Como cumpliendo una profecía, anunciada apenas unos días antes en el prólogo de la Semana de la Cultura Británica en Cuba, El Señor de los Anillos conquistó La Habana.
Pero no lo hizo tras encarnizados combates —como los narrados en la saga fantástica de J. R. R. Tolkien—, ni con las oscuras artimañas de la hechicería, o apelando a los mágicos poderes del Anillo, sino con la más noble y universal de las artes: la música.
Fue la banda sonora de Howard Shore, creada para la trilogía fílmica de Peter Jackson y reinterpretada por músicos cubanos, la que levantó los pendones de Tolkien en la capital cubana y se apoderó en apenas una hora del público asistente este jueves al Teatro Martí.
El conquistador no fue el malvado Sauron ni su terrible comandante, el Rey Brujo de Angmar, Señor de los Nazgûl; como tampoco lo fueron el valiente Aragorn, el poderoso mago Gandalf, o el mismísimo Frodo, el hobbit convertido en héroe insospechado.
La conquista la comandó el saxofonista, compositor, arreglista y profesor Janio Abreu, líder de la banda Aire de Concierto y encargado de la dirección musical, los arreglos y la orquestación de este inédito concierto, nombrado “Tolkien en La Habana”, en el que la música de Shore se combinó con géneros cubanos como el danzón y el chachachá y también con las sonoridades del jazz.
Abreu, admirador confeso de la majestuosa obra de Tolkien y su adaptación cinematográfica, asumió el desafío de versionar y cubanizar la multipremiada banda sonora de El Señor de los Anillos, pero no lo hizo solo.
Contó con el excelente respaldo de las maestras Daiana García y Denisse Falcón, encargadas de la dirección orquestal y coral respectivamente, y de los músicos y cantores de la Orquesta de Cámara de La Habana y del Coro del Teatro Lírico Nacional de Cuba.
También de su propia agrupación, Aire de Concierto, y de músicos invitados que secundaron con éxito la osadía de interpretar, recreando imaginativamente las partituras originales, temas ya imborrables para millones de personas en el mundo y también en Cuba.
Así, el poema The One Ring, declamado originalmente por el actor Christopher Lee, se convirtió en una obra musical, mientras el conocido tema de La Comarca sonaba sorprendentemente al ritmo del chachachá.
Así también la aplaudida canción “Into The West”, recordada en la voz de Annie Lennox, devino mágicamente en danzón, y otros gustados temas, como “May it be”, “The Riders of Rohan”, “The Edge of Night” y “The Return of the King”, tuvieron sus propias versiones.
Con dibujos y manuscritos de Tolkien como complemento visual, por momentos todos los músicos y cantores se integraron al unísono en la conquista —léase, el concierto—, y por momentos varios de ellos brillaron por separado, en solos que les permitieron mostrar su virtuosismo interpretativo o vocal.
Al final, el público rendido ante los conquistadores —léase los músicos— les tributó un sentido y merecido aplauso por tan original y hermoso atrevimiento. Por una feliz invasión que, afortunadamente, fue grabada para la historia y que, aun cuando restan actividades hasta este domingo, ha sido sin dudas el clímax de la jornada cultural dedicada a Tolkien y sus maravillosas creaciones.