un realizador que lucha por no repetirse a sí mismo, y esta nueva entrega no repite fórmulas ni estructuras preestablecidas en su obra, aunque recurre a su bagaje como escritor del género para entregarnos esta cinta compleja, diversa y que discursa sobre la intolerancia en las relaciones humanas.
“Omega 3 es un cuento mío. Lo que más conoce el público de lo que he escrito es lo humorístico pero soy un apasionado de la ciencia ficción y tengo una novela publicada por Letras Cubanas llamada Obstáculo, y también varios cuentos. Es un género que me gusta mucho, que consumo bastante tanto en la literatura como en cine. Como mi formación es humanista, estudié Historia del Arte y no soy un científico, puedo escribir solo un tipo de ciencia ficción que tiene que ver con las relaciones interpersonales entre los personajes con conflictos que puedan generarse, mis historias no hacen hincapié en la tecnología”, expresó el cineasta a OnCuba.
¿Qué subgénero de la ciencia ficción explora con Omega 3?
En esta historia, como en las otras que he escrito, se evidencia una especie de traslación al futuro que se verifica en el presente y que hiperbolizo en este tiempo. Será una cinta catastrofista post apocalíptica. Normalmente estas son películas que se desarrollan luego de una guerra mundial o de una catástrofe natural y sus derivados, estamos en presencia de una tierra eminentemente devastada llena de ciudades en ruinas y escombros.
¿Tendrá el filme algún punto en contacto con la realidad cubana?
Siempre emergen puntos en contacto, aun sin proponerme significados subtextuales. No voy a dejar de ser incisivo en mi obra. Por ejemplo, mi anterior trabajo, Casting, tiene 41 minutos, es un mediometraje relacionado con la realidad, con cómo los artistas y en general todos los cubanos sacrificamos algunos principios éticos más de lo debido por obtener lo que queremos. Ya Vinci, no es que no aludiera a la contemporaneidad cubana, pero no era solo sobre la Cuba actual, sino sobre el mundo en general. En esta película pasa lo mismo. Puede tener tantas lecturas como espectadores la vean, pero hay algo más, tiene que ver con la intolerancia. Todo transcurre en un momento determinado a finales del siglo XXI, no se dice el país y tratamos de que tanto el vestuario como la vegetación que se aprecia no aludiera en lo más mínimo a ningún país en específico.
¿Cuál fue el criterio de selección para las locaciones?
Hay muchas locaciones y también filmamos en estudio. Hemos encontrado muy buenos sitios subterráneos con tuberías, lúgubres, y las puertas son estilo submarinos que se abren con manivelas, se aprecian cadenas colgando, artefactos y maquinarias metálicas a lo Blade Runner. Es precisamente ese tipo de ambiente el que quisimos capturar. Tenemos más de una decena de locaciones sin ser una película hollywoodense, no tenemos tanto presupuesto pero nos esforzamos porque quede decorosa.
¿A qué retos se enfrentaron fundamentalmente?
No tenemos muchos efectos especiales pero esperamos que con los que contamos seamos competentes. Aspiramos a que no se diga que “para ser Cuba está bastante bien”, no queremos esa exclamación lastimera. En una película como esta, el mayor reto y lo más complicado son siempre los efectos digitales, pero nos salvamos de esto porque tenemos especialistas con nivel internacional. Lo más complejo es todo lo que se escapa de lo digital como la ropa y los utensilios que utilizamos.
¿Con quiénes trabajó?
Tenemos un gran diseñador de vestuario que es Vladimir Cuenca y Celia Ledón que se han especializado en realizar vestuario con desechos y logran texturas y diseños muy interesantes con neumáticos y bolsas de plástico. El director de arte es Rafael Zarza, quien me sedujo desde el principio, pues en nuestra primera entrevista trajo un montón de bocetos como un niño que hace sus robots. También el joven Ivan Alberto Lamothe tuvo que diseñar desde el dinero hasta los posibles envases del Omega 3, una de las posibles lecturas de la película es literal y tiene que ver con este suplemento alimenticio.
¿Y los actores?
Considero que son una carta de triunfo. Tenemos en los protagónicos a Carlos Gonzalvo, Daylenis Fuente y Hector Noas,y en otros roles también importantes tendremos a Omar Franco, Edith Massola, Carlos Massola, Manuel Romero, y Jazz Vilá. Hay una escena con 40 soldados a los que tuvieron que diseñarle y coserle unos peculiares uniformes que no se parecen a los del ejército de ningún país.
La televisión nacional se ha caracterizado por realizar aventuras de ciencia ficción, ¿cómo logró diferenciar al filme de estos trabajos que aún viven en el imaginario de los cubanos?
Te confieso que nuestro principal temor era que se pareciera a una aventura televisiva, desgraciadamente decadente todas. Shiralad era de héroes y de espadas y de cierta forma de ciencia ficción pero fue digna en su momento. Nuestra película carece de ese sabor medieval de héroes y victorias como aquella aventura, por ejemplo. Esta es una historia anti utópica y el héroe es Gonzalvo, que es una actor extraordinario pero con físico de antihéroe.
¿De qué elementos se valió para no resultar reiterativo?
Tengo en la fotografía a Pepe Riera que es formidable. He tratado de que haya una mezcla entre la estética de películas norteamericanas como La Matrix, que está llena de manchas de grasa y de cadenas que cuelgan del techo, de un mundo que está desbaratado pero en el que al mismo tiempo aprecias los últimos adelantos tecnológicos, aparatos de última generación. Ese contraste traté de mantenerlo, ruinas con computadoras holográficas mezclado con ese sabor retro como hizo Ridley Scott en Blade Runner. Buena parte del truco está en la iluminación de los ambientes que se crearon. Creo que hemos sido muy cuidadosos en esos detalles de diseño de interior y en la luminotecnia para que se aprecie el lenguaje cinematográfico, teniendo en cuenta que para nosotros los cubanos hay cosas que son ciencia ficción y que para cualquier ciudadano del mundo son cosas que conocen desde hace diez años. Tratamos de hacer muchos guiños, como por ejemplo con el dinero del futuro que creamos y que tiene el aspecto del dólar pero los colores del euro. A nivel simbólico e ideológico tiene mucho que ver con lo que en un futuro podría suceder. Es como que se unieron ambas monedas y queda en incógnita quién conquistó a quién. No te voy a decir qué tiene en el centro el billete.
https://www.youtube.com/watch?v=CTFRl-uVDZA
Este film debe tener buena carga de humorismo.