Los custodios del legado de Vicente Nebrada llegaron a Cuba para montar en el Ballet Nacional dos obras imprescindibles de ese genio de la coreografía del siglo XX en el continente americano. “Hay ballets que uno dice: otra vez, en cambio, las creaciones de Nebrada son frescas y siempre se adaptan al momento. Nosotros las vemos constantemente y no nos cansan”, subrayó uno de los discípulos Yanis Pikieris.
Junto a Zane Wilson, heredero universal de todas las obras del coreógrafo, este danzante recorre diferentes compañías del planeta a fin de mantener vivo y preservar puro el estilo de uno de los fundadores del ballet profesional en Venezuela. En la compañía cubana, decidieron montar el primer éxito de Nebrada, “Percusión para seis hombres”, y una versión reducida de “Nuestros Valses”, la coreografía más conocida. La conjunción de tres de sus cinco pas de deux aparecerá en cartelera con el título de “Valsette” durante el 24 Festival Internacional de Ballet de la Habana, próximo a celebrarse del 28 de octubre al 7 de noviembre.
“Las obras de Nebrada no tienen tiempo, siguen siendo válidas en otras épocas, funcionan siempre, y hay cada vez mayor interés por bailarlas, sobre todo en Latinoamérica”, aseguró el también venezolano.
Wilson y Pikieris viajan de país en país para montar y vigilar un estilo particular que acentúa los movimientos fuera de balance, el trabajo del partenaire masculino como soporte de las frases de la pareja, la feminidad y carencia de peso de la bailarina.
“Nuestros Valses retornará en el tiempo eternamente porque una vez que alguien la ha bailado ansía revivir la emoción”, así piensan ambos artistas pues la vida les ha dado pruebas suficientes.
“Deja un sentimiento fabuloso, un recuerdo especial en el corazón de quien la interpreta, y después de unos años muchos de los que la bailaron se convierten en directores de compañías y buscan la posibilidad de incorporarla al repertorio”, relató Pikieris.
Uno de los seres enamorados de la pieza es el cubano José Manuel Carreño, estrella del American Ballet Theatre (ABT), que bailó “Nuestro Valses” a su paso por el English National Ballet.
Al asumir la dirección del Ballet de San José, en Estados Unidos, este mismo año, Carreño solicitó el montaje de la coreografía para su primera temporada. Otra estrella del ABT, el argentino Julio Bocca, al frente del Ballet SODRE, de Uruguay, demandó la pieza también en su primer período de director.
“Hay cada vez mayor interés por bailar las creaciones de Nebrada, sobre todo en Latinoamérica, ya hemos montado en Argentina, Chile, Uruguay, Venezuela, Brasil, Colombia, y en septiembre vamos al Ballet Nacional de Paraguay”, aseguró el también venezolano Pikieris.
El estilo es difícil, lleva bastante trabajo y cuando pasa el tiempo el bailarín por pura naturaleza busca acomodar el cuerpo de otra forma, ahí entramos nosotros para incomodarlo otra vez, advirtió con una sonrisa astuta.
Por ejemplo, es difícil moverse fuera de balance y tras un rato los bailarines tienden a recuperar la sensación de equilibrio porque los seres vivos estamos acostumbrados a lograrlo siempre, ilustró el otrora primer bailarín del Ballet del Estado de Baviera.
Cuando Yanis llegó a Alemania cuenta que mientras otros danzantes lidiaban con dificultades él encajó perfectamente en el estilo de la compañía europea, influenciado por John Cranko, gracias a su entrenamiento con Nebrada.
Para este artista, regresar a Cuba era una deuda pendiente pues tras ganar las medallas de oro en los Concursos Internacionales de Jackson, Estados Unidos, en 1979, y Moscú, Rusia, en 1981, su agenda de trabajo se complicó, pero no olvida la primera experiencia profesional de nivel acontecida aquí.
Pikieris cumplió 17 años de edad en la propia sede del BNC, durante el Festival Internacional de Ballet de La Habana de 1976, y todavía recuerda el nervio de llegar al salón azul de la compañía y encontrar a la legendaria bailarina rusa Galina Ulánova lista para entrenarlo.
Increíble, yo no había salido antes a un compromiso profesional y estaba tan nervioso que en el primer ensayo no me salía nada y pensaba: pero si yo hago esto perfecto, por suerte, salió y tuve muy buena acogida en el evento, contó.
El actual maestro está seguro del éxito de Percusión para seis hombres y Valsette en el venidero Festival y manifestó su intención de retornar a esta capital para montar la obra completa Nuestros valses.
Viengsay Valdés y Victor Estévez van a estar fabulosos y esperamos que presenten este pas de deux en galas internacionales, dijo sobre los intérpretes.
Acerca de Percusión para seis hombres, concebida en 1969, reconoció la incorporación de algunos pasos de acuerdo a los avances técnicos contemporáneos.
Incluso, cuando Nebrada la remontó unos años después la modificó porque ya había progresado el lenguaje, y los cubanos tienen una técnica fabulosa, todos giran, saltan, por eso aunque los solos tratamos de mantenerlos exactamente como eran, dimos cierta libertad al final de la pieza, explicó.
Cada artista podrá mostrar sus destrezas y estamos ansiosos por ver el resultado porque va a quedar con un nivel muy alto, aseveró.
Al final de uno de los ensayos, la primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba Viengsay Valdés sostuvo criterios similares, elogió la musicalidad de las coreografías y en el caso de “Nuestro Valses” prefirió un solo calificativo: “Esperen un dúo muy pasional. Por eso tengo ganas de bailar esto todos los días y estoy segura de que al público le va a gustar”, afirmó.