El rodaje en Cuba de la película Guantanamera, del director Serguey Mokritskiy, ha dejado claros los vínculos entre Rusia y la isla en materia cinematográfica.
Citado por Prensa Latina, Alexis Triana, presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), destacó que la filmación del largometraje ha estado mediado por “grandes desafíos” como el “fallo electroenergético” que causó un apagón de varios días en todo el país, además los daños del huracán Rafael.
“En cualquier otro país, un equipo de producción hubiera dejado de trabajar, sin embargo, aquí rusos y cubanos continuaron haciéndolo hasta terminar de filmar la película”, señaló Triana.
El director del filme contó que el audiovisual pretende reflejar “cómo la vida nueva que se gestaba a fines de la década del 50 del siglo pasado era tan intensa que daba poco tiempo a experimentar a plenitud el amor, algo que los hijos y nietos de esa generación viven de otras formas”, refleja el diario Granma en una nota.
La historia encierra “una misión secreta del Estado soviético, la lucha guerrillera en la Isla, un secuestro, el reencuentro entre viejos amigos, enredos y despropósitos integran el relato con final feliz; matizado”, explicó Mokritskiy.
En resumen, se trata de una historia de amor contada en dos tiempos, cuya primera parte aborda el año 1959, mientras que la segunda se traslada al 2023, “en la que también hay escenas de espionaje, secuestro y acción”, agrega el medio.
El realizador alberga la esperanza de que Guantanamera “sea algo inicial en el fomento de nuestros vínculos”, que pueda convertirse “en algo parecido a Soy Cuba”, una película soviética de 1964, clave en la historia de las relaciones culturales entre los dos países, dijo citado por Granma.
Para Triana, Guantanamera “constituye un gran homenaje a aquellos rusos y cubanos que por primera vez se unieron para hacer cine”, en medio de la celebración de los 65 años del Icaic.