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Cuando uno entra al Centro de Arte “Harina de otro costal”, ubicado en el pueblo andaluz de Trigueros, lo primero que se encuentra es un molino convenientemente restaurado. Testimonio de la antigua fábrica de harina que funcionó en ese lugar, fuente de alimento para el pueblo, hoy esas paredes producen otro tipo de sustento: uno capaz de nutrir el espíritu y vivificar el alma.
Desde su fundación en 2011, de la mano del pintor onubense Juan Manuel Seisdedos y la gestora cultural Lourdes Santos, el centro se ha convertido en un espacio dinámico e irradiador de arte. Allí, cada verano, se celebra CubaCultura, un proyecto que este 2025 clausuró el 26 de agosto tras una intensa semana de actividades. Junto a ellos, la actriz cubana Laura de la Uz y el fotógrafo español Héctor Garrido han sido motores de esta iniciativa cultural que enlaza Cuba y Andalucía.

Quienes se acercaron a “Harina de otro costal” llegaron movidos por la curiosidad de la primera vez o animados por la certeza de que allí encontrarían una buena exposición, un concierto estimulante, una charla enriquecedora, una película conmovedora e, incluso, una degustación culinaria.
La noche del 26 de agosto la cita tuvo un sabor especial: el Septeto Santiaguero subió a escena y puso a bailar al público con su son y las formas tradicionales que distinguen a esta agrupación, orgullo de la excelencia musical cubana y merecedora de dos Latin Grammy.
Entre “La guarapachanga” y “Lágrimas negras” se despidió una nueva edición de un evento que ha apostado por acercar culturas y conectar sensibilidades. “Llevamos 12 años prometiendo que es el último CubaCultura. Evidentemente, somos unos mentirosos”, bromeó en sus palabras finales el fotógrafo Héctor Garrido. Y qué alivio saber que “el último CubaCultura” aún no llega ni se espera: el público lo agradece cada año con entusiasmo renovado.
“CubaCultura ha sido lo mejor del año para este pueblo”, aseguró a OnCuba Teresa Salas, onubense de 77 años que conoció La Habana en un viaje de 1973. También estaba allí Carmen, de 65 años, vecina del pueblo contiguo a Trigueros, quien describió lo vivido como un oasis que le permite acercarse cada año a la cultura cubana: “Son días de mucho disfrute, con gente muy buena”, comentó.
El director de cine español Arturo Menor —que el año pasado presentó en La Habana su documental Iberia, naturaleza infinita— asistió por segunda ocasión al encuentro en “Harina de otro costal”, junto a su esposa. Amante de la música cubana, aseguró que “repetiremos”. Una idea que comparte Mónica, de 57 años, dueña de un hostal cercano al centro cultural, quien ha sido testigo de la evolución de CubaCultura en estos 12 años.
Ellos, como tantos otros, abarrotaron los recorridos guiados por el escultor Rafael San Juan, quien mostró parte de su trayectoria por medio de las piezas creadas durante la semana del evento. El público también pudo disfrutar de la exposición de carteles de cine cubano del proyecto CartelOn.

El ciclo cinematográfico dedicado a la actriz Mirtha Ibarra atrajo la atención de una audiencia que cada noche dialogó con la intérprete sobre su experiencia en filmes como Fresa y Chocolate, Hasta cierto punto y Guantanamera, y sobre la impronta de Tomás Gutiérrez Alea en su carrera.

Y se habló también de Federico. Con la proyección del documental Lorca en La Habana, de José Antonio Torres y Antonio Manuel, no faltaron los homenajes al poeta en el 89 aniversario de su asesinato. Ese 19 de agosto, CubaCultura 2025 abrió sus puertas con la voz estremecedora de Gema Corredera, acompañada por Roberto Carcassés al piano, Leonardo Ángel en la batería y José Raúl Machado al bajo.
Y como si fuera poco, una de las noches el evento salió de “Harina de otro costal” para instalarse en el Colegio de Santa Catalina, donde Roque Martínez y Guajiro Sax ofrecieron una explosiva y maravillosa fusión de músicos cubanos y españoles.

De eso se trata un evento como CubaCultura: de propiciar encuentros, de compartir, de dar y recibir en un intercambio genuino. Tras 12 años, este ciclo de actividades que tiene lugar en un pequeño pueblo del sur de España puede presumir de haber acercado a su gente lo mejor del arte cubano de las últimas tres décadas, en todas sus manifestaciones. Un empeño que se ha consolidado con el apoyo del Ayuntamiento de Trigueros y la Diputación Provincial de Huelva.
Todo indica que los onubenses seguirán escuchando la clave cubana y disfrutando del arte que brota allí, donde está el molino.
Agradecimiento del autor: A Lisette Murguía, por ser mis ojos, oídos y voz en el lugar de los hechos.