La relación entre Cuba y Estados Unidos tiene un anclaje real en el cine. Sucede porque quizás hoy sea el séptimo arte la expresión más diversa, compleja y multicultural de la Isla, o porque, a pesar de los pesares, se sigue haciendo un cine que es honesto y de alta calidad estética en medio de dificultades de todo tipo. Y quizás también, porque hay una historia que avala y sostiene una de las cinematografías más importantes de América Latina.
En ese interés, y desde esa perspectiva, se ubica Bach Media, productora fundada por Jesús Hernández, egresado de la Facultad de Medios Audiovisuales de la Universidad de las Artes en Cuba, en la actualidad radicado en Nueva York. Con Bach Media se fomenta un intercambio muy importante que ya muestra resultados, y tendrá un punto de visibilidad fundamental en el Festival de Cine Hispanoamericano de Stony Brook University. El Festival ocurrirá en cuatro días de abril, 10, 11, 18 y 20, con la presentación de una obra cada día.
Los filmes cubanos contemporáneos que estarán en el eje del certamen son: El acompañante, de Pavel Giroud; La pared de las palabras, de Fernando Pérez; Conducta, de Ernesto Daranas, y Esteban, de Jonal Cosculluela. Todos ellos muestran rostros disímiles de la Isla y el evento confirma la posibilidad del diálogo y el debate que se sostiene sobre Cuba desde múltiples aristas. “Stony Brook es una muestra del interés real que existe hacia Cuba, y de un trabajo serio en torno a entender el país a través de su cine”, insiste Jesús Hernández en entrevista concedida a OnCuba.
¿Cómo se inserta Bach Media en el mundo cinematográfico de Nueva York, específicamente en el hispano?
Bach Media tiene un año de fundada legalmente en la ciudad de Nueva York, algo que en Cuba hasta el momento es un sueño. Hemos logrado trabajar tanto con instituciones en Miami como en Nueva York. Nuestro primer evento fue en el Centro Cultural Español de Miami, en el año 2014, y gracias a ese vínculo logramos traer a Miami películas que no llegan al Festival Internacional de Cine de Miami u otros espacios en la ciudad. A partir de ahí, al anclarnos en la ciudad de Nueva York establecimos una alianza con el CUNY Graduate Center y organizamos un evento aquí.
Tenemos proyectos en desarrollo en otras ciudades y con varias instituciones en todo Estados Unidos, pero nuestro centro es Nueva York. No es ningún secreto el interés que despierta Cuba en todo Estados Unidos y, en particular en New York City, pero también hay mucho desconocimiento, mucha gente de aquí y de allá haciendo lo que quiere o puede para satisfacer un pedido o sus propios intereses, porque la demanda es real.
Es bueno que cada vez haya más atención al cine cubano, más allá del realizado en los años 60 o por los directores más conocidos. Insertar y promover el cine cubano en los circuitos de Estados Unidos es parte muy importante de nuestro trabajo.
Los largometrajes escogidos son de estéticas diferentes y modelos de producción también diversos. ¿Por qué esta selección es la que inicia la relación entre el Festival Universitario y el cine de la Isla?
Los filmes cubanos seleccionados para esta edición del Festival Hispanoamericano de Stony Brook parten de la premisa de que son películas de ficción abordando el tema de la salud y la educación en Cuba. A pesar de tener, cada uno, un acercamiento diferente a los temas y pertenecer a diversas generaciones de cineastas cubanos, han usado mecanismos de producción independientes.
En el caso de La pared de las palabras, fue la primera película que realizara Fernando Pérez de manera independiente después de trabajar durante toda su carrera desde dentro del ICAIC, uno de los pocos organismos legales de producción en Cuba y el mayor productor de cine del país.
La pared de las palabras responde a una necesidad de su director de trabajar con un equipo de realizadores jóvenes a partir de un mecanismo de producción completamente independiente y diferente a su trabajo hasta entonces. Fernando es un ser humano increíble, además de un apasionado y muy talentoso director, es un revolucionario en el sentido más amplio de la palabra, una persona que se renueva y “carga las pilas” con cada proyecto que hace, y esto es lo que se siente en esta película. No creo que Fernando deje de hacer películas independientes y le agradezco infinitamente que me haya sumado al trabajo con él.
Como productor y gestor cultural, ¿qué opinas de la producción cinematográfica en Cuba? ¿Dónde ubicas las luces y las sombras?
En Cuba se vive un momento de cambios desde adentro, se nota cuando uno llega después de unos meses, pero el paisaje con los cubanos que no viven permanentemente en el país también está cambiando. Es el momento para que el cine cubano trascienda los ghettos, los estereotipos, las estrecheces de mente por parte de todo el mundo.
La producción de cine en Cuba ha crecido mucho y se ha diversificado. Actualmente se realiza un número de películas independientes mayor que las producidas por el ICAIC, eso no es nada nuevo. La cuestión no es producir más, sino hacerlo como debe ser. Algunos filmes de ficción cubanos corren con más suerte y alcanzan mayor distribución, casi siempre porque logran conectar con un público ávido de conocer lo que pasa en Cuba y el trabajo de realizadores y agentes de venta que posicionan las películas en determinados círculos, pero el tema del alcance del cine cubano es una limitante. Si se pasa tanto trabajo y se hace un cine tan pobre, el resultado impactará la trascendencia de la película.
Hay cine cubano que se hace fuera de Cuba, o por realizadores que van a la Isla y logran un mayor impacto o resonancia, y es que tienen herramientas que desgraciadamente muchos cubanos desconocen, o que les parecen inalcanzables o innecesarias.
Por eso Bach Media nace con la idea de visibilizar el cine hecho por cubanos dentro y fuera de Cuba, así como de potenciar la producción cinematográfica cubana a un nivel muy pocas veces visto hasta ahora. Hemos logrado colaborar con el Havana Film Festival New York por segundo año consecutivo y estamos realizando alianzas con instituciones más allá del marco latino. Desgraciadamente lo latino, incluso en una ciudad tan maravillosa como Nueva York, reproduce estereotipos culturales de este país.
El cine no escapa de eso, además de que existe el prejuicio muy fuerte aún con el cine latino. Cada día llega más cine latino y europeo a los cines norteamericanos, y las grandes productoras y festivales, al igual que los medios, le prestan más atención. Estamos trabajando para que el cine cubano recupere el papel que tenía dentro de la cinematografía de América Latina, y eso es un trabajo lento, de mucho tiempo, pero tiene que empezar por hacer cada vez mejores películas, que conecten con los cubanos en todas partes y con un público mucho mayor.
¿Cómo proyectas, a largo plazo, este diálogo entre el cine cubano y su inserción en el espacio neoyorkino?
El cine cubano que se hace en Cuba y el que se realiza fuera del país también tiene un espacio de posicionamiento muy interesante en la ciudad. Es muy curioso ver después de casi dos años en NY las similitudes que existen culturalmente entre La Gran Manzana y La Habana, en particular.
Estamos preparando dos eventos para dentro de unos meses y cada día son más las empresas que quieren entrar a colaborar con nosotros dentro y fuera de Cuba. El cine no se hace solo por los cineastas, y si bien una película es un trabajo en equipo, no se concluye aun cuando el filme esté terminado. Entran muchos factores a jugar que estamos, por primera vez y desde Nueva York, trayendo al diálogo. De igual manera este año es muy importante para los proyectos de largometrajes que tenemos encaminados.
Leer a Cuba desde su cine está en una de las intenciones de este proyecto. ¿Cómo será recibida la Isla en los espectadores latinos y otros, radicados en NY?
Leer y entender a Cuba es una de esas intenciones. Cuba ha sido un punto de interés constante para ciertos neoyorkinos desde hace mucho tiempo. Si analizas quienes llevan más tiempo trabajando con la Isla, te das cuenta de que muchas instituciones y personas son, en gran número, de Nueva York.
Desde hace dos años ha ido creciendo ese deseo más abiertamente con la restauración del diálogo entre los dos países. Nueva York es como una gran burbuja en este país donde el mundo entero se hace presente. Cuba, es, cada vez más, una parte visible del mundo para las personas que viven en Estados Unidos interesadas en re-descubrir la riqueza cultural cubana.
Existe una curiosidad genuina respecto a Cuba, aún hay una fascinación idealizada respecto a la Isla, pero existe mucho interés de toda clase de sectores. Cuba no es rígida ni monolítica, tiene muchas islas dentro de sí misma y la diversidad nuestra es de un valor incomparable. Desde aquí hay quienes vienen trabajando con Cuba durante años, comenzaron hace poco, o incluso se han establecido ya en la Isla para trabajar desde allá. Cada vez somos más y Bach Media es parte de ese trabajo. Lo cierto es que hay que ser consecuentes con lo que uno hace, en Cuba y fuera de ella. Esa ha sido una máxima de mi trabajo desde hace años. Lo más importante de todo es trabajar.